In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Volver a empezar


por Abelardo Abelenda

El viernes pasado comenzábamos esta columna con el final del cuento, el placer de habernos recuperado de una lesión, el placer de volver a caminar. Hoy les dejamos una nota inédita, escrita hace un mes.

Dedicada a todas las viejas glorias del deporte que se siguen poniendo los cortos y a los 3 amigos del C.A. 25 de Agosto que se lesionaron en esta temporada y no podrán jugar la final de veteranos de basquet de +45 la semana que viene contra Aguada

Volver a empezar


Me lesioné nuevamente, desgarro de gemelos en un partido precioso, en el Palacio y contra Peñarol, con hinchada en contra, banderas y todo. Duelo de invictos. 

Perdimos, pero fue una de esas redotas que los uruguayos casi disfrutamos como un triunfo. Con la ausencia de 5 jugadores muy importantes, les dimos batalla, cada uno con su granito los sorprendimos y a falta de 30 segundos, con un triple traicionero enmudecimos el Palacio. No alcanzó, pero mereció la alegría.

Tres y cuatro veces por semana de entrenamiento no alcanzaron, el acontecimiento sucede, uno a veces se rompe. Las lesiones son un poquito de muerte que se nos mete en el cuerpo. Quedan las cicatrices, las marcas y cientos de horas de entrenamiento por el camino.

Luego de 36 años de básquet, las marcas van quedando: luxación de hombros, rodillas, esguinces de tobillos, costillas rotas, caballete nasal torcido, pómulos tajeados, dedos de los pies y de las manos zigzagueantes, columna y lumbares cansadas. Podría dar un curso de anatomía completo.

Hemos disfrutado de algunos triunfos, unas cuantas derrotas dignas y alguna derrota aplastante. Un lindo “camino” de caminar, como diría el maestro, transitado con amigos.

Y cada vez, siempre la misma pregunta, con dolor y angustia: ¿podré jugar otra vez?

El cuerpo nos da placer y también dolor. Y siempre preferí el dolor provocado por el movimiento al dolor provocado por la quietud. El movimiento me ha rescatado de la locura.

La mañana siguiente al desgarro, me vino a la cabeza una vieja canción. Va dedicada a mi señora, mis compañeros del 25 y mis compañeros de trabajo,  que una vez más me han visto llegar por la mañana malherido, me “bancan” la cabeza y me ayudan a continuar.

Duele pero no queda otra, intentaré, nuevamente aprender a caminar, y ya van….

Pasa la vida y el tiempo
no se queda quieto
llevo el silencio y el frío
con la soledad.

En que lugar anidaré
mis sueños nuevos
y quien me dará una mano
para volver a empezar.

Volver a empezar
que no termina el juego.
Volver a empezar
que no se apague el fuego.

Queda mucho por andar
y que mañana sera un día
nuevo bajo el sol
volver a empezar.

Volver a empezar
volver a intentar

Se fueron los aplausos
y algunos recuerdos
y el eco de la gloria
duerme en un placard.

Yo seguiré adelante
atravesando miedos
sabe Dios que nunca es tarde
para volver a empezar

Volver a empezar
que aun no termina el juego.
Volver a empezar
que no se apague el fuego.

Queda mucho por andar
y que mañana sera un día
nuevo bajo el sol
volver a empezar.

Volver a empezar
volver a intentar

Alejandro Lerner

1 comentario:

  1. Que grande Abelardo!!! Tengo el placer de conocerlo personalmente y he compartido mas de una cancha de basket con el, como compañero y como rival.
    Me gustaría que publicaras alguna de las notas de viaje que no tienen ningun desperdicio...
    Un gran abrazo y el deseo de pronta recuperación.


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