In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

viernes, 20 de febrero de 2015

Opios generan odios= violencia


por Tano de la Mondiola




La barbarie y violencia en el fútbol es tema ya tratado múltiples veces aquí.

Lo de Cerro- Manyas esta semana es otra perlita.

Otra vez ríos de tinta pero no se va a ninguna parte. Y no se va a ninguna parte porque poca gente analiza el fenómeno de base. Porque a los mercaderes no les conviene, es menester de nosotros pensar a fondo los temas y no gastar horas en charlas obtusas que no van al meollo. Sabemos que hay comentarios que pueden no gustar. Pero cuando nos ponemos serios en La Galanga no buscamos gustar sino compartir reflexiones y quizás pensar junto al lector.

Y como lo que sigue nunca lo oigo en la prensa (y es, como dicen los yankis, el gran elefante rosado en la mesa que nadie nombra) lo expreso aquí reiterando y ampliando lo esbozado en pasada nota.

Quizás haya que ir un poquitito más allá. Como el célebre evolucionista Richard Dawkins dice del otro gran instrumento de control de masas, la religión, es la irracionalidad de ambos fenómenos (en el caso del fútbol, que' es ser "hincha" sino eso?) lo que hace que exista un rango de comportamiento que abarca desde el inofensivo parcial,  al personaje violento, o desde el que a veces va a misa, sinagoga o mezquita y el que mata al infiel. Si no existe la creencia  es difícil justificar la violencia irracional. El hinchismo es un fenómeno local, fomentado por los padres, irracional, para crear grupos, que tienden a despreciarse. O sea “yo” y el “otro”, al que debo odiar y combatir (comportamiento de clan que está en nuestros genes). Y esto genera, y JUSTIFICA, en cierta gente (los hinchas fanáticos y los religiosos ídem), la violencia. Son los mismos mecanismos psicológicos atávicos, o sea ma's inveterados que el orificio de la cuia. Y se mantienen por el adoctrinamiento de los infantes, he ahí el quid de la cuestión.


Para ir a ese meollo, es mejor dejar a los que saben. Y qué mejor que compartir algunas citas que extraigo y edito de su libro referidas al adoctrinamiento infantil:


“Durante una época de navidad; un año mi periódico diario, el Independent, estaba buscando una imagen estacional y encontró una ecuménica que entibiaba el corazón; en una obra de teatro escolar sobre la navidad. Los Tres Reyes Magos eran representados por—como dice brillantemente el reportaje—Shadbreet (un Sikh); Musharaff (un musulmán); y Adele (una cristiana), todos de cuatro años de edad.

¿Adorable? ¿Entibiador del corazón? No. No lo es. No es ninguna de esas dos cosas. ¿Cómo podría cualquier persona decente pensar que es correcto etiquetar a niños de cuatro años de edad con las opiniones cósmicas y teológicas de sus padres? Para ver esto; imagine una fotografía idéntica, con el texto del reportaje cambiado de la forma siguiente: “Magoya (un Keynesiano); Tano (un monetarista); y Tota (una marxista), todos de cuatro años de edad” ¿No sería esto candidato para iracundas cartas de protesta?.

Ciertamente lo sería. Aún así, debido al absurdamente privilegiado estatus de la religión, no se oyó ni un solo chillido y tampoco es nunca escuchado en cualquier similar ocasión.

Sólo imagínese el alarido si el texto del reportaje hubiese dicho: “Magoya (un Ateo); Tano (un agnóstico); y Tota (una Humanista Secular), todos de cuatro años de edad”. ¿No podrían los padres realmente ser investigados para ver si estaban capacitados para criar niños?

En Gran Bretaña; donde nosotros carecemos de una separación
constitucional entre la iglesia y el estado, los padres ateos usualmente siguen la corriente y dejan que las escuelas le enseñen a sus hijos cualquier religión que prevalezca en la cultura.

 “The-Brights.net” (“Los-Inteligentes.net” una iniciativa estadounidense para renombrar a los ateos como “inteligentes” en la misma forma en que los homosexuales tuvieron éxito en renombrarse a sí mismos como “gays”—“alegres”), es escrupulosa en establecer las reglas para que los niños ingresen a esa red de internet: “La decisión para ser un Inteligente debe ser del
niño. Cualquier joven a quien se le diga que él está obligado o debería ser un Inteligente, NO puede ser un inteligente”. 

¿Puede usted hasta comenzar a imaginar a una iglesia o mezquita emitiendo tal ordenanza de auto-negación? ¿Pero no deberían ser obligadas a hacerlo?.

El movimiento del Orgullo Gay; afortunadamente, no sufre de tal falsa modestia, lo que puede ser el porqué de su éxito.

En un capítulo anterior, generalicé sobre el tema de “elevar las
conciencias”, comenzando con el logro de las feministas en hacernos retroceder asustados cuando oímos una frase como “hombres de buena voluntad” en vez de “personas de buena voluntad”. Aquí yo quiero elevar la conciencia de otra forma. Yo pienso que todos nosotros deberíamos retroceder espantados cuando escuchemos que un pequeño niño está siendo etiquetado como miembro de una religión en particular o de otra. Los niños pequeños son demasiado jóvenes para decidir cuáles son sus puntos de vista sobre el origen del cosmos; de la vida o de la moralidad.

