por Máximo Gur Méndez
Seguramente la autocrítica es la más difícil de todas.
Porque criticás tus acciones o las de tus compañeros; porque sabés que le estás dando argumentos al contrario; porque siempre pensás que igual y todo es mejor que lo que hacían (o no hacían) los demás.
Pero los que queremos hacer cambios de veras tenemos que estar más que abiertos a la autocrítica. Sino no hay cambio posible.
Por eso me animo a criticar - criticarme - criticarnos.
De entrada les digo que la presunción de esencialidad en los paros en la enseñanza es de lo más desafortunado y peligroso que hemos hecho o visto hacer en los últimos tiempos. No lo podés justificar ni demostrar por ningún lado.
Obvio que los niños y jóvenes, sujetos activos de la enseñanza pública, están sin clase, boyando por ahí. Obvio que eso desestructura todo el ritmo familiar - laboral.
Pero por favor no confundamos clases de primaria - secundaria - UTU con una guardería o un sitio seguro donde dejar los chiquilines mientras vamos a trabajar. La Educación es más que eso; debe ser mucho más que eso.
Es esencial que los maestros de primaria y los profesores de secundaria y UTU vayan a trabajar. Pero también es esencial que tengan con qué, en dónde, con quién y (capaz que lo más importante) un para qué.
Sé que en los últimos 10 años se ha hecho mucho más por la docencia y los docentes que en los 70 años anteriores. Pero también sé que este es el momento de pedir mejoras. Lo es ahora y lo fue siempre; ¿o ustedes creen que Liber Arce, el primer mártir estudiantil, fue muerto un 14 de agosto del '68 a la salida de un baile? Siempre agosto fue el momento de la movilización por presupuesto. Y si bien ahora no se reprime como cuando éramos nosotros los pedigüeños, un decreto de esencialidad es (como dice el Tano más abajo) una nostalgia del Bocha, por lo menos.
Y me da mucha bronca que la mismísima Mary Jules, otrora co-firmante del veto de la Ley de Salud Reproductiva del Taba de Bourbón, sea la que también lo sigue en este neoemprendimiento neomoderno neorepresivo.
Creo que se han equivocado. No tanto como cuando Lavenida decía, cuando era presidente: "Ustedes hagan como que trabajan; yo hago como que les pago".
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