In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

domingo, 24 de agosto de 2014

Hace pocos días

Solo en Uruguay pasan estas cosas. Los uruguayos somos tan grises que tenemos nostalgia de nuestro propio pasado. Lo añoramos, lo queremos tener presente de nuevo, todo tiempo pasado siempre nos pareció mejor.
¡Hasta la Noche de la Nostalgia tenemos! (el 24 de agosto de noche, vísperas del feriado nacional del 25, se organizan fiestas y bailes por doquier, con una sola consigna: rememorar la música de cuando éramos jóvenes),
Hoy quiero participarles de algo que escribí hace una pila de años (más de 10) cuando siendo docente de Facultad de Medicina también participaba en nuestro gremio de docentes y tenía mucho vínculo con los estudiantes de la época.
Este escrito es viejo y trata de la nostalgia (doblemente viejo), pero no creo que haya perdido vigencia.
El glosario que no entiendan lo pueden preguntar a La Galanga  lagalanga.llena@gmail.com

Hace pocos días


por Máximo Gur Méndez
(escrito en el 2001, más o menos)

Hace pocos días, en un Congreso de los estudiantes de Medicina, les quería mostrar porqué a veces ellos y nosotros hasta hablamos un lenguaje diferente. Ellos, nacidos promedialmente en 1980 – 1982, entienden poco algunos hechos que para nosotros son vida misma. Les dije: “Lo que pasa es que Uds. no tomaron leche en botella”. Y para mi asombro más absoluto, ninguno entendió a lo que me refería.

¡Cómo no vamos a ser diferentes! ¿Quién de mis alumnos vio alguna vez la señal de ajuste de Canal 12, un indio piel roja rigurosamente en blanco y negro? Para ellos la televisión fue siempre en colores y es raro que conozcan lo que es tener que pararse de la silla para cambiar de canal pues el control remoto existió siempre.

La historia es Historia y no recuerdos: está tan lejos la guerra de Viet-Nam como la de Corea y las Cruzadas. El Papa fue, es y será Juan Pablo II y los viajes a la Luna ya son cosa corriente y no la imaginación de nuestros juegos ayudado por Flash Gordon.

Jamás vieron un disco de pasta de 45 r.p.m. con el gran agujero en su centro y mucho menos una moneda sobre el brazo y la púa de un tocadiscos para que no saltara donde estaba rayado.

¿Nos creerán cuando les contemos que hacíamos cola durante toda la tarde para comprar una botella de leche o una damajuana (de vidrio) de 10 litros de kerosene? ¿O que esperábamos y elegíamos viajar en la cachila de CUTCSA del 173 a Av. Italia y Peñón porque era lindo ir en la plataforma? ¿Habrán sentido alguna vez el placer de usar un Incalcuer o un Incalflex nuevo en el recreo de 4º año de la Escuela?

Es difícil compartir el lenguaje de los que nunca usaron una lapicera a pluma con tintero involcable y todo.

Hoy, a años de haber aparecido los punks, nadie recuerda nuestros peinados con Glostora, Brillantina Palmolive o fijador Éxito, aquel verde que dejaba el coco como de cartón.

Ya no se erizan cuando escuchan las marchitas militares que invariablemente nos metían a las 20:00 cuando pasaban los comunicados de las fuerzas conjuntas y veíamos a tantos amigos en fotos con caras de forajidos después de días y días de castigo.

Tantas cosas han cambiado que parece mentira escuchar el silbato del afilador. Ya nunca más barquilleros ni “¡botellas vacías compro, botellero!”.

Ahora el PC es un electrodoméstico más y lo manejan los escolares con más dominio que un balero. ¿Cómo entender esperas de 15 años o más para que te instalen un teléfono si hoy hay más celulares en los cinturones que llaveros?

Los que supimos comprar yerba o azúcar en barricas, al peso, envueltas en papel de estraza no nos hemos acostumbrado al fax, contestador telefónico, micro-ondas, copiador de CD, micrófonos que permiten oír cuando el bebé llora en su cunita, que hay en cualquier casa.

¿Cómo explicarle a los que nunca vieron Discodromo Show, Ballinger de Chicago, Los Invasores o Perdidos en el espacio que Robin Williams era un marciano en una serie de televisión que se llamaba Mork y Mindy?

¡Qué difícil expresar en palabras aquella sensación que sentíamos en el Estadio cuando sonaba el PII - PUU para informar el gol en el Franzini y todos nos dábamos vuelta para ver el placard de la Amsterdam! Más difícil que saber que "Paterson y yo, nos vamos a la playa" o que "Barlovento es el pantalón de los mil movimientos". Ahora miramos en directo cualquier partido que se juegue en Siria y los muchachos conocen al equipo titular y suplente de cualquier cuadro alemán!!

¿Nadie extraña los trolley- buses cambiando los tiradores en 18 y Sierra (que así se llamaba Fernández Crespo)? ¿Nadie intentó explicarles que, para que los cuellos de las camisas quedaran duritos, se les ponía ballenitas que se compraban por Rondeau y Uruguay? ¿Algún día les podremos transmitir la sensación de un champion Pampero de suela de plástico?

Todo depende de todos, ellos y nosotros, los que nunca encontraron una lija en el bolsillo de atrás del Blue Jean y los que seguimos recordando radio Independencia en la Spica de casa.


Comentarios


Muy buena Gurméndez. Y con esta flor que hago, la tiro? Contra flor al resto con Vesubio flor de amarga! No señor los incoloros calzoncillos son historia Gino Paoli pintó tu intimidad!
TANO

1 comentario:

  1. Muy buena Gurméndez. Y con esta flor que hago, la tiro? Contra flor al resto con Vesubio flor de amarga! No señor los incoloros calzoncillos son historia Gino Paoli pintó tu intimidad!

    TANO

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