In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.
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jueves, 14 de agosto de 2025

¡Que vivan los estudiantes!

Multitudinario entierro
de Liber Arce

por Máximo Gur Méndez

Hace casi 60 años (57 para ser más exactos) a la vuelta de mi Escuela Nº 51, República del Paraguay, en medio de una manifestación de estudiantes universitarios en la Facultad de Veterinaria por boleto estudiantil y mejor presupuesto para la Universidad, baleaban a un estudiante llamado Liber Arce. Aún recuerdo el ambiente extrañísimo que se vivió esa mañana: nos avisaron por parlantes que debíamos quedarnos en los salones, que nuestros padres o familiares nos vendrían a buscar antes de la salida. Había una cosa tan horrible en el aire que hasta yo, niño de 9 años, me daba cuenta. Y un día después, el 14 de agosto, Liber Arce se moría.

Eran épocas de una represión feroz y desmedida en la cual Liber Arce fue solo el primero de los estudiantes muertos en esas circunstancias. Porque vinieron otros, muchos más, a engrosar la larga lista de mártires estudiantiles: en manifestaciones, en torturas, en enfrentamientos. 

Hoy, ya veterano, con mucha realidad vivida, solo me resta homenajear a aquellos jóvenes que se la jugaban a cada rato por las ideas que tenían.

Que los estudiantes sigan siendo lo mejor de todos nosotros.

El día que murió Liber Arce estuvo Ramón Peré poniendo una flor en la puerta de la Universidad.
Sus luchas eran las mismas: Ramón Peré también murió baleado por la espalda
en julio de 1973
Foto del Gallego Aurelio González

Comentarios


"Qué los estudiantes sigan siendo lo mejor de todos nosotros" !!!!
Anónimo

sábado, 15 de febrero de 2025

Que 40 años no es nada


por Máximo Gur Méndez

Hay quienes tuvimos la fortuna de estar aquel lejano 15 de febrero de 1985 en las escalinatas del Palacio Legislativo. Salíamos de una larga, pero mucho más infame, dictadura fascista. Que no duelan las palabras: fue fascista y son fascistas aún quienes participaron de ella y quienes hoy la cobijan explícitamente o de manera escondida y cobarde.
Pero aquel 15 de febrero la fiesta era casi completa. No nos olvidemos que hacía bastante menos de un año que había muerto en torturas el médico Roslik; que aún estaban en cana, miserablemente, muchos cientos de uruguayas y uruguayos; para dar solo dos ejemplos.
La escalinata del Palacio estaba acordonada, vacía; pero en los alrededores nos habíamos congregado, entusiastas, miles de militantes. El batallón Florida (que habría debido defender al Palacio el 27 de junio en vez de ocuparlo) estaba formadito para pasar revista. Nunca se sabrá quién fue el primero (o los primeros) en saltar las vallas y lanzarse a subir las escalinatas. Todos los seguimos, llevando banderas, gritando y abrazándonos. Parecía una vieja película de S. Eiseinstein, pero vivida como un actor.
Aquel día, aunque la dicha no fue completa, alcanzó para curar algunas de las heridas.
Estoy seguro que muchos colisionistas de hoy también estaban. 
Pero que solo recordarán aquella jornada con un "¡Ah, éramos muchachos!" en vez de pensar "¡Qué suerte, sigo en la misma línea!"

Escalinata del Palacio
15 de febrero de 1985


Comentarios


Muy buena Gur.

Ke Verba

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Cómo olvidarlo luego de tanta oscuridad!! Tuve la suerte de estar adentro! Lástima los vericuetos de la memoria… muchos, muchísimos ya se olvidaron!

