In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

viernes, 9 de agosto de 2013

El reloj del tano

Por Abelardo Abelenda

Una gripe de último momento me ha cortado la inspiración, así que hoy va un cuento que escribí hace un tiempo, basado en una historia familiar de inmigrantes tanos.

Para el próximo viernes prometo la crónica de mi bochornoso aterrizaje en tierras ancestrales.

El reloj del tano


A Doménico lo reclamó su primo de sudamérica. Partió de la vieja y civilizada Italia, cansada de guerras y hambrunas, llegó a tierra uruguaya, bárbara, fértil, en vías de pacificación.

Trabajó en la  nueva quinta y bodega de la familia de Giovanni en camino Mendoza, en la entonces lejana zona rural montevideana. Fue peón junto a polacos, lituanos, españoles y tanos de todas las regiones.
La mujer del primo, callada e infatigable, cocinaba para todo el batallón, 6 hijos y 4 peones. En la misma mesa, compartían el pan y el vino.

El sudor regaba el surco, hacía crecer las uvas, florecer los duraznos y los manzanos. La bodega era orgullo de la familia.

En la noche de San Juan quemaban la poda de la vid y los frutales, cerrando un nuevo ciclo natural y celebrando el santo del nono . En las horas extras cultivaban la huerta para el consumo familiar y cuidaban las gallinas. Como premio, de desayuno, se mandaban 2 o 3 huevos fritos cada uno.

Con los años Doménico se casó e hizo rancho aparte. Se levantaba con el traquetear del tren que pasaba rumbo a la estación Manga, generalmente a las 5:06 de la mañana.

Con sus primeros ahorros, le planteó a la patrona la necesidad de comprar un reloj a cuerda que le permitiera independizarse de la ya deteriorada puntualidad inglesa.

Con sus pesitos en una bolsa, marchó al centro en el ómnibus del gallego Angelito, el 175 que hacía el recorrido Las Piedras - Ciudadela.

Volvió a casa con una caja y una sonrisa: “¡Ma’ qué relogio!”. Y empezó a teclear con nostalgia una canzonetta italiana en su flamante acordeón.
   

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