In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Jubilación de galanga (6)

En La galanga no solo destacan los galenos (que habemos varios) sino personajes tan disímiles como pagadores del BPS. ¡Si! ¡Eso también existe!
Y luego de varios decenios de trabajo en esa función el anecdotario que se recolecta es tan abrumador como el hipocrático.
Todas las anécdotas son rigurosamente verídicas. Solo se omiten los nombres y apellidos para evitar tener que pagar más pensiones a la invalidez.
Aquí les presentamos la sexta entrega de Violetero, en su nueva columna.
Y por supuesto hay mucho más



TEMA  RURAL



Estaba abonando pasividades en el Club Valle Miñor y ante mi tengo a una señora con un recibo en su mano pronto para cobrarlo.

Observo el nombre de la misma y el recibo estaba a nombre de Margarita Silvestre.

-¿Usted se llama Margarita Silvestre? – le pregunto.

-Si – me responde la señora.

-¿Es casada? – le consulto.

-Si – me dice.

-Espero que su marido no se llame Campo; si no usted sería “Margarita Silvestre de Campo” – le digo. La señora comienza a reírse y me dice:

-Mi marido se llama Terrón.

La señora se llamaba “ ¡Margarita Silvestre de Terrón!” Insólito.


CARIÑITOS  QUE  MATAN



En Oficinas Centrales, un compañero le dice a una señora mientras le entregaba el recibo para que lo firmara:

-Ah...hoy vino a acompañado de su nieto – y con las mismas en un gesto cariñoso, le acaricia los deditos al niño que aparecían por sobre el mostrador alto que estaba frente a él.

El niño da un paso atrás y mi compañero no sabía donde ponerse

¡!!!!No era un niño. Era un enano con un pucho en la boca!!!!!!!!


PEDIDO  INSÓLITO



Una señora se acerca a cobrar acompañada de su nieta. Una niña hermosa de unos tres años de edad que tenía preciosos ojos azules y enormes.

-¿No me regalás un ojito de esos tan divinos? – le pregunto – total tenés dos; me podés regalar uno.

-No – me contesta rápidamente la niña.

A mes siguiente la señora se acerca a cobrar, nuevamente acompañada de su nieta y me dice:

-¿Sabe por qué vengo a cobrar con Usted?, porque mi nieta me dijo: - “abuela, vamos a cobrar con el  señor que me pide un ojo”.

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