La Tíacarol

sábado, 26 de octubre de 2024

Mañana es un día más


por Máximo Gur Méndez

Pese a todas las expectativas generadas, al bombo que se le da, las bocinas y las banderas (estas últimas en pleno proceso de extinción), pese a todo, decía, mañana es solo un día más.
Coincide con las elecciones nacionales. Pero habemos varios que venimos batallando en muchas malas y algunas buenas desde hace añares. Con avances y retrocesos. Por ejemplo con 15 años de trabajo, con idas y vueltas, pero con una línea ascendente en la gráfica de logros luego de muchos, muchos años más de pérdidas (algunas irrecuperables), entregas, caídas y levantadas.
Pero lo que me llama más la atención es que hayamos permitido el tranquilo transcurso de estos 5 años de regresión infinita en todos los aspectos. Y así como en el paisito se dio este retroceso, se nos está dando en el mundo todo: posiciones fascistas duras triunfan en países que han precisamente sufrido el fascismo; genocidios que hasta los pasan en vivo y en directo a tu teléfono celular.
Por eso mañana es un día más: un día más de nuestra vieja lucha por un mundo más equitativo, mas justo, mejor distribuido.
Sin dudas que espero el triunfo (y en primera vuelta) de las fuerzas políticas constructoras de equidad, de derechos; de los que llevan metida en su cuerpo aquella frase de Artigas "Que los más infelices sean los más privilegiados" (Reglamento de tierras, primera reforma agraria de América, setiembre de 1815; tres años antes que Marx naciera).
Pero aunque esto se me diera mañana, el lunes igual habría que seguir trabajando en pos de esos principios. Y con más fuerza aún porque hay que rehacer todo lo deshecho (que es mucho), para crear condiciones de crecimiento y desarrollo, para generar confianza en nosotros mismos.
Así que mañana, siendo un día más, andá a votar que el camino es largo todavía.


Caravana de la Victoria
1971

Comentarios


Con mayoría parlamentaria me quedo muy contenta
María José

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Arriba compañeros !!! ( espero que esta expresión, como las banderas , no esté en extinción )
Anónimo

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Arriba compañeros! Q la VICTORIA ES NUESTRA!
Ma.Victoria

jueves, 24 de octubre de 2024

Hace solo 40 años


por Mínimo Gurméndez

Hace solo 40 años todavía nos faltaba un mes para las primeras elecciones luego de una larga y sangrienta dictadura cívico militar. Es que las elecciones eran en un solo acto: presidente, parlamento, intendencias. Y sin segunda vuelta.

Hace 40 años votábamos con los principales líderes políticos proscriptos (excepto en el partido bermellón), con muchos de ellos aún presos pero, fundamentalmente, con muchos presos políticos aunque no fuesen líderes políticos.

Hace solo 40 años votábamos hasta con un poco de miedo; porque sabíamos que hacía poco tiempo (unos meses apenas) habían asesinado al médico Roslik de Río Negro en medio de una sesión de tortura. Porque sabíamos que el verdugueo continuaba en las cárceles y cuarteles.

Hace apenas 40 años solo podíamos escuchar la CX30 porque el régimen se había encargado de solo permitir grandes medios obsecuentes a su poder (clarísimo ejemplo del Estiercolero de Plaza Cagancha; que hoy quiere sacar patente de periodismo libre). Y no andábamos con banderas por aquí y por allá porque todavía veíamos un uniforme verde o azul y nos corría una gota de sudor por la espalda.

Hace solamente 40 años en la izquierda no podíamos siquiera votar los números de lista que votamos hoy ni los partidos que representaban porque aún estaban prohibidos.

Hace 40 años Wilson no podía votar porque desde hacía unos meses estaba en cana; y Seregni tampoco votaba aunque estaba en libertad (ya había estado 10 añitos preso) porque estaba prohibido hacerlo para él y otros tantos.

Hace 40 años todavía se gritaba "Liberar, liberar a los presos por luchar".

Hace 40 años, aunque podría haber sido mi tercer elección de presidentes, votaba por primera vez en una elección nacional presidencial.

Sin dudas hay cosas que han cambiado mucho.
Muchísimo.
Y sin embargo cuando preparo mi credencial y mi lista para ir a votar (ahora en una nueva comarca, la de Playa Verde) me emociono tanto como hace 40 años.


En primera fila, de izquierda a derecha se ven:
José Pedro Cardoso, José Germán Araujo, Mariano Arana, Juan José Crottogini, Liber Seregni y Hugo Villar


Comentarios


Tal cual!!! Ir a votar con júbilo por poderlo hacer, pero con bajo perfil, porque aún nos perseguía el miedo. Me acuerdo de la primer manifestación de bancarios en Ciudad Vieja, Mario Busca arranca con su característica arenga movilizadora y muchos de nosotros mirando alrededor, atentos, instintivamente, por si aparecía la cana, y eso que ya estábamos en democracia!!!!
Anónimo

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Tal cual!!!
Gabriela Figari

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Yo vote por primera vez en ese año. Con mucha emoción. Y ayer me di cuenta que estaba emocionado y feliz de poder votar de nuevo. La democracia tiene muchos defectos, nos da pequeñas satisfacciones, cada tanto. Pero por ahora es de lo mejor que se ha inventado.
La falta de democracia nos dio muchas desgracias, todos los días de la dictadura.
Abelardo Abelenda

martes, 24 de septiembre de 2024

Hoy volvió el papá de mi compañerita de liceo

Arigón: Presente!!

