por Máximo Gur Méndez
El otro día, en un programa de radio, un
ex fiscal que renunció a su cargo para dedicarse a la política (se unió al
PArtido de la
JEnte
ROmpehuevos -
PAJERO - de
Notevick) estaba siendo entrevistado y, para mostrar quien le proporcionaba seguridad, sacó un revólver de su cintura y lo puso sobre la mesa. El entrevistador no se asustó pero le dijo que no le gustaban las armas. Yo le hubiera dicho que no es que no me gusten las armas: lo que no me gusta es que vengan armados a charlar conmigo. El ex fiscal
Gustavo Vajaba, con la arrogancia que puede tener un hombre armado frente a otro desarmado, empezó con el resto de su prédica y entre otras cosas lo trató de
frutillita, de
paloma. En mi Escuela le decíamos
cagón. Así trataba
Vajaba a su entrevistador que, en vez de mandarlo a la mierda y terminar la entrevista, trató de explicar lo descabellado de los argumentos del ex fiscal.
No quiero que mi comentario se centre en lo anecdótico. Lo que el ex fiscal
Vajaba nos dice es mucho más. No pasa por el calibre del revólver ni si
Artigas tenía algo parecido en su cintura (
SIC; claro que Artigas era militar y estaba en guerra). El ex fiscal
Vajaba quiere proponer este discurso, el de ir armado. Seguramente él, que se junta con
Notevick para forjar un Partido nuevo, el de la Jente, quiere llevar la delantera en cuanto a seguridad. Es que seguramente el asesor neoyorquino de
Giuliani le debe de haber dicho que la
gente armada discute menos. Así estamos en EE.UU. donde dos por tres alguno armado descarga las armas en Escuelas o Universidades. La propuesta parece ser que el que desenfunde más rápido o tenga más puntería gana.
Muchos se horrorizan porque alguien dijo que los abanderados escolares podían no ser los de mejores notas sino los más populares. Se horrorizan porque el discurso oculto puede ser: más vale tener pinta o jugar bien con las figuritas que esforzarse y estudiar. Cierto. No está bueno. Pero horrorícense también de los que quieren jugar al
Lejano Oeste llevando un
bufo en el costado.
No me llama mucho la atención del ex fiscal
Gustavo Vajaba: su padre y tío eran sendos generales en plena dictadura.
De lo que me arrepiento un poco es del título que le dí a este artículo. A las armas no las carga el diablo, las cargan pelotudos como el ex fiscal.
Comentarios
A Viajaba lo van a hacer viajar al otro mundo en cualquier momento, salvo que sea un Clint Weastwood con el revolver
Língula
