Hoy no se festeja; se recuerda.

por Máximo Gur Méndez

Luego de varios días sin tocar galanga uno podría escribir de tanta cosa.

Se podría escribir de la salida del ministro de Turismo Germán Carozo y su sustitución por el otro bermellón que quedaba Tabaré Noera. Se podría hacer mucha ironía con que Sangrinetti tuvo mucho más que ver con todo ese movimiento que el propio presidente y Líder Mundial.

O también se podría escribir sobre el ajuste de los combustibles; la tan mencionada rebaja. Porque si baja el petróleo y baja el dólar es lógico que también baje la nafta y el gasoil. Solo que en estos meses ha subido 16 pesitos y si baja unos centésimos es medio burlesco. Y ni que hablar que el resto de las cosas que subieron porque subía la nafta ... ¡no bajan!

Pero no.

Hoy, 30 de agosto se recuerda el Día de los detenidos - desaparecidos.

Nadie al que no le haya rozado un caso de detenido - desaparecido puede siquiera imaginarse lo que eso significa. Solo que en nuestro paisito somos tan pocos que casi todos tenemos a alguien más o menos cercano que, después que lo fueron a buscar a la casa o lo levantaron de la calle o un bar, después que varios testigos lo "vieron" o sintieron en alguna dependencia policial (oficial o clandestina) mientras lo torturaban, sencillamente desapareció. Los represores de la época tejían, con malicia evidente, toda clase de suposiciones: se fue con otra/o, estará dándose la gran vida en Europa, acá no venga más porque nosotros no tenemos nada que ver. También con eso había que lidiar.

Hoy recordamos a los que todos los días están siendo víctimas continuadas de un delito: el secuestro - detención - desaparición.

Y también recordamos que lo que hemos hecho por aclarar lo sucedido y por castigar a los culpables ha sido muy, pero muy poco.

Esa deuda es con toda nuestra gente.

Para ellos y sobre todo para sus familias: ¡Salú!