Desde que era chiquito siempre tenía miedo al irme a acostar
porque creía que había alguien debajo de mi cama. Cansado de ésto, un día fui a ver a un
psiquiatra y le expliqué:
- Tengo problemas. Cada vez que voy a acostarme creo que hay
alguien debajo de mi cama. Tengo miedo. ¿Me estaré volviendo loco?
- Bueno, 'ecir. La locura es, bueno, ... uno puede creer ciertas cosas, 'ecir, que solo habitan el imaginario de uno y ... bueno ... tendríamos que trabajarlo un poco. Me gustaría conversarlo un poco con Ud, digamos que tres veces por semana, y Ud podrá superarlo, 'ecir, comenzar a entender ciertas cosas de su personalidad, digamos que en principio con un año de tratamiento.
- ¿Y cuánto me cobra, doctor? - pregunté.
- Bueno, 'ecir, empezaríamos con una tarifa mínima para que ud vaya adentrándose en este proceso, 'ecir, digamos que unos $1.000 la sesión - contestó el
doctor.
- Bueno, un poco caro, pero si me cura, vale la pena -
dije.
Seis meses después, me encontré con el doctor en el
cine.
- ¿Qué tal, Gur Méndez? Usted dejo de venir a mi consulta después de la
tercera sesión. ¿Por que no regresó -
me preguntó.
- Bueno, doctor, la verdad es que $1.000 la sesión, tres veces por semana durante un año me resultaba medio difícil de pagar. Después de eso, hablando con un mozo en el bar me curó en
una sola sesión por $200. Estaba
tan contento con la guita que me ahorré, que
compré un auto.
- No me diga - dijo el siquiatra algo
molesto - ¿Y se puede saber como el mozo, que a gatas sabe servir alguna copa, lo curó por $ 200?
- Me dijo que cortara las patas de la cama. ¡Ahora ya no puede haber nadie ahí abajo.
¡Olvídense de los psiquiatras......tómense alguna virundela y charlen más con los mozos!
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