por Máximo Gur Méndez
Este es el día después (de 2 años de días antes).
Por propuesta, gestión y obtención de Pálidos y Bermellones las elecciones son como son ahora.
A no engañarse: cuando pálidos y bermellones ponen el grito en el cielo de lo largo, engorroso y caro que es este proceso eleccionario, se olvidan (o no quieren decir) que es fruto de su idea. Para las elecciones del año 2000 tenían tanto miedo del crecimiento lento y sostenido del Fondo Angosto que pergeñaron la idea de elecciones internas para elegir el candidato de cada partido, elecciones nacionales con ballotage (ballotage casi impresentable donde hay que tener más votos que todos los demás juntos incluyendo los votos en blanco y anulados) y elecciones departamentales independientes.
Si es cierto que todos están tan de acuerdo en que este mecanismo es más pesado que collar de melones pues sería bueno que lo cambiaran por algo mejor. Y podrían aprovechar para lograr el voto de los uruguayos en el exterior, cosa de no tener que hacer movimientos y emigraciones en masa para venir ese día a votar (porque ustedes han visto que los uruguayos queremos votar).
Ahora vienen las elaboraciones intelectuales y análisis de resultados, que debería ser bastante más que el simple enunciado de porcentajes. Aunque si de porcentajes hablamos a varios hay que hacerlos ver por algún especialista. Porque decir que el Partido Palillón es el vencedor de la contienda en Montevideo, afirmar que "casi la mitad de Montevideo nos votó" (Notevick dixit) es como decir que yo mido casi 1,85.
Ahora hay que analizar porqué no es válido meter el peso para empujar un candidato como Troncolansky que, además de ser la mujer del Tete, no tenía otros atractivos. Hay que ver qué carajo piensa la gente cuando se olvida olímpica de la oscuridad financiera de Atutía y lo vuelve a elegir, ayudado porque el agua de Maldonado tenía olor a tierra. Hay que buscar y encontrar los votos bermellones en el resto del país, porque la gente no se esfuma. Hay que revisar las afirmaciones de los palillones que pretendían que abrirle espacio a un candidato independiente (Notevick), permitiría juntar algún votito más, cuando en realidad aquel duplicó al pálido Garché y lo multiplicó por diez al bermellón Rajetti. Habrá que escuchar a Meares explicar que el crecimiento ininterrumpido del Partido Independiente-de-si-mismo hizo que en Montevideo tuviera un poco más de la mitad de los votos de Asamblea Impopular.
Lo más importante de todo ésto es el trabajo interno que vamos a tener en La Galanga.
Se acaban las campañas electorales, la publicidad, los discursos.
¿Alcanzará el fóbal para escribir La Galanga?
¿Los políticos nos seguirán ayudando?
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