In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

viernes, 21 de septiembre de 2012

La monja friolenta


Cuentan las malas lenguas que esto le sucedió a Monseñor Nitocás Tucoño cuando aún era un cura.
 
Esa vez, Monseñor Nitocás Tucoño y una Monja, después de peregrinar regresaban hacia el convento. El camino se hizo más largo de lo que esperaban, comenzó a lloviznar y a hacer frío, por lo que resuelven buscar abrigo en una cabaña en medio del camino y proseguir el viaje al día siguiente. Al entrar a la cabaña, ven que hay una sola cama.
 
Monseñor  y la monja entran y después de algunos segundos de silencio, el cura dice:
- Hermana, Usted puede dormir en la cama y yo duermo aquí en el piso.
 
Y así hacen. Mientras tanto, en medio de la noche la Hermana despierta al Padre:
- ¡Padre! ¿Está despierto?
 
El padre medio dormido dice:
- Hermana, diga, ¿qué pasa? 
 
Ella contesta:
- Es que estoy con frío. ¿Puede ir a buscarme una cobija?
 
Tucoño responde:
- Si Hermana, claro que sí.
 
El Padre se levanta, va a buscar una cobija al armario y cubre a la hermana con mucha ternura.
 
Una hora después, la hermana despierta al padre nuevamente:
- ¡Padre! ¿Todavía está despierto?
- ¿Qué pasa Hermana? ¿Ahora que sucede?
- Es que aún estoy con frío. ¿Puede darme otra cobija?
- Seguro que sí Hermana.
 
Una vez más el Padre se levanta lleno de amor y buena voluntad para atender el pedido de la Hermana. Pasa otra hora, y una vez más, la Hermana llama al Cura:
- Padre… ¿sigue despierto?
- Sí, Hermana!  ¡¿Qué necesita ahora?!
- Es que no he podido dormir. Sigo con mucho frío.
 
Monseñor Nitocás Tucoño entonces le dice:
- Hermana, estamos aquí los dos solos, ¿cierto?
- ¡Cierto! - contesta la Hermana.
- Lo que ocurre aquí sólo nosotros dos lo sabemos y nadie mas, ¿cierto?
- ¡Cierto Padre!  - contesta la Hermana.
- Entonces tengo una sugerencia... ¿Qué tal si hacemos de cuenta que somos marido y mujer?
La Hermana contesta:
- ¡Sí! Sí, Padre! ¡Hagamos de cuenta que somos marido y mujer!
El Padre cambia el tono de voz y dice:
- ¡Entonces dejate de joder!... ¡Te levantás,  vas a buscar otra cobija y dejate de romper las pelotas!

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