La galanga no puede dejar a su población engañada. Sus colaboradores médicos (el Língula, en este caso) nos advierten de la confirmación de una vieja patraña echada a volar quien sabe por quien y con qué intereses espúreos.
Efectivamente mucho se ha hablado de las propiedades benéficas del conocido ajo.
¡Nada más alejado de la realidad!
¡Ninguna mentira más infame!
¡Poca falsedad ha llegado tan lejos!
En otras palabras: ¡MINGA!
Estamos en condiciones de afirmar que el uso indiscriminado del ajo, lejos de ser beneficioso, es perjudicial para la salud. Y no hablamos del aliento, que al fin y al cabo se mejora con un buche de caña con butiá.
Es perjudicial para todo el cuerpo.
Como muestra les adelantamos una de las fotos que, al igual que en las cajas de cigarrillos, disuadirán a la población del consumo del nocivo vegetal.
Ojalá lleguemos a tiempo.
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