In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

viernes, 28 de diciembre de 2012

La frase del último viernes


Por Abelardo Abelenda
Llegamos. Cansados, extasiados, felices. El maratónico diciembre del año del fin del mundo llega a su fin. Seguimos vivos, sigue habiendo luz, los relojes siguen marcando las horas. Para celebrarlo nos vamos al Perro que fuma (since 1903) en el Mercado del Puerto, reducto de la cultura popular montevideana. Lo mejor de la música, el carnaval y cada personajes que te voglio dire.

Que no se apaguen las bombitas amarillas


Veinticuatro a mediodía. Como diría el cuidacoche de casa: ¡una calor insobornable!
Cuarenta grados a la sombra. Arranco para el Mercado.

Bajando por la peatonal Perez Castellano se siente el aroma dulzón y pegajoso de la abundante lluvia de sidra espumante. Miro el precio y entiendo, la botella de liquido mareante está a 50 pé o 3 x 100. Mucha alegría y ningún conflicto. Al lado de la fuente una batería de samba le pone ritmo a la fiesta. Los percusionistas se refrescan con la abundante lluvia amarilla y los parches de plástico siguen sonando pese a la humedad reinante.

Doblo por la rambla 25 de agosto y llego a la embajada. El Perro que fuma me recibe con una picada de carne a la parrilla y con lo mejor de las murgas del carnaval 2012 a todo trapo. La retirada 2012 de La Leyenda dedicada a la ciudad vieja ambienta el entorno donde se destacan amigos del basquetbol del Tuentifai, del Waston, de Las Bóvedas, despachantes de aduana, aduaneros y algún turista que vió luz y entró. Se suma siempre algún marino que dio la vuelta al mundo “más de 80 veces”.

Ya sobre las 3 de la tarde, se apaga el ritmo de murga e irrumpe la música tropical uruguaya bien polenta: Cada día por la carretera, noche madrugada entera, y mi amor aumenta más.  Camionero de Roberto Carlos en versión Sonora Borinquen, no se puede más.
 El Jano, nuestro anfitrión nos advierte: “a esta hora Magela es la que manda acá, es como la gerenta general”. Magela es una fenómena, atrás de la barra sirve, pone la música, contagia con su sonrisa y le da un color bárbaro.

En medio de la cantarola, aparece un personaje increíble. El Jano me presenta y le pide al amigo que haga el jockey. Un fenómeno, se paró en los estribos, rodillas bien flexionadas y medio chuequitas hacia adentro, mirada puesta en el horizonte, gorro con visera hacia atrás, mano izquierda con las riendas bien ajustadas adelante y atrás, mano derecha con la fusta arriba y abajo. Le da duro y el potrillo Paleta Quemada llega primero a la meta. Un cráck, estaba para filmarlo y desbancar en youtube al baile del caballito del japonés.

El único que faltó a la cita fue Fernando Cabrera, que dos por tres  se toma una en la mesa del fondo, leyendo algún libro de la biblioteca que Jano promovió entre los parroquianos. “Yo no puse ninguno, los trae y los lleva la gente”. Allí podemos encontrar un Borges junto a unas Selecciones del Readers Digest, una biblia y un calefón, para todo gusto.

De repente cae otro personaje, “el tipo que aplaude más fuerte del uruguay”. El “Yerpo”. Y nos mostró su don. Era verdad, sus aplausos retumbaban contra el edificio de la Aduana.

El mercado va cerrando. Las cuadrillas de limpieza atacan contra las botellas verdes vacías. Los musiqueros van terminando su jornada laboral y se arriman al Perro que fuma a cantarse la penúltima. Se acerca Darwin, “el Zurdo” con sus lentes y su sombrero de ala corta. El Jano me lo presenta como “’el Sabina uruguayo’, pero a mí me gusta más cuando canta las canciones de su tierra, de Treinta y Tres”.

En una mesa, conversando con los amigos del Veinticinco, me dicen que esto es fantástico, una fiesta popular. Los amigos me dicen: “Como en el carnaval de Valizas, un escenario de tablones y tanques, bien simple, y las bombitas amarillas”.
Pregunto , “¿estuviste en el Carnaval de Valizas?” y se da el siguiente diálogo:

Si, el carnaval en el Mac Yiye, me acuerdo de Abelardo Abelenda y del hijo de Cousteau. 
¿Te acordás de Abelardo, lo conocés?
-  Si me acuerdo, uno alto de barba con un farol a vela en la cabeza, pero no lo conozco
- Bueno, estás hablando con él.
¿Vós sos Abelardo Abelenda?

Y nos sacamos una foto juntos.

Que no se apaguen las bombitas amarillas
Que no se vaya nunca más la retirada
Quiero cantarle una canción a Colombina
Quiero llevarme su sonrisa dibujada

Con La frase del viernes me he divertido mucho y me ha dado muchas satisfacciones.
Gracias a todos los que se han comunicado conmigo y me han alentado.
Como decía mi abuelo tano a las 12 todos los 31: ¡Felice anno nuovo!

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