por Daniel Bordes

Hoy pedí a mis otros yo (los trillizos Gurméndez) que me dejaran escribir a mi, a Daniel, al compañero del liceo Dámaso de Estrellita Arigón.
Hoy, después de 40 y tantos años de búsqueda, hemos encontrado a tu papá.
Nunca se había ido, como le insinuaban a tu madre los milicos de la época a quienes Sara iba, un día sí y otro también, a buscar noticias. Nunca se había escondido quien a pesar de haber sido detenido dos veces antes seguía en su casa, en su Montevideo, en su paisito, haciendo lo que podía por luchar contra la dictadura. Nunca había claudicado, ni desensillado hasta que aclare, como pregonaban tantos y tantos "militantes" de los partidos colorado y nacional. Siempre estuvo acá, como todas ustedes sabían.
Estuvo en La Tablada como luego contaron sus compañeros de martirio.
Murió porque lo mataron.
Desapareció porque lo escondieron para que ustedes no lo pudieran encontrar.
Y por supuesto aún hoy deben de haber varios que saben dónde están muchos de los otros. Porque la fosa no la cavaban los oficiales; sus manitos no estaban para eso: estaban para llevar picana y mandar. Los cuerpos hediondos de sudor y sangre acumulada no los portaban ellos, los oficiales. Ni los cubrían con losas ni cal.
Eran otros soldaditos los que lo hacían.
Son ellos los que pueden hacer mas corta esta búsqueda.
Porque a la corta o a la larga los vamos a seguir encontrando. 
De ellos depende que la búsqueda y el encuentro sea más temprano.



Comentarios


La tierra habla lo que los cobardes y los traidores a su clase, callan
Alba

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Si será cierto Daniel, que los "sepultureros" más bien enterradores, eran los más jóvenes, incluso hasta se podría llegar a tener un listado de probables...
Anónimo

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La tierra habla, seguiremos buscando...
Anónimo

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Querido Dani... comencé un comentario pero me "tranqué" ...un abrazo 
enesto

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Cobardes, ruines, HDP, antipatria y puedo seguir. Pensar que en esos días del ' 77 estábamos empezando facultad con toda aquella ilusión! Y ya lo creo que los enterradores tenían nuestra edad subordinados a estos monstruos! Que pena, que insensibilidad. Nunca más
Carmiña

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Nunca más! Terroristas asesinos . Terrible nuestra historia que ahora se pretende borrar de los libros de texto por ej … como quisieron borrarlos a ellos … pero la tierra está dando respuestas . Más presentes que nunca . Y que las nuevas generaciones sepan que hicieron …pueblo que olvida repite su historia
Anónimo

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Un abrazo grande. Esta vez te toco vivirla con un familiar mas cercano. Pero todos somos familiares, unos mas cercanos y otros mas lejanos. Un abrazo grande
"El Gurru"

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Paz para esas almas.y tristeza para demostrar a aquellos que dicen : Acá no pasó o no fue como la contaron. Abrazo a la flia y amigos.
Carmen de Las Piedras

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Nuevamente un sentimiento de amargura y tristeza al enterarnos como murió y desapareció un hombre preocupado por su país, la cultura, la libertad, su gente incluida su familia. Y los cobardes lo asesinaron sin razón y lo escondieron hasta ayer. Pero la verdad llegó con profunda tristeza, pero verdad al fin. Faltan más verdades, pero llegarán...
Anónimo

jueves, 27 de junio de 2024

Hay cosas que no cambian: ¡NUNCA MÁS!


por Máximo Gur Méndez

Hoy, con un frío similar pero 51 años atrás, nos despertábamos con la musiquita más odiada: la marcha militar que nos acompañó en cada comunicado diario de las Fuerzas Conjuntas, en cada "acto patriótico", en cada recuerdo de la noche más larga. Hace 51 años nos despertábamos con un golpe de estado cívico - militar.
Ayer en Bolivia otra vez los militares daban cuenta de que siempre, siempre, las tanquetas y sus soldados no son para defenderse de un ataque exterior sino para mantener a su propio pueblo reprimido. 
Ayer en Bolivia un general destrolado pero bien armado (él y su tropa obediente) usaban una tanqueta para tirar abajo la puerta de su propio Palacio de Gobierno. Aquí hace 51 años rodeaban el Palacio Legislativo, porque la Casa de Gobierno estaba ocupada por su presidente civil, el que daba el golpe.
Y ayer en Bolivia el pueblo movilizado decretó Huelga General por tiempo indeterminado. Como acá lo hizo la C.N.T. ocupando fábricas, hospitales, bancos. Y acá la llama de ANCAP  se apagó y en Bolivia se bloquearon los caminos. 
Y en Bolivia su pueblo salió a manifestar como acá hace casi 51 años, el 9 de Julio. Y allá los reprimieron. Y acá también; duro y parejo. Y acá una tanqueta igual a la boliviana destruyó la puerta del diario comunista El Popular, en pleno 18 de Julio y Rio Branco.
Y allá también los militares golpistas dijeron que iban a liberar "presos políticos" que no eran otra cosa que Yañez, la que dio el golpe de estado contra Evo Morales o el gobernador de Santa Cruz que fue su principal apoyo. Y acá también se levantan voces que claman por la liberación de viejos torturadores y desaparecedores de presos políticos. Y se escucha a Mercedita Vigilastrún o a Guido Manini Arroyos pidiendo clemencia para unos pobres viejitos asesinos o a Sangrinetti tratando de reescribir la historia.

