por Medio Gurméndez
En tiempos del cólera le tocó escribir al Gabo García Márquez.
Menudo laburito tenemos nosotros: tratar de poner alguna letra en tiempos de Coronavirus.
Con mis hermanos trillizos (y de misma madre) hemos tratado de ironizar y satirizar algo que golpea tan jodido a tanta gente.
Y hoy de nuevo, trataré de llegar a ustedes con reflexiones propias de La Galanga.
Por ejemplo: a que no se imaginan ustedes a quien deberemos agradecer, en un futuro cercano, todo lo que se está logrando hacer en medio de esta crisis que sobrepasó lo sanitario para ser una crisis social. ¿Le vamos a agradecer a las Cámaras de Industria o de Comercio? ¿A los grandes empresarios, los dueños de los bancos? ¿A los pocos dueños de cientos de casas y apartamentos que concentran en sí mismos casi todo el mercado inmobiliario? ¿A los de #unsolouruguay - #uruguayparaunossolos que dijeron a título expreso que no quieren más solidaridad obligatoria?
No.
A quienes se les pidió apoyo irrestricto fue al Banco República, al Banco Hipotecario, al Banco de Seguros, a la Administración de Servicios de Salud del Estado ASSE, a la UdelaR, a los entes públicos. En definitiva le vamos a tener que agradecer al Estado. Ese Estado tan denostado. Aquel que creen causa y origen de todos los males del país; que se come los dineros de la producción.
Pero que cuando se precisa ... está.
No encontré a los que se golpeaban el pecho desde arriba de una 4X4 con que el campo es el país; no los vi donando ni un cajón de mandarinas. Si vi a las enfermeras terminar su turno y arrancar para otro. A esas enfermeras que les negaban mejores salarios y mejores ambientes de trabajo. Si vi a las maestras de primaria y profesoras de secundaria, que terminaban sus clases virtuales y se iban a juntar alimentos para las ollas populares. Esas mismas docentes a las que les reclaman que trabajan pocas horas por día y que tienen vacaciones largas.
Vi trabajadores de múltiples sindicatos que daban lo poco que tenían.
Pero mucho más vi (porque los viven pasando una y otra vez en la tele) a algunos futbolistas que cobrar millonadas y donan 100 termómetros (SIC: Diego Forlán donó 2.000 canastas y 100 termómetros, unos U$S 9.000. El cuerpo técnico de Penadoy cobra U$S 100.000 por mes).
Cuando todo esto pase vamos a tener que ver bien a quien le debemos haber sobrevivido, con y sin infección de Coronavirus.
In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent
galanga (diccionario de la real Academia Española)
3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.
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domingo, 5 de abril de 2020
martes, 31 de marzo de 2020
La cuestión es inventar
por Mínimo Gurméndez
La invasión de virus tipo Corona a nuestro país ha dejado ver caras que no conocíamos.
Han aparecido imbéciles que sin ningún pudor han desparramado virus en cuanto casamiento o fiesta se le hubiere puesto por delante.
Hay delincuentes que en aras del provecho propio ("Es difícil tener otra ocasión como ésta") han aumentado por 10 (¡Si! Leyeron bien: por diez!!) el precio de algunos elementos que se convirtieron en primera necesidad.
También están los que siempre se remangan para darle una mano al otro; los que no dan lo que les sobra sino sencillamente lo que tienen y a veces lo que les falta. Y hay ollas populares y gente que hace pan y los ofrece en canastos en la puerta de la casa. Como en la crisis del 2002 (mal recuerdo).
Pero también han resurgido los que plantean que las crisis se sobrellevan mejor si los que tienen poco o nada se sacrifican un poco más; que al fin y al cabo la vida de sacrificios es una constante para ellos.
Pero de los que me quiero referir es de los inventores.
La Universidad de la República (UdelaR) ha demostrado no una sino mil veces que es parte indisoluble del resto de su pueblo; que lo que el pueblo invierte en ella para generar y difundir conocimiento la UdelaR lo devuelve con creces. Y ahora más, uniéndose con el Instituto Pasteur (que por algo vino a instalarse hace unos años atrás en este pequeño paisito) han podido desarrollar un procedimiento diagnóstico para Coronavirus que ayudará a los kits que se puedan comprar en el exterior y tener más población estudiada. Las universidades privadas (seguramente porque son más nuevas, no vayan a creer que por otra cosa) aún no han podido apoyar en nada en esta situación.
Y la Facultad de Ciencias de la UdelaR hace esos kits diagnósticos. Y la Facultad de Medicina (de la UdelaR, obvio) da pautas diagnósticas y terapéuticas y epidemiológicas y etc. Y la de Química (de la UdelaR) ayuda a generar más y mejor alcohol - gel. Y la de Ingeniería (de la UdelaR). Y la de Psicología (de la UdelaR). Y más (de la UdelaR, obvio)
Pero el que se llevó todos los premios es un viejo conocido de todos: el doctor Canoso.
Él, con el impulso de todo inventor pero con el conocimiento que trae de su formación en medicina, presenta al mundo entero su última entrega (la primera había sido su candidatura a presidente por el partido Azul; SIC): el respirador Charrúa.
Véanlo funcionar aquí
o cliqueando en https://www.youtube.com/watch?v=hxILWeQ_iOE
Evidentemente a Canoso no le habría ido muy bien en una materia que se llama fisiopatología de la respiración y habría tenido algún encontronazo con los docentes de Medicina Intensiva que dan Ventilación Mecánica Invasiva.
Pero en La Galanga estamos en condiciones de ofrecer una idea que le tirará el chico lejos a Canoso.
Proponemos algo que además de cumplir la misma función que cumple el motorcito del limpiaparabrisas de Canoso brinda a la familia del paciente la posibilidad de sentirse partícipe del proceso de curación de su familiar.
¿Qué tal si ponemos al lado de la cama de CTI una mecedora?. Allí se sienta el familiar, pone la bolsa de Ambú debajo de la pata trasera de la mecedora, y mientras acompaña a su familiar se hamaca y lo hace ventilar.
"¡Más rápido Doña!" " 'pere, 'pere; aflójele un poquito" pueden ser las indicaciones del galeno actuante. ¿Qué tal?
P.D.: También propongo volver al Pulmotor (solo lo entenderán los nacidos antes de 1970; los más jóvenes que pregunten)
La invasión de virus tipo Corona a nuestro país ha dejado ver caras que no conocíamos.
Han aparecido imbéciles que sin ningún pudor han desparramado virus en cuanto casamiento o fiesta se le hubiere puesto por delante.
Hay delincuentes que en aras del provecho propio ("Es difícil tener otra ocasión como ésta") han aumentado por 10 (¡Si! Leyeron bien: por diez!!) el precio de algunos elementos que se convirtieron en primera necesidad.
También están los que siempre se remangan para darle una mano al otro; los que no dan lo que les sobra sino sencillamente lo que tienen y a veces lo que les falta. Y hay ollas populares y gente que hace pan y los ofrece en canastos en la puerta de la casa. Como en la crisis del 2002 (mal recuerdo).
Pero también han resurgido los que plantean que las crisis se sobrellevan mejor si los que tienen poco o nada se sacrifican un poco más; que al fin y al cabo la vida de sacrificios es una constante para ellos.
Pero de los que me quiero referir es de los inventores.
La Universidad de la República (UdelaR) ha demostrado no una sino mil veces que es parte indisoluble del resto de su pueblo; que lo que el pueblo invierte en ella para generar y difundir conocimiento la UdelaR lo devuelve con creces. Y ahora más, uniéndose con el Instituto Pasteur (que por algo vino a instalarse hace unos años atrás en este pequeño paisito) han podido desarrollar un procedimiento diagnóstico para Coronavirus que ayudará a los kits que se puedan comprar en el exterior y tener más población estudiada. Las universidades privadas (seguramente porque son más nuevas, no vayan a creer que por otra cosa) aún no han podido apoyar en nada en esta situación.
Y la Facultad de Ciencias de la UdelaR hace esos kits diagnósticos. Y la Facultad de Medicina (de la UdelaR, obvio) da pautas diagnósticas y terapéuticas y epidemiológicas y etc. Y la de Química (de la UdelaR) ayuda a generar más y mejor alcohol - gel. Y la de Ingeniería (de la UdelaR). Y la de Psicología (de la UdelaR). Y más (de la UdelaR, obvio)
Pero el que se llevó todos los premios es un viejo conocido de todos: el doctor Canoso.
Él, con el impulso de todo inventor pero con el conocimiento que trae de su formación en medicina, presenta al mundo entero su última entrega (la primera había sido su candidatura a presidente por el partido Azul; SIC): el respirador Charrúa.
