por Tano de la Mondiola
La barbarie y violencia en el fútbol es tema ya
tratado múltiples veces aquí.
Lo de Cerro- Manyas esta semana es
otra perlita.
Otra vez ríos de tinta pero no se va
a ninguna parte. Y no se va a ninguna parte porque poca gente analiza el
fenómeno de base. Porque a los mercaderes no les conviene, es menester de
nosotros pensar a fondo los temas y no gastar horas en charlas obtusas que no
van al meollo. Sabemos que hay comentarios que pueden no gustar. Pero cuando nos ponemos serios en La Galanga no buscamos gustar sino compartir reflexiones y quizás pensar junto al lector.
Y como lo que sigue nunca lo oigo en la prensa (y es, como dicen los yankis, el gran elefante rosado en la mesa que nadie nombra) lo expreso aquí reiterando y ampliando lo esbozado en pasada nota.
Quizás haya que ir un poquitito más allá. Como el célebre evolucionista Richard Dawkins dice del otro
gran instrumento de control de masas, la religión, es la irracionalidad de
ambos fenómenos (en el caso del fútbol, que' es ser "hincha" sino
eso?) lo que hace que exista un rango de comportamiento que abarca desde el
inofensivo parcial, al personaje violento, o desde el que a veces va a
misa, sinagoga o mezquita y el que mata al infiel. Si no existe la creencia
es difícil justificar la violencia irracional. El hinchismo es un fenómeno
local, fomentado por los padres, irracional, para crear grupos, que tienden a
despreciarse. O sea “yo” y el “otro”, al que debo odiar y combatir (comportamiento
de clan que está en nuestros genes). Y esto genera, y JUSTIFICA, en cierta
gente (los hinchas fanáticos y los religiosos ídem), la violencia. Son los mismos mecanismos psicológicos atávicos, o sea ma's inveterados que el orificio de la cuia. Y se mantienen por el adoctrinamiento de los infantes, he ahí el quid de la cuestión.
Para ir a ese meollo, es mejor dejar a los que saben. Y qué mejor que compartir algunas citas que extraigo y edito de su libro referidas al adoctrinamiento
infantil:
¿Adorable?
¿Entibiador del corazón? No. No lo es. No es ninguna de esas dos cosas. ¿Cómo
podría cualquier persona decente pensar que es correcto etiquetar a niños de
cuatro años de edad con las opiniones cósmicas y teológicas de sus padres? Para
ver esto; imagine una fotografía idéntica, con el texto del reportaje cambiado
de la forma siguiente: “Magoya (un Keynesiano); Tano (un monetarista); y Tota
(una marxista), todos de cuatro años de edad” ¿No sería esto candidato para
iracundas cartas de protesta?.
Ciertamente
lo sería. Aún así, debido al absurdamente privilegiado estatus de la religión,
no se oyó ni un solo chillido y tampoco es nunca escuchado en cualquier similar
ocasión.
Sólo
imagínese el alarido si el texto del reportaje hubiese dicho: “Magoya (un
Ateo); Tano (un agnóstico); y Tota (una Humanista Secular), todos de cuatro
años de edad”. ¿No podrían los padres realmente ser investigados para ver si estaban capacitados para criar niños?
En
Gran Bretaña; donde nosotros carecemos de una separación
constitucional
entre la iglesia y el estado, los padres ateos usualmente siguen la corriente y
dejan que las escuelas le enseñen a sus hijos cualquier religión que prevalezca
en la cultura.
“The-Brights.net” (“Los-Inteligentes.net” una iniciativa estadounidense para renombrar a los ateos como “inteligentes” en la misma forma en que los homosexuales tuvieron éxito en renombrarse a sí mismos como “gays”—“alegres”), es escrupulosa en establecer las reglas para que los niños ingresen a esa red de internet: “La decisión para ser un Inteligente debe ser del
“The-Brights.net” (“Los-Inteligentes.net” una iniciativa estadounidense para renombrar a los ateos como “inteligentes” en la misma forma en que los homosexuales tuvieron éxito en renombrarse a sí mismos como “gays”—“alegres”), es escrupulosa en establecer las reglas para que los niños ingresen a esa red de internet: “La decisión para ser un Inteligente debe ser del
niño.
Cualquier joven a quien se le diga que él está obligado o debería ser un Inteligente,
NO puede ser un inteligente”.
¿Puede usted hasta comenzar a imaginar a una iglesia o mezquita emitiendo tal ordenanza de auto-negación? ¿Pero no deberían ser obligadas a hacerlo?.
¿Puede usted hasta comenzar a imaginar a una iglesia o mezquita emitiendo tal ordenanza de auto-negación? ¿Pero no deberían ser obligadas a hacerlo?.
El
movimiento del Orgullo Gay; afortunadamente, no sufre de tal falsa modestia, lo
que puede ser el porqué de su éxito.
En
un capítulo anterior, generalicé sobre el tema de “elevar las
conciencias”,
comenzando con el logro de las feministas en hacernos retroceder asustados
cuando oímos una frase como “hombres de buena voluntad” en vez de “personas de
buena voluntad”. Aquí yo quiero elevar la conciencia de otra forma. Yo pienso
que todos nosotros deberíamos retroceder espantados cuando escuchemos que un
pequeño niño está siendo etiquetado como miembro de una religión en particular
o de otra. Los niños pequeños son demasiado jóvenes para decidir cuáles son sus
puntos de vista sobre el origen del cosmos; de la vida o de la moralidad.
