Hoy es la noche de la nostalgia. No soy de esos emigrantes que lloran por el dulce de leche. Pero me da nostalgia sobre todo el recordar los años de la Escuela. Aquella inigualable Escuela Pública donde puede decirse que éramos todos casi iguales. Algo que no duró mucho más allá de esa época, cuando uno se enfrentó a la realidad de la influencia de las clases sociales en el Uruguay. Tanto en el trato como en las oportunidades. Igualdad, minga!
Más nostalgia y tristeza dar el ver el deterioro de la Escuela Pública en el país y de la educación en general. Todavía en los años 60 cuando cursé primaria la escuela pública era de una calidad excepcional.
La mía era la Escuela Noruega número 18 de segundo grado sita en la calle Miguel Barreiro. La Escuela con el gran Gomero (en realidad es un higuerón) plantado por José Pedro Varela en 1877. Una Escuela limítrofe puede decirse, donde coexistíamos los pitucos de Pocitos con los menos afortunados reos de la Mondiola. Justamente a tres cuadras de donde el Coronel Lebel se rebeló contra el golpe, en el limite del barrio la Mondiola.
En su patio, jugábamos debajo de su frondosas ramas y en nuestras picardías nos arrojábamos sus frutos como proyectiles o les poníamos una pluma de paloma para arrojarlos al aire.
Creo que para celebrar esa nostalgia positiva el tema que elegí es muy apropiado. Ustedes dirán. El Lukewarm Club de la Mondiola interpreta, en mandolina...
Comentarios
Buena Tano!!
Cuando la escuché obviamente vino a mi recuerdo la cantidad infinita de veces que la cantábamos al terminar fiestas, actos, encuentros. Era la Marcha para salir de la Escuela en esos eventos.
Por supuesto que me ericé.
Daniel
Buena Tano!!
ResponderEliminarCuando la escuché obviamente vino a mi recuerdo la cantidad infinita de veces que la cantábamos al terminar fiestas, actos, encuentros. Era la Marcha para salir de la Escuela en esos eventos.
Por supuesto que me ericé.
Daniel