por Máximo Gur Méndez
Como ustedes saben los Gurméndez y familia somos locatarios en Valizas. Desde que la tía Ofe compró un rancho en Valizas quedamos prendidos al pueblo y su gente. Y allá vamos siempre: el Hospedaje Tía Ofelita es más que solidario.
Y vamos porque nos gusta su gente; la gente de siempre y los que aparecen verano tras verano.
Un pueblo donde podés estar tranquilo, a cualquier hora, en cualquier lugar.
Empezaron algunos robos: "extranjeros" y otros no tanto que hacían zafra.
Pero igual podías estar tranquilo.
Lo que pasó ahora escapa a toda previsión; es otra cosa.
Es peor que la famosa inseguridad.
Es la confirmación que nadie está vacunado contra este infierno que es la violencia contra las mujeres, y que hoy se ve coronada con lo superlativo: la violencia contra las niñas.
No me importan los detalles, ni siquiera los culpables. Porque en el fondo los culpables somos todos.
¿O no nos damos cuenta que las mujeres están siendo violentadas a diario? ¿Tampoco nos damos cuenta que hay muchos que además le ponen sexismo a las niñas y las hacen participar del circo sexual antes que sepan comprar Siempre Libre? ¿Y que por sexo o sin él la mujer es siempre más agredida que el hombre?
Y hasta hace poco solo le quedaba callar, aguantar, morirse.
Mi Valizas ayer desfiló en silencio. No pidiendo acción policial o investigación (que eso se está haciendo).
Se juntaron y se fueron hasta la playa a hacer un círculo para verse todos las caras.
Y comprometerse a terminar con la violencia.
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