¿Entienden?

por Máximo Gur Méndez

Hay cosas que son difíciles de explicar: complejas, arteras, oscuras. Otras son tan diáfanas, claras y transparentes que nunca entendí como no las entiendo.
Ni que baje dios (que baja muy poco, se ve!) y lo diga.
Hablando de dios.
En Argentina, donde aún su iglesia católica está prendida del estado, empezó ahora un movimiento de apostasía. Como sé que muchos no tienen la menor idea de que carajos es la apostasía les cuento: muchos, al nacer, son bautizados. Obviamente sus padres no toman en cuenta las ganas del recién nacido de abrazar esa religión, otra o ninguna. Es como hacerlos socios de un cuadro de fóbal o de afiliarlos a algún partido político. De grandes, por supuesto, que pueden seguir simpatizando de su religión, cuadro o partido o tener ganas de cambiarlo. Es fácil en el fóbal y en la política; para la religión se complejiza. Tienen que llevar la fe bautismal, la cédula de identidad y una carta que elevarán a la diócesis pidiendo la apostasía, es decir: dejar de tener la religión que se tenía. Porque el registro de bautizados se toma como el registro de creyentes y sucede que en Argentina (como en tantos otros países) se dice que la religión de su gente es de X% aunque la mayoría nunca la practiquen y hasta renieguen de ella. Pero como fueron bautizados se cuentan como católicos. Luego de la discusión y votación sobre el aborto legal, donde la iglesia católica tuvo un papel preponderante en la misma, con argumentos medievales que sería difícil a cualquier galanguero emular, muchos bautizados decidieron arrancar para la apostasía. Porque la iglesia en Argentina tiene muchísimos privilegios y franquicias, validados porque son la religión del Estado. Pero muchos quieren redirigir ciertos dinerillos estatales para otros fines más sociales. Y si le agregás que para la iglesia las relaciones entre dos personas del sexo masculino es uno de los pecados más abominables, excepto que uno de ellos sea un niño y monaguillo de la iglesia, ni el Papa Vergaglio (o Pijoglio) pidiendo perdón a gritos lo arregla.
Y hablando de Argentina. La novela de la ruta K de guita mal habida llega a sus puntos más altos. El propio Lavenida Junior, con toda su figura, exige que el Fondo Angosto explique si sus actos políticos de campaña electoral no fuero pagos con esa plata. Porque es inmoral, detestable y otros epítetos dijo textualmente Lavenida Junior. El Santo del Fraude (San Abria, del partido Bermellón) logra sus cargos políticos con campañas costosas y hoy está condenado por lavado de dinero. El gordito Nome A. Blás, del partido Pálido, hizo lo propio con defraudación impositiva (apenas dos millones de dólares). O el director del BROU Pablo Garca Lopinto, pálido él, que pagaba su contribución a su partido con guita del banco. O el intendente de Soriano Sanagustín Bascoulorroto que se compraba nafta a si mismo o la senadora Verónica Alzonzo que no pagaba los volantes.
Claro, todos ellos se pagaban sus propias campañas.
¿Entienden?

Comentarios

Muy bueno el editorial de Máximo,"entiendo"
Lunfa