In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

sábado, 2 de mayo de 2015

Marrrrdalena empezó a colaborar

Marrrdalena es una lectora consuetudinaria de La Galanga.
Eso quiere decir que, aburrida ya de ver las mismas caídas de las Misses en la pasarela que ve en YouTube, se dedica a leer La Galanga, porque es gratis.
Pero además, cada vez que termina un artículo que le da gracia agarra y dice: "Ah, pero yo les voy a escribir algo; un comentario, no sé"
El 1° de mayo, al volver del acto, se enfrascó en una lucha desigual contra dos chinchulines y una molleja. Ganó ella (al menos eso pensó)
Al día siguiente (hoy) las grasas poli-insaturadas de dichas achuras habían hecho estragos en sus arterias carótidas. 
Este es el resultado de una elucubración intelectual con la sexta parte del flujo arterial cerebral.
Bienvenida.
O por que te creés que nosotros escribimos en La Galanga.

Acá va:


Reflexiones sobre qué calor hace en abril y en otras estaciones del año y en torno a los efectos secundarios a esas calenturas


En nombre del co- reo de lectores –como habitualmente se les destina a este tipo de carta e intervenciones en las publicaciones-, o sea a la suma de los reos que co- leemos, que co-incidimos en este cibernético espacio –si lo hay- que es La Galanga y no voy a adjetivar porque se ha activado el insert  o sea toqué una vez más ese bendito botón que no debía tocar y todas las palabras comenzarán de un momento a otro a entreverarse en su escritura, y peor aún en los sentidos y más peor aún en las interpretaciones que los sentidos van produciendo. Para hacerla fácil es como cuando te calentaste un buen día en las tradicionales fiestas de fin de año o sea a la medianoche del 24 de diciembre, con ese vecino que se mudó después que vos, y te anda basureando justamente, con que la cuadra es una mugre que nadie lleva debidamente la bolsa de desperdicios al contenedor, y que los gurises de la jueza de la casa que tiene la vereda hecha un desastre juegan a la pelota de tarde, los chicos, porque los grandes fuman de las plantitas ahí en el cordón de la vereda, así el tipo va trabajando, horadando lenta y sostenidamente tu cabeza y a fin de año te despachás y comprás esa “ Gran Torta” de la que saldrá la más potente luminosidad de fuegos artificiales, en la que se te va medio aguinaldo y un
cuarto del vacacional, porque él es para darse dique, aires de vecino entregado a la causa de la felicidad del barrio, lo que termina rebasando toda posibilidad de poner vos un dique a la pasión desenfrenada de superar sus esos fuegos de artificio y el 31 salís del laburo a media tarde, en que el  calor elabora a través de la sudoración esa melaza que como una  miel va tornando los cuerpos pegajosos y vas al barrio de los Judíos a comprar una torta dos, tres veces más grande y a las 24:08 cuando el vecino ya prendió y tiró sus entonces fueguitos, vos zampás tu torta en el medio de la calle, y la prendés, y empiezan a saltar fogonazos de colores para todos lados, por suerte la mayoría van para arriba, para arriba de la cabeza y del balcón del vecino, pero alguno asusta más como el que zumba la pollera color merengue de la jueza, y resulta que ya los encendiste y  la cosa se disparó, luego son más y más cohetes de colores, y más chiflidos y dibujos en el aire y muchos más ruidos extraños, y más explosiones, y colores y sonidos de los que no tenés ni idea, ni sabías que ibas a producir, y la suegra del vecino que de mirar para arriba empieza un instalar una especie de trastorno vagal y en uno de los fogonazos que le ilumina la cara en el ascenso a los cielos, ves que se pone pálida, y con el hilo de voz que le quedaría debe haber alcanzado a decir “me siento mal… son las cervicales” y se desploma, y corta su frente, abre un tajo por el que fluyea un hilo rojoque comienza a correr calle abajo y que se detiene al  frente de la casa de la jueza y por la escasez de baldosas se encharca  en la puerta, todos mirando hacia arriba los estallidos de color, no se dan cuenta, pisan y chapotean en la sangre de la suegra del vecino, lo que ha desencadenado un mini espectáculo aparte como una torta minúscula de fueguitos de un sólo color en todas las tonalidades de la paleta del rojo al rosado, y van saltando gotas que van salpicando e impactando en el vestido color merengue de la jueza, y van componiendo otros juegos de colores que te distrae, y luchás contra la idea de que pagaste para ver las grandes luces y no esas que estás mirando, y el tiempo pasa rápido y se agota, y vos que tenés que disfrutarlo, y el vecino que ha llamado a la emergencia móvil mientras todos aplauden la gran fiesta de luces y sonidos, esa  que vos armaste, y no se escucha la sirena, y siguen saltando chispas y chispas multicolores, que encandilan los destellos de las luces de la ambulancia, que no puede avanzar, porque está la torta todavía lanzando espadas de emoción en la alborozada muchedumbre y carajo cuando mierda termina la puta torta de producir esos acontecimiento que sin ton ni son manan cual saltos de agua, del que surgen cascadas de sentidos y se producen cataratas de  interpretaciones de los acontecimientos, y  de los sentidos y de las interpretaciones. ¿Me entendés vos que sos otro reo del correo de lectores lo que te estoy tratando de explicar que puede producir una publicación de estas características en el imaginario de la bóveda celeste, y cuando digo celeste lo mantengo, porque es celeste mismo?

Una coreo-ágrafa

Salú en este dos de mayo

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