Mínimo Gurméndez |
Es sabido que los médicos tienen (tenemos) un gran anecdotario de situaciones disparatadas, y que además tienen (tenemos) mucho tiempo para contarlas y aderezarlas.
Así pues es que, en un esfuerzo editorial impresionante, pretendemos seguir con esta saga médica pidiendo a todos los amigotes galenos que contribuyan a llenar la galanga.
Todas y cada una de estas anécdotas son absolutamente reales. Solo le hemos dado color y anonimato.
El médico del pequeño pueblito de Molles era muy respetado por sus pobladores. Era común escuchar que cuando te mandaba a Durazno (la capital departamental), era porque él no podía hacer nada más por el paciente y te morías nomás.
Un día va a una estancia de la zona porque tres hermanos tenían llagas en la garganta. Miró la garganta del primero, constató las llagas, asumió que todos tendrían lo mismo y preparó el antibiótico para darle a los tres. Sacó una jeringa grandota, de las de vidrio de la época (les estoy hablando de la década del 60'), cargó el antibiótico y le dió un tercio al primero, con idéntica aguja le dió el 2º tercio al segundo y cuando le iba a dar el resto de la jeringa al tercero éste preguntó:
- Pero Doctor ¿con la misma aguja?
- Pero claro. Son todos de la familia, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario