La historia sin fin de la violencia en los deportes de masas se repite este fin de semana. Ríos de tinta se vierten en cada evento como el del ultimo clásico, pero en general se cuidan de no ir al meollo de la cuestión. Para ser breves: la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer, como dijo un paisano.
O sea, quizás haya que ir más allá. En tal sentido me repito y como en anteriores oportunidades, agrego esta gotita a esos ríos. El otro gran instrumento de control de masas, la religión, tiene gran similitud. Ambos fenómenos son irracionales, lo que hace que exista un rango de comportamiento que abarca desde el inofensivo parcial, al personaje violento, o desde el que a veces va a misa, sinagoga o mezquita hasta el que mata al infiel. Pero no se reflexiona que el quid de la cuestión es que si no existe la creencia es difícil justificar la violencia irracional. El hinchismo es un fenómeno local, inculcado y fomentado por los padres, cultivado por la presión social, irracional, que crea grupos humanos que tienden a despreciarse. O sea “yo” y el “otro”, al que es preciso de alguna manera odiar y combatir (comportamiento de clan que está en nuestros genes). Y esto genera, y JUSTIFICA, en cierta gente (los hinchas fanáticos y los religiosos ídem), la violencia. Son los mismos mecanismos psicológicos atávicos, o sea más viejos que el orificio de la calabaza. Y se mantienen por el adoctrinamiento de los infantes, he ahí la madre del borrego. No deja de ser un insulto a la razón, apoyar indirectamente (prestándole atención y publicidad, pagando), a este tipo de actividad. Gente de coeficiente intelectual bajo ganando cifras exorbitantes. No pasa un día en el cual el inefable mentiroso Suarez no figure en la primera pa'gina de todos los diarios, de la siniestra a la diestra. Falta que reporten el nu'mero de flatos que expele el susodicho y se lo festejen. Cuadros que son empresas multimillonarias, donde en muchos casos se lava dinero o se estafa. Ni hablemos de la FIFA...
O sea, quizás haya que ir más allá. En tal sentido me repito y como en anteriores oportunidades, agrego esta gotita a esos ríos. El otro gran instrumento de control de masas, la religión, tiene gran similitud. Ambos fenómenos son irracionales, lo que hace que exista un rango de comportamiento que abarca desde el inofensivo parcial, al personaje violento, o desde el que a veces va a misa, sinagoga o mezquita hasta el que mata al infiel. Pero no se reflexiona que el quid de la cuestión es que si no existe la creencia es difícil justificar la violencia irracional. El hinchismo es un fenómeno local, inculcado y fomentado por los padres, cultivado por la presión social, irracional, que crea grupos humanos que tienden a despreciarse. O sea “yo” y el “otro”, al que es preciso de alguna manera odiar y combatir (comportamiento de clan que está en nuestros genes). Y esto genera, y JUSTIFICA, en cierta gente (los hinchas fanáticos y los religiosos ídem), la violencia. Son los mismos mecanismos psicológicos atávicos, o sea más viejos que el orificio de la calabaza. Y se mantienen por el adoctrinamiento de los infantes, he ahí la madre del borrego. No deja de ser un insulto a la razón, apoyar indirectamente (prestándole atención y publicidad, pagando), a este tipo de actividad. Gente de coeficiente intelectual bajo ganando cifras exorbitantes. No pasa un día en el cual el inefable mentiroso Suarez no figure en la primera pa'gina de todos los diarios, de la siniestra a la diestra. Falta que reporten el nu'mero de flatos que expele el susodicho y se lo festejen. Cuadros que son empresas multimillonarias, donde en muchos casos se lava dinero o se estafa. Ni hablemos de la FIFA...
Con este y otros opios se ocupan grandes porcentajes de las emisiones de radio y TV con el fin de evitar que la gente piense. Todo bien programado desde hace un siglo o más con los deportes, milenios con otras cosas. Sin hablar de la clásica puerta giratoria: carisma que se construye como dirigente deportivo que catapulta a altos cargos políticos. Basta recordar al Arbusto, al Cavalier, y varios en Uruguay: aquel beodo del mundo, experiencia y calle, y los dos reincidentes en la presidencia: el inefable Sangrinetti y el Taba de Bourbon.
Sin el público y su dinero, se les derrumbaría la maquinaria.
De ahí para arriba, con el deporte organizado, y que me perdone Galeano, tengo serias reservas. Como la religión, son opios organizados para controlar masas.
Obviamente, esto no lo inventé yo, y otros lo dicen mucho mejor:
No hay comentarios:
Publicar un comentario