por Máximo Gur Méndez
Bordaybarre nos esperaba en la puerta de uno de los tantos clubes que se distinguen por un enorme cartel que, a gatas, dice PEDRO. Es la manía de tratar de no tener historia. Con el asunto de dar vuelta la página, mirar solo para adelante y olvidar el pasado a Pedro se le olvidó hasta su apellido.
Entramos. Habían 200 o 300 banderas de nylon rojas, prontas para sostener de a tres o de a cuatro por persona. Además innumerable cantidad de vinchas rojas de esa tela mitad papel, mitad plástico.
Nos sentamos en unas sillas. Pedro se agachó y apoyó sus antebrazos en sus muslos; es la manera que encuentra de hacerse el gente común.
- El Partido Bermellón, en estas elecciones, busca tener un gran papel; un papelón podríamos decir.
- ¿Y cómo piensan lograrlo?
- Con el compromiso de nuestro querido pueblo. Si nuestra gente se compromete a olvidarse de todo es muy probable que nuestro partido levante cabeza y recupere su electorado. Además siempre está el recurso de agitar fantasmas. En épocas de Papá eran los tanques rusos, el muro de Berlín. En mis épocas puede ser la inseguridad.
- ¿Por eso es que su nave insignia es el plebiscito por la Baja de la edad de Imputabilidad?
- No solamente. También tenemos el aumento del precio de la cebolla y las inundaciones del año pasado: todas cosas que este gobierno no ha sabido o no ha querido solucionar.
- ¿Su compañero de fórmula ha resultado ser una buena pieza para su engranaje electoral?
- Sin ninguna duda. Con Corpinho vamos a levantar a los caídos. Mirá que bueno, ¡se me ocurrió un eslogan!
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