Me imagino que no debe de ser fácil.
Por eso me caliento cuando a la semana de algún homicidio, que impúdicamente la "gran prensa" reitera como información hasta el hartazgo, se organiza una marcha con fotos, panfletos y hasta quema de cubiertas porque aún no se ha aclarado. Y todo ésto además termina en un "Renunciá Boboni". Me imagino la ansiedad de la familia. Pero hemos de reconocer que algunos homicidios son difíciles de aclarar. Lola, la muchachita muerta en Valizas el año pasado, aún espera a su culpable. Y eso que han pasado por el Juzgado una enorme cantidad de tipos/as, de todos los colores. Queda la impresión que se trata de encontrarlo/a.
Hay homicidios que andan impunes desde hace 40 años y más. Chocaron con la complicidad lógica de sus compañeros de andanzas durante la dictadura; luego la otra complicidad que le dio buena parte de nuestro Parlamento con la Ley de Impunidad. Pasados estos primeros ¡¡¡30 años!!! chocaron con el natural silencio que asesinos y cómplices tienen para cubrirse. Pero también chocaron con el silencio del miedo, del no-me-importa. Y con la inacción, mucha inacción.
Después de la Ministra Amapola Bienrrutti los diferentes Ministros de la Defensa se dedicaron a hacer la plancha. El vigente, Fernández Huyteladoblo, es el 5 de Oro. Nadie supo investigar, nadie pudo investigar.
Todos los resultados a los que hasta ahora se ha podido llegar fue por información cruzada de sobrevivientes, familiares, testigos directos. Poco o nada de confesiones de parte. Y, de éstas, siempre de los soldados más rasos.
Pero ayer, usando información que ya había publicado Brecha, allanaron la casa de un ex coronel de Inteligencia y ¡¡Opalalá!! ¡Encontraron miles y miles de documentos que el ex coronel tenía muy guardaditos en su casa! ¡Una camioneta entera!
Capaz que con ellos se puede avanzar.
Solo falta tener ganas.
Yo, por lo menos, tengo.
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