A la cola de la Historia

por Medio Gurméndez

Con mucho cuidado estoy tratando de escribir esta nota.
Es que los temas que trataré son tan escabrosos como macabros. Y no es fácil ser irónico o satírico con estas cosas.
Todo empezó con el ataque a tiros por un grupo de individuos (¿se sabrá algún día como vino la mano?) a una satírica revista francesa en el cual murieron muchas personas.
De inmediato se asumió que el infame e infamante ataque había sido realizado por islamistas fanáticos. Y más inmediatamente aún corrió por le Mundo entero un grito de ¡Nunca Más! como a los que estamos (lamentablemente) muy acostumbrados en nuestra América del Sur, pero con anémica repercusión.
No voy a tratar de explicar que el ataque es infame por más que se hubiera realizado contra una revista Nazi (que las hay, ¡cómo no!).
Pero ¡ojo al piojo!. Aunque en Francia se refugiaron muchos, muchísimos hombres y mujeres que huían de nuestras dictaduras americanas, y muchos de nosotros les debemos vidas, trabajo, educación y otros muchos etcéteras a Francia (como a México o Suecia o España), esa Francia ha cambiado. Su xenofobia hoy se palpa en la calle; y si hay tal xenofobia es porque hay un tufillo fascista que lamentablemente ha ido creciendo (allí y en toda Europa). No volvieron a aparecer las manifestaciones en La Sorbona apoyando a nuestros presos y torturados, no hubieron voces de alarma cuando se bombardearon escuelas o centros cívicos en su propio Viejo Mundo y los muertos se contaban por centenas. Esa es la Francia hoy.
Igual nada justifica la matanza en la revista Charlie Hebdo.
Tampoco nada justifica el secuestro y posterior asesinato de extranjeros a su religión por parte de los fundamentalistas islámicos. El exterminio del "diferente" se practica desde siempre. Es más: los islamistas vienen muy a la cola de la práctica en la Historia. Hasta hace poco su forma de asesinar al "diferente" era degollándolo, ahora lo prenden fuego vivo. Estos atrasados no se han percatado que esa práctica era la favorita (entre muchísimas otras) por la Santa Inquisición Católica hace algo más de 5 siglos, y cayó en desuso pues se encontraron otras maneras más redituables (por ejemplo: hacer trabajar a los indígenas hasta morir en las minas de plata, cobre u oro).
La cuestión no pasa por si los islamistas de hoy o los católicos de ayer son bestias.
La cuestión pasa por entender al diferente, al diverso y saber convivir con él.

"Finalmente, sobre lo esencial, estamos más que de acuerdo"
Traducción del Editor y Responsable (editor irresponsable)