In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

lunes, 25 de marzo de 2019

El Síndrome de la Telenovela.

por Mínimo Gurméndez

El otro día escuchaba, a través de un audio recibido por Guá-Sá, una entrevista que le hacían al precandidato pálido Desastrori en una radio de Florida. Como ya es norma Desastrori no tiene propuestas: espera que la gente se las envíe (porque él si escucha a la gente). Y alguien le mencionó el Panóptico de Foucault, cosa que el entrevistador no sabía pronunciar y que Desastrori nunca jamás había siquiera escuchado (el entrevistador le deletreó F-o-u-c-a-u-l-t para que Desastrori lo pudiera escribir y, seguramente, pedirle después a alguien que buscara en Google).

Lo que me llama la atención es que esa actitud de no saber nada, ignorar los datos más básicos, payar sobre cualquier cosa, (actitud en la que Desastrori ha podido dictar cátedra como ha quedado en evidencia en varias entrevistas realizadas y difundidas por todos lados) es la norma.
Si; es lo habitual.

El guapo Lalagaña se equivoca en los números de presos, Sangrinetti en su disposición a investigar niños desaparecidos, Lavenida Junior no sabe la tasa de mortalidad infantil y aduce que subió cuando efectivamente bajó. Y los palillones (mezcla de Pálidos y Bermellones) no son los únicos. ¿Quién no recuerda al mismísimo Tete Musica diciendo "puédamos" o comentando que un fulano de tal, con título universitario de tal cosa, es buen tipo ... a pesar del título (Sic)?
¿Cómo podemos entender que tipos sin ninguna preparación talenteen sin prejuicio? Y, aclaro, no es necesario tener título para ponerse a estudiar cosas. Un precandidato fondoangostista, obrero de la construcción, el Boca Grandade, sabe y conoce de datos y teorías e historias y deja bien pegado a cualquier "erudito" en cualquier debate que se haga el fesa y se pise el palito.

Pero pues: ¿qué maravilloso atractivo tienen los desconocedores de todo que pontifican también de todo?

Yo creo que es el sindrome de la Telenovela.
Las telenovelas tienen muchísima audiencia (mal que nos pese a los lectores de La Galanga, que apuestan a algo más!) porque la gente, llana y común, se ve reflejada en ellas y ven como pueden llegar a ser rico/as, hermoso/as, triunfadore/as a pesar de ser pobres y destartalados. La sirvienta se enamora del joven rico y dueño de todo y se casan y son felices; el pobre mecánico recibe una herencia maravillosa y se compra la fábrica de autos que lo había despedido.
¿No será que el común de la gente, que tampoco entiende nada de nada, ve con sana envidia como otros ignaros que entienden menos que ellos todavía, son los dueños de las voluntades de varios partidos políticos?
Digo yo; no sé!


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