Estoy asombrado

por Medio Gurméndez

Afortunadamente no he perdido la capacidad de asombro.

Porque un tipo que no se asombra es porque lo que tiene enfrente lo está tomando como corriente, como vano, como algo que no nos debe requerir importancia ni cuidado.

Así que entonces les contaré algunas cosas de las que me he estado asombrando en estos últimos días.

Me asombré del audio filtrado de la inefable Mercedita Vigilastrún. No porque se les haya "filtrado" (me da a pensar si no hay intencionalidad a que se filtre); no porque le reclame a nuestro Presidente y Líder Mundial el princeso Lavenida Junior que "se lo están comiendo en dos panes" (Sic); no porque considera zurda a cualquier persona que no sea tan recalcitrantemente ultraconservadora como ella misma (así catalogó a varias autoridades actuales del Ministerio de Edukasión y Kultura). Me asombró el odio absolutamente indisimulado que tiene esa mujer. Ya la hemos visto defendiendo torturadores y asesinos procesados y condenados; este odio cerrado a toda persona fuera de su círculo estrecho también me asombra.

Me asombra la falta de límites para los dichos de la senadora Graciela Blanqui. Porque puede caerle al Poder Judicial o a la Universidad de la República sin que nadie de su partido se desmarque ni mucho menos le pida recato. Y eso habla mal de ella misma pero aún peor de los que miran para el costado con cara de desentendidos.

Me asombra que Antel le retire el apoyo de sponsor a las murgas en general (seguramente porque está cuidando bien nuestros pocos dinerillos) pero se lo siga dando al fóbal. ¿Saben ustedes que en un año normal se vende muchas pero muchas más entradas a los tablados en los dos meses (más o menos) de Carnaval que durante todo un año a todos los partidos de fóbal? Y eso que el fóbal está arraigado a nuestro ser nacional. 

Me asombra que amenacen con retirar el escaso apoyo de la Secretaría del Deporte al 5° Tour Ciclista Femenino porque la camiseta decía Viva la Educación Pública (Sic) y eso era inapropiadamente político. Pero el Partido Pálido larga su campaña por el voto No de la derogación de la LUC desde dentro del edificio mismo de la Junta Departamental de Flores (edificio público si los hay).

Sin embargo una de las cosas que mas me asombra es que nadie de los amigotes de este opúsculo alternativo que es La Galanga se anime a escribir un comentario al final del artículo o lo mande al correo electrónico  lagalanga.llena@gmail.com

Comentarios

Si algún mérito se ha ganado esta Corte de Milagros criolla es que hemos perdido la capacidad de asombro. Es tanta la estulticia, la incompetencia, la ignorancia de la que hacen gala que nos pasma.

Alba

Hola compañeros galangueros. Triste situación la que comentas pero no impredecible. Desgraciadamente los recambios de grupos y personalidades autoritarias son algo frecuente como parte de dinámicas de poder. Estudios sobre ello clásicos y recientes sobran. Pero ya lo que exploraba Zizek en Las metástasis del goce, Bourdieu en su texto La distinción y Sennet en La corrosión del carácter da para una aperitivo. Es difícil dialogar con personas de sesgo autoritario y perfiles dominadora clasistas y racistas. Sobre esto también hay muchos interesantes análisis. Recurriendo al football como metáfora, es preciso preveer como se mueven antes de que ingresen a la media cancha, y eventualmente calcular cuando conviene salir al trancazo.

Anónimo

Comparto con Alba, perdí la capacidad de asombro. Lo que sí me sorprende es que ningún correligionario se desmarque, aunque sea un poquito. Que las llamen al orden es mucho pedir. Lo que no he perdido es la capacidad para indignarse ante estas cosas.

Meri

Mercedita sabe lo que hace. Pugnas por el voto en blanco que es un apoyo al NO. perfiles también el comentario galantería que antecede
Pepe

Hola recién me doy cuenta que mi usuario aparece sin nombre no se cómo corregirlo. Pero soy Alejandra, desde México. Saludos fraternos.

Yo me sigo indignado con todos estos personajes.
Y mucho lamento que tanto una como la otra mencionada, pertenezcan al género femenino

Silvia Ferrín