In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

jueves, 2 de abril de 2015

A cara de perro

por Medio Gurméndez

El asombro en el ser humano es una cosa que no debería existir. Sinó aquí viviríamos asombrándonos. Todo el día. Todos los días
La Colonia Bernardo Etchepare, lugar de asilo de los "alienados" o enfermos mentales crónicos, se inauguró en 1912 cuando el Manicomio Nacional (hoy Hospital Vilardebó) estaba desbordado.
Desde hace 103 años la Colonia (y la Santín Carlos Rossi) vienen sirviendo de aguantadero de enfermos mentales crónicos (sobre todo esquizofrénicos y sobre todo pobres).
No es nuevo el estado de deterioro de ambas Colonias. Tampoco es nuevo que en estos últimos tiempos se le ha invertido plata para algunos arreglos, absolutamente indispensables e insuficientes. Tampoco es nuevo que existen jaurías de perros salvajes (todo empieza con el abandono de algunos perros que se reproducen fácilmente generando verdaderas jaurías que se crían y viven en las más de 300 hectáreas de las Colonias). Tampoco es nuevo que esos perros dos por tres muerden a enfermos y enfermeros, familiares y vecinos (bastante mas de 100 denuncias policiales de mordeduras en los últimos años).
Si nada de esto es nuevo; ¿cómo hace la gente para asombrarse?
Yo me asombro de su asombro.
¿Adentro de qué "tuper" vivían?
El último encontronazo con perros terminó en la muerte de un internado en la Colonia Etchepare (que llevaba más de 40 años internado. ¿Se dan cuenta de eso también?)
Obviamente la muerte violenta del internado generó "asombro", preocupación, horas de televisión, páginas y más páginas de diarios, rápida intervención de la Justicia.
La Jueza, con la celeridad que caracteriza a nuestro Poder Judicial, determinó que el Ministro de Salud Pública y el Directorio de ASSE con el Director de la Colonia a la cabeza, se "encargaran de los perros".
Más de doscientos perros salvajes que viven en campos y montes de los alrededores.
Obviamente las defensoras de animales, celosamente, se pusieron ya a controlar que no se hicieran sacrificios de perros salvajes. Dijeron: "Nuestro cometido es hacer cumplir la Ley 18471 y velar por los animales, domésticos o salvajes. Los animales tienen derechos y quienes quieran ultrajarlos deberán pasar por encima nuestro." 
También parecen decirle a La Galanga "Si además quieren que velemos por los derechos de los niños hagan otra Ley, hagan una Sociedad Protectora de los niños y que vaya gente y ayude"
"¿Por qué no cercan bien las Colonias?" (mas de 300 hectáreas - nota del Editor). "De esa manera además que es más difícil que la gente abandone perros allí, también es más difícil que los perros salgan a morder afuera de las Colonias"
Los políticos también mostraron su "asombro". "¿Cómo es que nuestro país puede tener gente viviendo así? ¿Cómo nuestro gobierno lo permite?" "¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Será porque las visito poco porque los de allí NO votan?"



Comentarios


Como acostumbra Gur Méndez, centró al meollo de la cuestión. Una sociedad donde muchos miran para el costado y viven entre algodones pegados a la rambla y no queriendo pagar IRPF. Ajenos al drama de la enfermedad mental y peor cuando ésta le toca a los pobres. Otros que adquieren perros para luego abandonarlos. Deleznables ambas categorías de seres humanos. Y hay una tercera clase, los mimadores de animales a los que les importa un cuerno los seres humanos que sufren. Un caldito que resume algunas de nuestras miserias y que cada tanto, ellos, sin quizás darse cuenta, deschavan.
Tano 

1 comentario:

  1. Como acostumbra Gur Méndez, centro al meollo de la cuestión. Una sociedad donde muchos miran para el costado y viven entre algodones pegados a la rambla y no queriendo pagar IRPF. Ajenos al drama de la enfermedad mental y peor cuando esta le toca a los pobres. Otros que adquieren perros para luego abandonarlos. Deleznables ambas categorías de seres humanos. Y hay una tercera clase, los mimadores de animales a los que les importa un cuerno los seres humanos que sufren. Un caldito que resume algunas de nuestras miserias y que cada tanto, ellos, sin quizás darse cuenta, deschavan.

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