La sala de la Biblioteca Nacional estaba bastante llena de estudiantes, la mayoría universitarios que preparaban sus últimos exámenes del año.
Horacio, con los libros en las manos encuentra una silla libre en una mesa que está ocupada por una sola estudiante, una rubia bonita y bastante llamativa.
Se acerca y le dice bajito y al oído:
- Disculpame, ¿esta silla está ocupada? ¿Me puedo sentar contigo?
La rubia le contesta bien fuerte:
- ¡¿Encamarme contigo esta noche?! ¡¡Vos estás loco!!
El grito de la muchacha hizo que casi toda la gente del salón dejara de leer y le clavara las miradas como cuchillos.
Horacio, desconcertado con la respuesta y colorado de vergüenza, se va para otro lugar libre que había por allí.
Unos minutos después se le acerca la misma muchacha y esta vez ella le susurra al oído:
- Soy estudiante de psicología y se como piensan los hombres. Te hice sentir avergonzado ¿verdad?
- ¡¡Dos lucas por una simple encamada!! - grita esta vez el muchacho - ¡¡Pero a vos se te escapó la moto, eso es carísimo!!
Esta vez la totalidad del salón dejó de leer y miró a la muchacha que había quedado petrificada.
Inmediatamente Horacio se volvió a acercar a la muchacha y le dijo bien bajito al oído:
- Y yo soy estudiante de abogacía y se bien como hacer culpable a una persona.
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