Véanlo funcionar aquí
o cliqueando en https://www.youtube.com/watch?v=hxILWeQ_iOE
Evidentemente a Canoso no le habría ido muy bien en una materia que se llama fisiopatología de la respiración y habría tenido algún encontronazo con los docentes de Medicina Intensiva que dan Ventilación Mecánica Invasiva.
Pero en La Galanga estamos en condiciones de ofrecer una idea que le tirará el chico lejos a Canoso.
Proponemos algo que además de cumplir la misma función que cumple el motorcito del limpiaparabrisas de Canoso brinda a la familia del paciente la posibilidad de sentirse partícipe del proceso de curación de su familiar.
¿Qué tal si ponemos al lado de la cama de CTI una mecedora?. Allí se sienta el familiar, pone la bolsa de Ambú debajo de la pata trasera de la mecedora, y mientras acompaña a su familiar se hamaca y lo hace ventilar.
"¡Más rápido Doña!" " 'pere, 'pere; aflójele un poquito" pueden ser las indicaciones del galeno actuante. ¿Qué tal?
P.D.: También propongo volver al Pulmotor (solo lo entenderán los nacidos antes de 1970; los más jóvenes que pregunten)
jueves, 26 de marzo de 2020
¿El mismo barco o el mismo mar?
por Máximo Gur Méndez
A pesar del aislamiento voluntario que la mayoría de nosotros estamos haciendo los editores y responsables (editores irresponsables) de La Galanga hemos estado poco presentes en este opúsculo.
Y dejamos pasar lindezas que en otra oportunidad hubiera sido tema de tres o cuatro artículos.
Es que es difícil competir con millones de graciosos que sacan todo el humor posible de cualquier situación. Y además es difícil encontrar el humor de algunas situaciones desgraciadas sin caer en humor negro malintencionado.
Espero haber podido explicar por qué los habituales escribas estamos medios desaparecidos.
Pero hay veces que las ganas pueden más y me vuelvo a enfrentar a este teclado.
Porque ayer, a las 21:00, había un montón de gente que caceroleaba a propuesta del PiCeneté y otro montón que ponían el himno nacional a todo lo que da a propuesta de partidarios de la Colisión Multicolor.
¿Es que estamos tan divididos que, frente al ingreso del Coronavirus, algunos le dan a la cacerola y otros al himno patrio?
Me parece que no, que eso es una falsa oposición, que no le caceroleamos a la lucha contra el Coronavirus sino a las medidas que se tomaron y sobre todo a las que no se toman para proteger a la gente de bajos recursos que sufren mucho más en esta epidemia. Un tipo decía "#quedateentucasa! Eso me dicen! Quedate vos en la mía que yo voy a la tuya, con fondo y garage y cuarto de juegos!!!"
Porque nunca las cosas son iguales para todos.
Porque obvio que habemos muchos que podremos apelar a nuestros ahorros y paliar esta situación. Pero los que viven el día a día, o quincena a quincena ...
Y encima, para mejor goce de su drama: se le aumentan las tarifas por encima de la inflación. Te mandan a lavarte las manos seguido ... y te suben la OSE. Te piden que te quedes en casa todo el día ... y te suben la UTE y ANTEL.
Y si osas protestar te dicen que no estás ayudando a tu pueblo y obstaculizas la batalla contra el virus.
Leí por allí algo que me hizo reflexionar y mucho.
Dice el tipo. Mensaje a los que se creen muy inclusivos y patriotas: No estamos todos en el mismo barco. Estamos en el mismo mar, algunos en yate. otros en barquito a vela, otros agarrados de un tronco.
¡¡Pah!!
A pesar del aislamiento voluntario que la mayoría de nosotros estamos haciendo los editores y responsables (editores irresponsables) de La Galanga hemos estado poco presentes en este opúsculo.
Y dejamos pasar lindezas que en otra oportunidad hubiera sido tema de tres o cuatro artículos.
Es que es difícil competir con millones de graciosos que sacan todo el humor posible de cualquier situación. Y además es difícil encontrar el humor de algunas situaciones desgraciadas sin caer en humor negro malintencionado.
Espero haber podido explicar por qué los habituales escribas estamos medios desaparecidos.
Pero hay veces que las ganas pueden más y me vuelvo a enfrentar a este teclado.
Porque ayer, a las 21:00, había un montón de gente que caceroleaba a propuesta del PiCeneté y otro montón que ponían el himno nacional a todo lo que da a propuesta de partidarios de la Colisión Multicolor.
