In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

jueves, 6 de enero de 2022

El mejor cuento de Reyes Magos

Este artículo fue publicado por Máximo Gur Méndez el 5 de enero del 2014. 
Sabemos que le tiene un afecto tan especial que hoy lo reeditamos para que todos lo vuelvan a leer y disfrutar.

Editores y Responsables (editores irresponsables)



por Máximo Gur Méndez


Cuando yo era chico casi no se ponían regalos en el arbolito de navidad de Papá Noel; los regalos para los niños eran para Reyes, el 6 de enero. De hecho en la mayoría de los almanaques laicos de la época el 6 de enero estaba en rojo pero pudorosamente (y seguramente anticlericalmente), decía: Día de los Niños.
La cuestión es que todos nosotros, si esperábamos algún regalo, era para Reyes.
Y conste que además eran pocos los juguetes. Es que salían carísimos. ¿Cuantas pelotas de fútbol tenía cada botija? Alrededor de 1/8. Es decir: cada 8 chiquilines había, con suerte, una pelota. Aquellas de cuero y de piripicho; que si la cabeceabas del lado de la lengüeta del piripicho te quedaba doliendo la frente.
Bueno. La bocha venía en que todos los chiquilines estábamos esperando que llegaran los Reyes. Y con toda la imaginación andando. ¡Si habremos puesto pasto y agua!
La cuestión es que un amigote mio, sintiendo que sus hijos ya desconfiaban un poco de que justo para Reyes todo el comercio sacaba los juguetes a la calle, además de que siempre alguno tenía algún compañero de clase con un hermano mayor y que pim y que pam, decidió afirmar la creencia con una jugada que me resultó una idea maestra.
En Las Piedras de la época era fácil conseguir bosta de caballo o de vaca por ahí.
El tipo fue y trajo una bolsa de bosta; recogió cuidadosamente el pasto, tiró el agua de la jarra y la llevó junto con los vasos a la cocina, y desparramó la bosta en el corredor entre el comedor y la cocina.
Tempranito, de madrugada, sus hijos se levantaron y corrieron como una tromba a buscar los regalos al lado de cada zapatito.
- "¡Miren! ¡Se tomaron toda el agua!" dijo uno
- "¡Y se comieron todo el pasto!" dijo la otra
- "¡¡¡Y los camellos cagaron en el corredorcito!!!" gritó el tercero.

Yo te apuesto que esos tres, hoy ya grandes, bien grandes, todavía creen en los Reyes.



Comentarios


Que nostalgias de aquellas hermosas y tiernas mañanas del 6 de enero!
Gracias por revivirlo!
Língula

Sin dudas...preciosos recuerdos .
En otra época eran lo más importante de la temporada...no del gordo de coca cola que vino a llevarse todos los laureles!
Anónimo

Sin duda, era así!!! Muy bueno
Pepe

Qué divino recuerdo...épocas tan lindas...
Que ni siquiera los milicos lograron robarnos, por lo menos a mi hermano menor, dado que si bien papá estaba preso, su sindicato clandestino, organizó unos " Reyes" colectivos, donde había regalos para todos los niños de aquel 6 de enero del 74
Silvia Ferrín

4 comentarios:

  1. Que nostalgias de aquellas hermosas y tiernas mañanas del 6 de enero!
    Gracias por revivirlo!

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  2. Sin dudas...preciosos recuerdos .
    En otra época eran lo más importante de la temporada...no del gordo de coca cola que vino a llevarse todos los laureles!

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  3. Qué divino recuerdo...épocas tan lindas...
    Que ni siquiera los milicos lograron robarnos, por lo menos a mi hermano menor, dado que si bien papá estaba preso, su sindicato clandestino, organizó unos " Reyes" colectivos, donde había regalos para todos los niños de aquel 6 de enero del 74

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