Al leerlo veo que a muchos nos marcó la vida así.
La danza en el fuego
Con los ojos
llenos de lágrimas, los padres de Sara reunieron a sus hijos junto al fogón
encendido. El sonido armónico, crujiente y chispeante de las piñas, iba
componiendo una melodía pegadiza que fue rompiendo el silencio de la noche. Los
colores del fuego en movimiento, el aroma a eucaliptus y el humo dibujando
siluetas hacia el cielo, iban a compás.
Cuando el
primer libro abrió sus páginas en forma de abanico Sara se maravilló. El libro
que estaba a su lado lo siguió con el mismo movimiento proponiendo una
coreografía infinita que pasó de un libro al otro y al otro y al otro. El más
grande, ese que se veía tan fuerte e inamovible se abanicó sin dificultad y
luego todos los libros se unieron al baile cayendo uno a uno sin resistirse,
aceptando su destino. El papá de Sara al tirar el último libro al fuego dijo
con voz quebrada: “No lo olviden nunca hijos, esto es el fascismo”.
Sara alivianó
su dolor imaginando que todos esos libros se irían de viaje bailando a través
del fuego y dibujando señales de humo llegarían a tierras lejanas contando sus
historias.
Al cabo de un
rato solo quedaban cenizas y esa niña pequeña de 7 años llamada Sara, estaba
soñando por primera vez con ser bailarina.
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