A dos pulguitas amigas les tocó hacer Punta del Este el verano pasado. Como no podía ser de otra manera tenían tiempo ocioso y decidieron gastarlo en la playa.
- A las 3 en la Mansa - dijo la más experimentada
Al otro día a las 3 llegaba la pulguita, extendió la loneta en la arena, se puso filtro solar en todas las patitas y esperó a que llegara la otra para que le pasara en el lomo. Muerta de calor esperó.
Pero la otra se atrasaba. Eran las 3 y cuarto y nada. Eran las 3 y media y nada. A eso de las 4 menos 20 aparece la otra pulga, tiritando.
- ¿Pero que te pasó? ¿Estás enferma?
- Ma' qué enferma. Estoy muerta de frío.
- ¿Frío? Estás loca; hace un calor que te revienta.
- Lo que pasa es que para venir me subí al bigote de un motonetista. Y vos sabés a la velocidad que vienen esos locos. Me congelé, nena; ¡me congelé!
- Lo que pasa es que vos no sabés elegir. Hacé como yo; andá al hotel, entrá en el baño de las damas y elegí una buena señorita y chau.
- Mañana hago eso y te prometo que voy a llegar temprano
- Mañana a las 3; pero en la Brava, que quiero hacer surf.
Al otro día la experiente llega a las 3, prepara sus cosas y espera, y espera, y espera.
A eso de las 3 y media aparece otra vez tarde la pulguita, tiritando.
- Pero boluda; yo te dije que te ibas a enfermar.
- No es que esté enferma. Es que estoy muerta de frio!
- Pero vos no aprendés más. ¿Qué te dije?
- Pero es lo que hice. Me fui al baño de mujeres, entró una señorita preciosa y yo, plim, me subí a la bombacha. ¡No sabés! Perfumadita, calentita ...
-¿Y?
- Y no sé. Me dormí y cuando quise acordar estaba en el bigote del motonetista.
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