In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

sábado, 27 de abril de 2019

Mentiras piadosas

por Medio Gurméndez

Ayer, con pompa y boato,  la casi unanimidad de precandidatos a las próximas elecciones nacionales se dieron cita en el Palacio Legislativo a propuesta del gremio de los periodistas.
¿Cuál era la convocatoria?
Dejarse de joder con las noticias falsas, bolazos, Fake news.
Obviamente todos dijeron que sí. Bien fuerte.

Luego, como no se podía esperar de otra manera, La Galanga fue a preguntar su opinión al respecto a alguno de los precandidatos.

El primero en ser entrevistado fue el general Manini Arroyos, candidato de Colector Abierto. Y por supuesto le pregunté que había dicho o querido decir con lo de los inmigrantes. Él explicó: "Cuando yo dije que los inmigrantes vienen a nuestro país a sacarle el trabajo a nuestros compatriotas y encima tienen más privilegios que nosotros mismos, no quise decir que los inmigrantes vienen a nuestro país a sacarle el trabajo a nuestros compatriotas y encima tienen más privilegios que nosotros mismos, sino que los inmigrantes vienen a nuestro país a sacarle el trabajo a nuestros compatriotas y encima tienen más privilegios que nosotros mismos. No sé si queda claro".

Después le pregunté a Lalagaña del partido pálido sobre su declaración de los niños que van drogados a las Escuelas. Fue entonces que aclaró: "Todos, seguramente usted también, nos viven diciendo que la televisión es una droga, que los jueguitos de la play station o los de las ceibalitas son una droga. ¿Y qué hacen los niños casi todo el día? Ven TV y juegan con esas porquerías. ¿Y cuando van a la escuela cómo van? Drogados. Y la culpa la tiene el Fondo Angosto que liberó la marihuana y entregó gratis las ceibalitas a cada escolar".

Uno que también andaba por ahí firmando libros autobiográficos y autocomprados era Juan Desastrori, pálido él también. Y me vino a buscar para pedirnos que rectificáramos nuestros anteriores artículos en los que decíamos que él nunca había podido votar en nuestro país porque no se ajustaba a la verdad. Explicitó que él nunca había querido votar en nuestro país; y se fue con su sonrisa inmaculada.

Y como ya andaba medio cansado para seguir interpretando las noticias me fui a tirar un rato en una hamaca paraguaya.
La vida del periodista es difícil.


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