No hay que ir muy lejos en el tiempo ni en el espacio para encontrar ni las raíces de estos golpes ni sus frutos.
Por eso es imperioso, necesario, indispensable decir y fuerte ¡¡NUNCA MÁS!! 


Comentarios


¡Nunca más! No podrán repetir los procedimientos. Nosotros tampoco. Están buscando otros métodos. Nosotros no podemos estar distraídos. Siempre querrán volver. Memoria Verdad Justicia y Alerta!
Anónimo

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NUNCA MÁS...🥺🌹👍♥️✊( En Bolivia los " medios" aprovechan ...la desinformación , la supuesta razón ...y ahí van metiendo la mentira...) Abrazo Daniel 
( ernesto ... el chico )

viernes, 14 de junio de 2024

Que nadie diga Chau Pepe!

 

por Máximo Gur Méndez

Capaz que fue porque en casa, a fines de los '60, se compró un pasadisco, monoaural por supuesto. Y con el pasadisco se compraron 4 Long Play: uno de ellos era Quiero a la sombra de un ala de unos jovencísimos Los Olimareños
Capaz que porque era el único que tenía pasadiscos en el enorme edificio donde vivía veníamos todos mis amigos a escuchar aquellos 4 LP como que fuera algo tan maravilloso como evidentemente lo era.
Capaz que porque podía dominar el disco le podíamos sacar las letras a las canciones de Los Olima, y después sacar los acordes para rasgar nuestra guitarra.
Capaz que porque vinieron otros discos; siempre alguno de Los Olima.
Capaz que porque en el año '70, estando yo en 6º de Escuela, el profesor de canto Delfino en un alarde de innovación nos hizo escuchar y luego cantar Chiquillada del Sabalero y A Don José de los Olima.
Capaz que fue precisamente eso lo que le costó que al año siguiente lo echaran de Primaria y mis hermanos menores volvieran a cantar pelotudeces destempladas y nunca más A Don José.
Capaz que por tozudos seguíamos tocando la guitarra y cantando cada vez más Olima, aunque bajito y entre nosotros: Los Olima estaban tan prohibidos como El Capital de Marx.
Capaz que por eso en un allanamiento nocturno (¿será por eso que tengo tan mal recuerdo de los allanamientos nocturnos?) me llevaron varios discos de Los Olima que nos hacían escuchar a todo volumen en aquel cuartucho donde estábamos todos parados y encapuchados.
Capaz que porque nuestros hermanos menores aprendieron con nosotros A Don José la pudieron cantar enterita, bajo la lluvia, en aquel Estadio Centenario repleto cuando Los Olima volvieron y se desexiliaron.
Capaz que por todo eso y a pesar de separaciones y juntadas, el Pepe Guerra siguió estando en el corazón musical de todos nosotros.
Capaz que sin darse cuenta y muy capaz que sin quererlo el Pepe se convirtió en el cantor que me hizo cantar sus zambas y tonadas. Que nadie crea que al morirse se va a morir su canto. Se queda cantando junto a tantos otros. Y sobre todo junto a nosotros.


