La lluvia es melancolía, un atributo característico del alma napolitana que de alguna manera se trasladó al Río de la Plata. Con ya tres décadas encima, en aquellos años de la vuelta a la democracia tutelada, con título bajo el brazo pero nada en el futuro, aquellas esperas de media hora en la parada, con en el frío, el viento y la lluvia, de algún ómnibus que nos llevara de un trabajo al otro nos hacían pensar. Muchos años más tarde esos sentimientos se sublimaron y salió esta melodía. Sonaba en mi cabeza con acentos de bandoneón y que obviamente sólo pude interpretar con un teclado.
Temporal de Santa Rosa, de y por el Tano
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