por Jonathan Rodríguez
Canto a las playas
De licencia en el verano
huyo raudo, en estampida.
Enfilo para la costa
y empiezo la recorrida.
Primero me tomo un Cutcsa.
Me bajo en playa Pocitos.
En la orilla me descalzo
y me enjuago los quesitos.
Ya en Solymar el sol pica.
Factor diez no es suficiente.
Cuando paso por Salinas
tengo ardor hasta en los dientes.
Voy andando hasta Chihuahua,
playa nudista de punta.
Cousteau en toda su carrera
no vio tanta raya junta.
¡En Valizas te saludo,
oh, hippie que me pediste
que te diera una moneda
para el alcohol con alpiste!
Llegando a Punta del Diablo
tengo sed, es lógico eso.
Un agua de medio litro
cuatro mil quinientos pesos.
Por la noche me doy cuenta:
debí comprar repelente.
Nubes negras de mosquitos
pican mis llagas calientes.
Precios, llagas, picaduras,
sed y un calor del infierno.
¡Qué hermoso que es el verano!
¿Cuánto falta pal invierno?
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