In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

lunes, 3 de agosto de 2015

Amigo lindo del alma

Por Tano de la Mondiola


A veces algunas cosas cambian para bien. Se le está dando más bola y difusión a Eduardo Mateo. Estas semanas, Cabrera hizo un recital con temas de él, y se re-edito' el libro de Guilherme de Alencar Pinto, Razones Locas, la biografía de Mateo. Una obra muy recomendable.
Fanático de la bossa-nova y de los Beatles, inventor del candombe beat y tal vez el músico de culto más influyente del Río de la Plata. Mateo junto con unos pocos más inventó la música popular urbana uruguaya creativa, la de fusión. La que no recreaba las zambas, tangos, milongas y estilos (sin negar el valor de esos géneros). La que no le cantaba con palabras vacuas al "camino" o a la "libertad" como en la época canto-popu. La que, como la de los Beatles, posibilitó todo lo que vino después. Y que' poca bola que supimos darle en su momento...Y las paso’ feas, un poco por su personalidad pero más por la chatura mental e incomprensión que caracterizaba a la masa del público uruguayo, sumada a la crisis política de los 70.

Las anécdotas de Mateo son legión.

Se cuenta que allá al inicio de los 70 cuando Mateo estaba adquiriendo notoriedad como solista, realizó un recital en el que, después de un par de temas, anunció que era el momento de un “solo de guitarra”. Y se fue del escenario, dejando en su silla a la guitarra. Después de la sorpresa, la gente comenzó a reírse, llegando a aplaudir la ocurrencia e incluso el vanguardismo del artista. Pero los minutos pasaban, y Mateo no volvía. Y no volvió. Cuando se dieron cuenta que el espectáculo no seguiría, el aplauso dejó paso a la indignación mientras el público se retiraba decepcionado de la sala. Sólo alguno de ellos alcanzó a ver a Mateo en el bar de la esquina, medio en pedo, saludándolos alegremente.

Si es por otras anécdotas de las que alimentan al mito, el libro de Alencar Pinto las proporciona en abundancia. 



También se confirman las peores aristas, con el relato de su época de mendigo, en la que cobraba entrada por la calle para futuros espectáculos que nunca realizaría, o simplemente extendía la mano y decía “te cobro los derechos de autor”. Me acuerdo de verlo en la feria de Tristan Narvaja, yo precisamente comprando usados sus discos Mateo Solo Bien se Lame y Mateo y Trasante, y el pasando mangando. O sino aquel momento en que, en medio de la grabación en Buenos Aires de lo que sería su primer álbum solista Mateo Solo Bien se Lame, una tarde se fue del estudio diciendo “ya vuelvo”. Y regresó a Montevideo para ya no volver más. Carlos Piriz el técnico, salvo' esas cintas mágicas que nos han abierto el balero a tantos.

Una que me acuerdo yo: En 1989 hubo un conciertazo en el Teatro de Verano donde estaban todos, Hugo, Osvaldo, Rada, Jaime, Ingold, Urbano y muchos mas. Mateo, tomándose el pelo a si mismo bebía de una botella envuelta en papel de estraza. Y luego, como el recital era auspiciado por una bebida cola, mostro' que no era vino, sino una llatebo de 2 L de esa bebida.

Siempre citando al libro, Jaime Roos cuenta “La noticia de la muerte de Mateo fue uno de los golpes más fuertes que he tenido en mi vida. Justamente estaba grabando un tema que se llama “Igual que ayer”, que habla de la muerte de alguien. Una letra que terminé cuando murió Lazaroff. Al día siguiente sentí que había un agujero en mi pecho, y me parecía que había también un agujero en el cielo de Montevideo. Me acuerdo que llovió todo el día, y a la noche teníamos que hacer un show en La Barraca. Fue la peor noche de mi vida sobre un escenario. No se lo dijimos al público hasta la última canción, porque muchos de ellos no lo sabían, y luego tocamos “Amigo lindo del alma”. Y después de ese tema, escuché de la gente un aplauso que no había escuchado nunca en una vida sobre el escenario. Un aplauso que recordaba a una llovizna, muy tranquilo y suave, y que parecía que no terminaba jamás”.


Les dejo mi interpretación de ese temazo tocando todos los instrumentos como pude. Quedo' medio "lance" este "mojo" pero "ahí es la contumancia", usando el léxico de Mateo.


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