por Máximo Gur Méndez
No hay nada nuevo al decir que todos los días se aprende algo.
A lo largo de estos 5 mejores años hemos aprendido cuál debe ser el itinerario metodológico a plantear cuando los delitos son realizados por políticos.
Porque cuando un delito lo comete un pobre mortal cualquiera es:
se descubre el delito → lo agarra la cana → lo procesan → la gente le grita cosas afuera del juzgado → lo condenan → lo meten en Santiago Vázquez.
Ahora, si el delincuente (por cualquier tipo de delitos: estafa, fraude, abuso sexual de menores, destrucción de documentos públicos, encubrimiento, etc) es un político pálido, la cosa es un poco diferente.
Es que con la Doctrina Chantapuff las cosas son así:
se descubre el delito → se desmiente rápidamente → en los medios de desinformación masiva se habla del colchón de Raúl Sentí o de la visita de Carlos Race a los padres de Haztelsano → el princeso sale a decir que es su amigo de confianza → el periodista Eduardo Preve Nido muestra pruebas → denuncian a Preve Nido por filtraciones → la fiscalía acusa al político pálido → "No sabía nada" dice el princeso → "Capaz que fui un poco desprolijo pero no hubo intención de daño alguno" dice el político → procesan al político → renuncia al Partido Pálido y a su cargo → se exalta la valentía de renunciar al cargo demostrando que no está atornillado "como otros" → proceso y condena abreviada intercambiable con 24 horas totales de trabajo comunitario → vuelta al pago reclamando, por lo bajo, que los que una vez fueron por él favorecidos hagan actos de apoyo y desagravio → unos meses después reincorporación al Partido Pálido de quien fue, es y será un baluarte en la región. Mientras tanto: licencia con goce de sueldo, cargo diplomático en el exterior o reincorporación en otro cargo de cualquier otra cosa (no es necesario ser entendido en ello y mucho menos ser idóneo).
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Brillanteeee
Anónimo
Anónimo
Brillanteeee
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