El
propio sonido de la frase: “niño cristiano” o “niño musulmán” debe
irritar
como las uñas sobre un pizarrón. Aquí está un reporte, fechado 3 de septiembre
de 2001, por la estación de radio irlandesa KPFT-FM:
Niñas escolares católicas se enfrentaron a protestas de los
leales (los
protestantes) cuando
intentaron introducir a la Escuela Primaria Sagrada
Cruz sobre la calle Ardoyne Road en el norte de Belfast. Los
funcionarios del Constabulary Real de Ulster (cuerpo policial de paz) (RUC) y soldados del Ejército Británico tuvieron que dispersar a
quienes protestaban y que
intentaban bloquear a la escuela. Barreras contra accidentes
fueron erigidas para permitir a las niñas pasar a través de la protesta hacia
la escuela. Los leales (los
protestantes) se
burlaron de las niñas y gritaron abusos sectarios cuando las niñas; algunas tan
jóvenes como de cuatro años de edad, eran escoltadas por sus padres hacia la
escuela. Cuando las niñas y sus padres entraban por la puerta principal de la
escuela, los leales (los
protestantes)les
lanzaron botellas y piedras.
Naturalmente;
cualquier persona decente se espantaría ante esta peligrosa experiencia de las
niñas escolares. Yo estoy tratando de exhortarnos a nosotros a espantarnos
también ante la sola idea de etiquetarlas a ellas como “niñas escolares
católicas”. (“Los leales” como señalé en el capítulo primero, es el hipócrita
eufemismo de Irlanda del Norte para “protestante”; de la misma forma que
“nacionalista” es el eufemismo para “católico”. Las personas que no dudan en
etiquetar a los niños como “católicos” o “protestantes” se quedan cortos para
aplicar
esas mismas etiquetas religiosas—mucho más apropiadamente—a los adultos
terroristas y a las bandas).
Nuestra
sociedad; incluyendo al sector no religioso, ha aceptado la idea sin sentido;
de que es normal y correcto adoctrinar a minúsculos niños en la religión de sus
padres; y cachetear etiquetas religiosas sobre ellos—“niño católico”, “niño
protestante”, “niño judío”, “niño musulmán”, etc.—aunque no lo hacen con otras
etiquetas comparables: no hay niños conservadores, ni niños liberales, ni niños
republicanos, ni niños demócratas.
Por
favor; eleven sus conciencias sobre esto, y disgústense cada vez que escuchen
que esto suceda. Un niño no es cristiano ni un niño es musulmán, sino un niño
de padres cristianos o un niño de padres musulmanes. Esta última nomenclatura,
de paso, sería una excelente pieza de levantamiento de conciencia para los
propios niños. Un niño a quien se le diga que es un “niño de padres cristianos”
inmediatamente se daría cuenta que la religión es algo que él puede escoger—o
rechazar—cuando tenga la edad suficiente para hacerlo.
Después
del relato sobre la obra teatral infantil de la navidad del
Independent, ni una sola carta al editor se quejó en contra del etiquetado religioso
de niños de cuatro años de edad. La única carta negativa provino de “La Campaña
a Favor de la Educación Verdadera”, cuyo vocero; Nick Seaton, dijo que la
educación religiosa múltiple era extremadamente peligrosa porque: “A los niños
en estos días, se les enseña que todas las religiones tienen el mismo valor, lo
que significa que la propia no tiene ningún valor en especial”
Sí;
de hecho, eso es exactamente lo que significa. Bien podría preocuparse este
vocero. En otra ocasión, el mismo individuo dijo: “Presentar a todas las
creencias como igualmente válidas está equivocado. Cada quien tiene el derecho
de pensar que su fe es superior a otras, ya sean ellos hindúes, judíos,
musulmanes o cristianos—de
otra manera, ¿Cuál es el punto de tener fe? ”.
De
hecho, ¿Cuál es?. ¡Y que sin sentido tan transparente es esto! Estas
creencias
son mutuamente incompatibles. De otra forma ¿Cuál es el punto de pensar que su
fe es superior? La mayoría de ellas; en consecuencia, no pueden ser “superiores
a otras”. Dejemos a los niños aprender sobre las diferentes creencias, dejemos
que noten su incompatibilidad, y dejemos que ellos saquen sus propias
conclusiones sobre las consecuencias de esa incompatibilidad. Y en cuanto si
alguna de ellas es “válida”, dejemos que ellos lleguen a su propia
conclusión cuando
tengan suficiente edad para hacerlo”.
Hasta aquí la cita de Dawkins. Y para volver al otro opio que disparo' la nota, saben lo que proponía el gran
monologuista y critico social americano, George Carlin, en estos casos (con la exageración
de la sátira y ya seriamente desencantado con nuestra especie por la
experiencia que le daba la edad y por haber visto las conductas del
hombre)?
Poner a esta gente violenta (los de
la cancha y los de la tribuna; yo agregaría sobre todo a los dirigentes) en un
ambiente cerrado, similar a circo romano, darles mucho alcohol y drogas. Y
dejarlos que se den hasta que caigan. Selección natural, que se encarga de
depurar gente defectuosa...
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