El propio sonido de la frase: “niño cristiano” o “niño musulmán” debe
irritar como las uñas sobre un pizarrón. Aquí está un reporte, fechado 3 de septiembre de 2001, por la estación de radio irlandesa KPFT-FM:

Niñas escolares católicas se enfrentaron a protestas de los leales (los
protestantes) cuando intentaron introducir a la Escuela Primaria Sagrada
Cruz sobre la calle Ardoyne Road en el norte de Belfast. Los funcionarios del Constabulary Real de Ulster (cuerpo policial de paz) (RUC) y soldados del Ejército Británico tuvieron que dispersar a quienes protestaban y que
intentaban bloquear a la escuela. Barreras contra accidentes fueron erigidas para permitir a las niñas pasar a través de la protesta hacia la escuela. Los leales (los protestantes) se burlaron de las niñas y gritaron abusos sectarios cuando las niñas; algunas tan jóvenes como de cuatro años de edad, eran escoltadas por sus padres hacia la escuela. Cuando las niñas y sus padres entraban por la puerta principal de la escuela, los leales (los protestantes)les lanzaron botellas y piedras.

Naturalmente; cualquier persona decente se espantaría ante esta peligrosa experiencia de las niñas escolares. Yo estoy tratando de exhortarnos a nosotros a espantarnos también ante la sola idea de etiquetarlas a ellas como “niñas escolares católicas”. (“Los leales” como señalé en el capítulo primero, es el hipócrita eufemismo de Irlanda del Norte para “protestante”; de la misma forma que “nacionalista” es el eufemismo para “católico”. Las personas que no dudan en etiquetar a los niños como “católicos” o “protestantes” se quedan cortos para
aplicar esas mismas etiquetas religiosas—mucho más apropiadamente—a los adultos terroristas y a las bandas).

Nuestra sociedad; incluyendo al sector no religioso, ha aceptado la idea sin sentido; de que es normal y correcto adoctrinar a minúsculos niños en la religión de sus padres; y cachetear etiquetas religiosas sobre ellos—“niño católico”, “niño protestante”, “niño judío”, “niño musulmán”, etc.—aunque no lo hacen con otras etiquetas comparables: no hay niños conservadores, ni niños liberales, ni niños republicanos, ni niños demócratas.


Por favor; eleven sus conciencias sobre esto, y disgústense cada vez que escuchen que esto suceda. Un niño no es cristiano ni un niño es musulmán, sino un niño de padres cristianos o un niño de padres musulmanes. Esta última nomenclatura, de paso, sería una excelente pieza de levantamiento de conciencia para los propios niños. Un niño a quien se le diga que es un “niño de padres cristianos” inmediatamente se daría cuenta que la religión es algo que él puede escoger—o rechazar—cuando tenga la edad suficiente para hacerlo.


Después del relato sobre la obra teatral infantil de la navidad del
Independent, ni una sola carta al editor se quejó en contra del etiquetado religioso de niños de cuatro años de edad. La única carta negativa provino de “La Campaña a Favor de la Educación Verdadera”, cuyo vocero; Nick Seaton, dijo que la educación religiosa múltiple era extremadamente peligrosa porque: “A los niños en estos días, se les enseña que todas las religiones tienen el mismo valor, lo que significa que la propia no tiene ningún valor en especial”

Sí; de hecho, eso es exactamente lo que significa. Bien podría preocuparse este vocero. En otra ocasión, el mismo individuo dijo: “Presentar a todas las creencias como igualmente válidas está equivocado. Cada quien tiene el derecho de pensar que su fe es superior a otras, ya sean ellos hindúes, judíos, musulmanes o cristianos—de otra manera, ¿Cuál es el punto de tener fe? ”.


De hecho, ¿Cuál es?. ¡Y que sin sentido tan transparente es esto! Estas
creencias son mutuamente incompatibles. De otra forma ¿Cuál es el punto de pensar que su fe es superior? La mayoría de ellas; en consecuencia, no pueden ser “superiores a otras”. Dejemos a los niños aprender sobre las diferentes creencias, dejemos que noten su incompatibilidad, y dejemos que ellos saquen sus propias conclusiones sobre las consecuencias de esa incompatibilidad. Y en cuanto si alguna de ellas es “válida”, dejemos que ellos lleguen a su propia
conclusión cuando tengan suficiente edad para hacerlo”.

Hasta aquí la cita de Dawkins. Y para volver al otro opio que disparo' la nota, saben lo que proponía el gran monologuista y critico social americano, George Carlin, en estos casos (con la exageración de la sátira y ya seriamente desencantado con nuestra especie por la experiencia que le daba la edad y por haber visto las conductas del hombre)? 

Poner a esta gente violenta (los de la cancha y los de la tribuna; yo agregaría sobre todo a los dirigentes) en un ambiente cerrado, similar a circo romano, darles mucho alcohol y drogas. Y dejarlos que se den hasta que caigan. Selección natural, que se encarga de depurar gente defectuosa...



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