In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

miércoles, 17 de julio de 2013

Lalo Morello, el imitador

por Fernando Neurocir (el cascanueces de Malvín), que vuelve a incursionar en la creación. Y el lugar más adecuado (¡vaya novedad!) es La galanga



Lalo Morello era un fenómeno haciendo imitaciones, realmente una cosa increíble.
 
Una tarde en la iglesia se puso a imitar ruidos de pájaros y el viejerío empezó a ponerse nervioso y a mirar para arriba. El Padre Mauricio tuvo que suspender la misa y mandó revisar el campanario y la iglesia entera en busca de los pichones que molestaban.
 
Obviamente, nunca encontraron nada.
 
El Lalo era una cosa sería porque además, le gustaba hacer bromas.
 
Más adelante se puso osado y empezó a hacer macanas.
 
Un día venía en el ómnibus y vio una chiquilina con un aparato de mp3 precioso y se decidió a robárselo. Se le arrimó despacito, escucho un rato la música que venía escuchando la gurisa y la empezó a imitar. Al poco rato le sacó los auriculares con una calidad inimitable y le empezó a cantar al oído. La muchacha ni cuenta se dio. De repente cambió y puso la radio. El Lalo arranco a improvisar siguiendo las emisoras hasta que se detuvo en una y empezó a dar el noticiero. La joven se aburrió con las noticias y apagó el mp3. Ahí el Lalo se decidió y le robó el aparatito.
 
Después empezó a perfeccionarse en el arte de joder al prójimo y se asoció con un primo que tenía una automotora. El primo hacía que arrancaba un auto y el Lalo imitaba todos los ruidos: el arranque, el motor, la radio, era realmente increíble.
 
Así vendieron cualquier cascajo convenciendo a los incautos compradores de que su auto tenía motor Ferrari.
 
Un día incluso, vendieron un auto sin motor. El pobre tipo les decía
 
- Pero este auto no se mueve, ustedes me están jodiendo.
 
Pero el Lalo y el primo lo convencieron, el tipo no podía discutir y al final les creyó. El auto aceleraba y frenaba y al final lo convencieron de que era el que no se daba cuenta que el auto se movía. Lo sacaron de la automotora empujando y al final, al pobre hombre les dio vergüenza ir a reclamarles y se creyó que el motor se lo habían robado de la puerta de la casa.
 
Más adelante Lalo se especializó y empezó a imitar cosas y también: era increíblemente convincente.
 
Así, de a poco se empezó a practicar y ponía cara de Ford Falcon, hacía el ruido del motor y el socio lo vendía a el como si fuera un auto!
 
Al otro día de mañana se despertaba temprano y se iba. El vendedor estafado ni desconfiaba de lo bien que imitaba el Lalo y se iba a hacer la denuncia a la seccional policial y todo. Increíble la audacia de estos dos jodedores. Pero que buenos que eran.
 
Un día vino un tipo buscando una camioneta para hacer mudanzas.
 
Lalo puso cara de Nissan con motor Isuzu gasolero. El tipo se tiró en palomita y compró la camioneta. Bueno, compró al Lalo.
 
Todos lo recordamos con cariño, porque era pícaro, jodedor, pero de buen corazón.
 
Al otro día de que lo compraron para camioneta de mudanzas, el Lalo se durmió porque estaba cansado.
 
El tipo tenía una mudanza tempranito y el pobre Lalo no aguantó el peso del ropero, la heladera, el lavarropas……

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