La galanga abajo de la cama
Una pareja de veteranos estaba acostada de noche en su cama.
Él trataba de leer alguna pavada para quedarse dormido: cualquiera sabe lo lindo que es dormirse leyendo en la cama hasta con los lentes puestos.
Ella estaba pensativa y romántica. En una de esas le dice a su marido:
- "Viejo, antes cuando nos acostábamos, me agarrabas románticamente de la mano"
El veterano agarró el libro con una sola mano y con la otra agarró la mano de ella, medio flojo nomás, para que se diera cuenta que estaba a punto de quedarse dormido.
- "Pero cuando me agarrabas la mano también me besabas, ¿te acordás?"
El veterano largó el libro, largó la mano, le dio un beso rápido y superficial en la mejilla y se quedó de costado con los ojos cerrados, ya dispuesto al sueño.
- "Y cuando me besabas me mordisqueabas el cuello"
Ya ahí el veterano largó todo, se sacó el libro de encima, tiró las sábanas y frazadas para atrás, se calzó las alpargatas y se levantó.
- "Viejo. ¿Pero adónde vas?"
- "¡¡A buscar los dientes!!"
Algunos veteranos se encontraban en un Club de Amigos donde escuchaban música, alguno tocaba alguna pieza que recordaba en el piano, a veces leían o por lo menos se juntaban a comer algo. La última vez estaban todos reunidos después de haber hecho un asado. Una pareja de viudos, que eran habitués del Club desde hacía tiempo, quedaron sentados uno frente al otro. Charlaron durante buena parte del tiempo. Él la miraba con ojos de admiración: la veterana se mantenía bastante bien a pesar de sus años, su charla era fluida, su risa franca. En determinado momento el viejo juntó coraje, carraspeó y le soltó en la cara:
- "¿Querés casarte conmigo?"
La mujer quedó asombrada; la audacia del viejo la había cautivado. Lo pensó unos segundos y con su mejor cara de alegría le contestó:
- "¡Si! Por supuesto. Acepto casarme contigo"
Estuvieron de charla, mirándose a los ojos por media hora más y luego todos se levantaron, se saludaron y se fueron a sus casas.
Al otro día el pobre veterano estaba desolado. Se acordaba de la reunión, se acordaba de la fuerza de coraje que había empleado, se acordaba de la pregunta "¿Querés casarte conmigo?", pero no se acordaba de la respuesta.
- "¿Me habrá dicho que si? ¿Me habrá dicho que no?"
Volvió a juntar coraje y apenas pasado el mediodía la llamó por teléfono.
Le dijo lo bien que había pasado el día anterior, lo rico que estuvo el asado, lo agradable de su charla con ella.
- "Pero sabés que? Mi memoria no es la misma de antes. Vos perdóname si quedo como un nabo pero yo te pregunté si te querías casar conmigo, ... pero no me acuerdo qué me contestaste"
- "Te dije que si. Te lo dije convencida y te lo repito ahora más convencida aún. Y te agradezco que me hallas llamado ahora para preguntarme ... porque yo no me acordaba quién me lo había propuesto".
Comentarios
Muy bueno! :)
SANDYBGO
Muy bueno! :)
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