¿Es que estamos tan divididos que, frente al ingreso del Coronavirus, algunos le dan a la cacerola y otros al himno patrio?
Me parece que no, que eso es una falsa oposición, que no le caceroleamos a la lucha contra el Coronavirus sino a las medidas que se tomaron y sobre todo a las que no se toman para proteger a la gente de bajos recursos que sufren mucho más en esta epidemia. Un tipo decía "#quedateentucasa! Eso me dicen! Quedate vos en la mía que yo voy a la tuya, con fondo y garage y cuarto de juegos!!!"
Porque nunca las cosas son iguales para todos.
Porque obvio que habemos muchos que podremos apelar a nuestros ahorros y paliar esta situación. Pero los que viven el día a día, o quincena a quincena ...
Y encima, para mejor goce de su drama: se le aumentan las tarifas por encima de la inflación. Te mandan a lavarte las manos seguido ... y te suben la OSE. Te piden que te quedes en casa todo el día ... y te suben la UTE y ANTEL.
Y si osas protestar te dicen que no estás ayudando a tu pueblo y obstaculizas la batalla contra el virus.
Leí por allí algo que me hizo reflexionar y mucho.
Dice el tipo. Mensaje a los que se creen muy inclusivos y patriotas: No estamos todos en el mismo barco. Estamos en el mismo mar, algunos en yate. otros en barquito a vela, otros agarrados de un tronco.
¡¡Pah!!
sábado, 21 de marzo de 2020
El fotógrafo sin Coronavirus
La Galanga ha estado media callada: solo el ímpetu del Tano (guardado obligado con la Tana allá en la California) ha permitido mantenerla abierta. (ver www.lagalanga.blogspot.com )
Hoy nuestro fotógrafo estrella manteniendo una distancia apropiada con el monitor, nos deja estas imágenes de las últimas conferencias de prensa sobre el Coronavirus.
Excelente cómo nos tiene acostumbrades la galanga. La última foto para mí es el mayor de los corona virus y el fotógrafo logró la imagen perfecta.
Anónimo
Hoy nuestro fotógrafo estrella manteniendo una distancia apropiada con el monitor, nos deja estas imágenes de las últimas conferencias de prensa sobre el Coronavirus.
Y en Brasil Bobonabo también nos explica.
Comentarios
Excelente cómo nos tiene acostumbrades la galanga. La última foto para mí es el mayor de los corona virus y el fotógrafo logró la imagen perfecta.
Anónimo
jueves, 19 de marzo de 2020
Epidemia
por Máximo Gur Méndez
Con la epidemia de Coronavirus instalada en nuestro país es muy difícil tomarnos el pelo. Ya bastante se ha escrito, dibujado, hablado, cantado sobre algunas tonterías con esa enfermedad, su método de prevención y fundamentalmente sobre el alma mater de todo ésto: nuestra bien conocida Carmela.
Es difícil competir con un millón de uruguayos y varios millones de extranjeros que escriben en cuanto medio alcanzan sobre Carmela y el Corona.
Es por ello que hoy voy a escribir sobre otro episodio de epidemia.
A principios de 1871, en Argentina se desató una epidemia de fiebre amarilla. Ya en aquel momento existían personas que preferían esconder estos males para la población en general y la epidemia, sin prevención, se metía con fuerza entre la gente.
Eso pasó en Argentina en aquel año.
Y más: el presidente de la época, el antiartiguista Domingo Faustino Sarmiento, se escapa hacia el interior del país buscando un lugar menos peligroso que la ciudad de Buenos Aires, tomada por la fiebre amarilla y su virus. Literalmente se rajó.
Quedaron en Buenos Aires los enfermos y los que trataban de cuidarlos.
Unos de ellos fueron maravillosamente retratados por un enorme lienzo pintado por Blanes. Eran dos médicos y un ayudante que están entrando en una casa con dos muertos y un bebé tratando de prenderse al pecho de su madre muerta.
Quienes lo hemos podido ver en persona nos da especial recogimiento por toda la escena.
