Ya pasó el tiempo de la votación. Ahora viene el tiempo de la reflexión.
Lo primero que me gustaría reflexionar es sobre el afamado sello democrático que tenemos los uruguayos. No hace tanto tiempo los uruguayos nos pasamos muchos años sin poder votar: 11 años sin elegir presidente.
En aquella época solo votábamos lo que nos dejaban votar. Y así les dimos pa'tuco en el Plebiscito del '80 y en las Internas del '82 (Internas que no fueron generales, porque los dictadores de turno habían ilegalizado el Frente Amplio, pero el Voto en Blanco tuvo casi tantos votos como el Partido Colorado ayer). En aquellos momentos veíamos con placer el hecho aunque sea de votar el presidente de una Comisión de Fomento. Después de la dictadura vino una euforia electoral difícil de explicar. Nos gustaba votar y lo hacíamos con felicidad.
Esos ecos se han ido apagando: la Interna (que no es de voto obligatorio) solo concitó interés a menos del 40% de los habilitados para votar. Y aunque ese porcentaje es lo que se "estila" en elecciones importantes no obligatorias (por ej. las de Presidente de Colombia o de EE.UU.), para los uruguayos no parecía posible. No quiero ni pensar en lo que sería la participación en las elecciones nacionales con voto NO obligatorio. ¿Y no será que no tenemos que obligar a la gente a tomar decisiones políticas que no quieren tomar? Eso si: después, ¡a llorar al cuartito!
Lo segundo que pienso es que, aunque nos rechine, la propaganda política importa. El Cuquito Lavenida Junior gastó casi dos palos verdes (U$S 2 millones), eligió mejor la propaganda, y ganó.
En las otras tiendas, aunque el monto de lo gastado fue notoriamente menor también se notaba: Constante casi casi no tuvo publicidad. Y aunque la propaganda no es todo, ayuda.
Lo tercero es que le damos tanta , pero tanta importancia, a las encuestas que prontamente no deberemos de hacer elecciones: por mucho menos plata de lo que se gasta en toda la elección nacional le pagamos a Gallup & Kétchup, nos hace la encuesta el último día, nos da los ganadores y ya está.
Obviamente que en una elección NO obligatoria es diferente y las encuestadoras pueden pifiar. Pero nadie está obligado a tener un celular Ancel o Claro y las encuestas dicen si Claro mejora sus ventas con tal o cual medida.
Esta vez, por ejemplo, daban un empate técnico entre los dos pálidos: Lalagaña y Lavenida Junior, con una muy leve mayoría del Guapo. Después de las elecciones el empate técnico quedó en que el Cuquito está más de 13% arriba. Al pelado Amorir Valle no lo dejaban pasar del 15% del Partido Bermellón y el pelado duplicó las cifras. Todas las encuestadoras hablaban del Partido Independiente-de-si-mismo y el mismísimo Pablo Meares sacó menos votos que la Asamblea Impopular.
Por último quiero rescatar una frase de Pedro Bordaybarre, el hijo pródigo.
Cuando estaba agradeciendo el trabajo de los que le habían colocado en primer lugar en su Partido Bermellón, tuvo un momento de inspiración y recordó las enseñanzas y el modelo que tomó de sus mayores. No aclaró si se refería a José Batlle y Ordóñez (recuérdese que el batllista era Amorir) o de Baltasar Brum (de quien nadie se acuerda) o de su propio padre y de sus amigotes de siempre.
Es que el pez por la boca muere.
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