Pero permítanme que desde mi perspectiva de médico les cuente que es una muestra del compromiso que tiene todo el personal de salud con su profesión y con la gente. Cuando aparecen estas enfermedades (las de antes, las de hoy y obviamente las del futuro) el personal de salud se pone en primera línea. Como hoy mismo: los médicos y choferes que van a cada una de las casas a ver a los eventuales enfermos de Coronavirus; y llegan tarde, muy tarde en la noche, porque cada uno tiene cientos de llamados para hacer (y no es exageración). Y las enfermeras y las parteras que reciben, tratan, puncionan, limpian, curan a cada uno y ayudan a parir. Y los radiólogos y laboratoristas, y los ascensoristas y archiveros, y los administrativos, y las nutricionistas y cocineras. Y fundamentalmente las y los auxiliares de servicios generales que tienen la enorme tarea de mantener todo limpio pues por allí es que la gente se contagia. Todo eso y mucho más es el personal de salud.
Los médicos del cuadro José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich murieron en esa misma epidemia. Y no tuvieron más recompensa que el cuadro de Blanes.
Hoy en Montevideo desde las ventanas de las casas se aplaudía a todo el personal de salud que hoy está exponiéndose y cuidando a sus vecinos.
Recordemos fuertemente ese aplauso cuando te pidamos que te cuides, que no salgas por gusto a exponerte a un contagio.
Y que apoyes nuestro Sistema de Salud y la Universidad que nos forma.
Excelente resumen de gurméndez. ese cuadro marcó toda mi niñez por la impresión que me dio Y siempre quería volver a verlo. Un gran saludo a todos los colegas que se están rompiendo para atender a la gente.
El Tano
Con la epidemia de Coronavirus instalada en nuestro país es muy difícil tomarnos el pelo. Ya bastante se ha escrito, dibujado, hablado, cantado sobre algunas tonterías con esa enfermedad, su método de prevención y fundamentalmente sobre el alma mater de todo ésto: nuestra bien conocida Carmela.
Es difícil competir con un millón de uruguayos y varios millones de extranjeros que escriben en cuanto medio alcanzan sobre Carmela y el Corona.
Es por ello que hoy voy a escribir sobre otro episodio de epidemia.
A principios de 1871, en Argentina se desató una epidemia de fiebre amarilla. Ya en aquel momento existían personas que preferían esconder estos males para la población en general y la epidemia, sin prevención, se metía con fuerza entre la gente.
Eso pasó en Argentina en aquel año.
Y más: el presidente de la época, el antiartiguista Domingo Faustino Sarmiento, se escapa hacia el interior del país buscando un lugar menos peligroso que la ciudad de Buenos Aires, tomada por la fiebre amarilla y su virus. Literalmente se rajó.

Unos de ellos fueron maravillosamente retratados por un enorme lienzo pintado por Blanes. Eran dos médicos y un ayudante que están entrando en una casa con dos muertos y un bebé tratando de prenderse al pecho de su madre muerta.
Quienes lo hemos podido ver en persona nos da especial recogimiento por toda la escena.
Pero permítanme que desde mi perspectiva de médico les cuente que es una muestra del compromiso que tiene todo el personal de salud con su profesión y con la gente. Cuando aparecen estas enfermedades (las de antes, las de hoy y obviamente las del futuro) el personal de salud se pone en primera línea. Como hoy mismo: los médicos y choferes que van a cada una de las casas a ver a los eventuales enfermos de Coronavirus; y llegan tarde, muy tarde en la noche, porque cada uno tiene cientos de llamados para hacer (y no es exageración). Y las enfermeras y las parteras que reciben, tratan, puncionan, limpian, curan a cada uno y ayudan a parir. Y los radiólogos y laboratoristas, y los ascensoristas y archiveros, y los administrativos, y las nutricionistas y cocineras. Y fundamentalmente las y los auxiliares de servicios generales que tienen la enorme tarea de mantener todo limpio pues por allí es que la gente se contagia. Todo eso y mucho más es el personal de salud.
Los médicos del cuadro José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich murieron en esa misma epidemia. Y no tuvieron más recompensa que el cuadro de Blanes.
Hoy en Montevideo desde las ventanas de las casas se aplaudía a todo el personal de salud que hoy está exponiéndose y cuidando a sus vecinos.
Recordemos fuertemente ese aplauso cuando te pidamos que te cuides, que no salgas por gusto a exponerte a un contagio.
Y que apoyes nuestro Sistema de Salud y la Universidad que nos forma.
Comentarios
Excelente resumen de gurméndez. ese cuadro marcó toda mi niñez por la impresión que me dio Y siempre quería volver a verlo. Un gran saludo a todos los colegas que se están rompiendo para atender a la gente.
El Tano
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