Comentarios


Eso tienen los cantantes y su música. Aquella que vivió nuestros momentos más contenidos. Que nos hizo lagrimear, que acompañó nuestra rebeldía, e hizo sentir pertenencia. Hasta siempre Pepe Guerra
Carmiña

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Pepe Guerra representa porque siempre estará presente un momento fermentar de mi vida ,marcando mojones irrepetibles ,gracias por tanto y hasta siempre
Carlos

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Voz del pueblo para el pueblo.El cantar tiene sentido cuando te toca
Vivirás por siempre en los corazones de los uruguayos
Un saludo a la mateada con el flaco Zitarrosa y el Sabalero. Preparen algo bueno que ya queda poco para que lleguemos nosotros
Aurora del Pedregal

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En cierta casa de la Juana de América alguien cumplía años cada semana, porque como no se podían hacer reuniones pero no se habían prohibido los cumpleaños, con globos y torta con velitas, escuchábamos el casete de Enrique Rodríquez y otras bolches delicias de la época.
Un día, llegando a esa casa escucho “Los dos gallos” sonando a todo volumen. Esto no puede ser, pensé. Qué está pasando acá? No terminé de preguntármelo cuando veo salir al dueño de casa con los brazos abiertos, abiertísimos y recibir junto a su gran abrazo, el anuncio de la desproscripción, hacía minutos, de Los Olimareños.
No pasaron muchos minutos para que ese barrio entero dejara salir por todas sus ventanas distintas versiones de canciones cantadas por Pepe y Braulio. Lo recuerdo y se me vuelve a poner la piel de gallina.
Putamadre!, cuando los artistas llegan a ser tan parte así de un pueblo, bueno, son inmortales.
Salú Pepe!
Yamandú Cuevas

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(Desde lagalanga.llena@gmail.com)
Estimados Galangueros,se comunica aqui,el Negro Arruga
Indispues de una ausencia muy larga,(ya ven ando copiando a los Olima,)motiva esta "gira ",que Don Pepe 
Guerra ha decidido tomar,que retome estas comunicaciones.
Si,se fue de gira por ahi.
Pero queda en la memoria,de sus cantos,y en eo corazon nuestro.
Tal vez,sea esto,como lo explica en su poema Don Francisco de Quevedo:El amor constante,mas alla de la muerte.
Creo,debe ser eso,noma,salute Pepe,va una Grappa con limon por vo
El Negro Arruga

miércoles, 17 de abril de 2024

A 40 años del asesinato de Roslik


por Máximo Gur Méndez

Ayer se cumplieron 40 años de la considerada como la última muerte bajo torturas de un uruguayo detenido. 
Vladimir Roslik se llamaba el médico de San Javier (pequeño pueblo del departamento de Río Negro) que una noche se llevaron preso y al día siguiente devolvieron en un cajón cerrado con prohibición de abrir antes de su entierro.
Y Roslik me sigue golpeando la memoria y por eso lo comparto con ustedes. 
A Roslik se lo llevan de su casa donde dormía junto a su esposa y su hijito de poquitos meses de vida; no era un combatiente de una supuesta y falsa guerra entre dos bandos. 
A Roslik se lo llevan junto a otros tantos a torturar a un cuartel cercano, en momentos en que la dictadura estaba en franca retirada pública. Pero no en retirada de funcionamiento, nunca perdió su carácter violentamente fascista: mató en torturas en abril y en noviembre de ese año teníamos elecciones presidenciales porque se iban. Unos meses antes de Roslik hubo una enorme redada entre jóvenes comunistas donde afortunadamente no se les murió ninguno; porque fueron torturados todos y con saña.
Y la memoria me recuerda los enormes ovarios de su esposa Mary, quien movió cielo y tierra y consiguió que no solo abrieran el cajón sino que otro médico le hiciera otra autopsia que evidenció las torturas sufridas que desencadenaron su muerte: no era un consabido paro cardio respiratorio como dijo el infame médico militar que hizo la autopsia oficial. Tampoco eran muertes a consecuencia de apremios en un interrogatorio: eso se llama torturas. Y Mary se vino solita desde su pueblito a un Montevideo desconocido a denunciar su caso por todos lados. Y tanto revuelo hizo que las autoridades dictatoriales del momento tuvieron que condenar al comandante del cuartel a cuatro meses y dieciocho días de arresto (como lo leen: demoré más en escribirlo que él en estar arrestado). Claro que después la Ley de Impunidad y la doctrina de los dos demonios hicieron lo suyo y Mary y su hijo debieron esperar 40 años para empezar a obtener Justicia, ya no que reparación.

Dibujo de MacHado

Ayer el parlamento recordó la figura de Roslik
Y Roslik volvió a decir, como si aún estuviera vivo, que ¡NUNCA MÁS!
Y la diputada fondoangostista de Río Negro lo trajo a la memoria colectiva. Y pálidos, bermellones e independientes-de-si-mismos tuvieron sus palabras de recuerdo de aquel momento. 
Solo dos partidos no se expresaron y por motivos parecidos: el PERI de César Verga por ser una acelga y Colector Abierto de Manini Arroyos por ser gorila.


Comentarios


Roslik, vivo hasta en la muerte...
Língula

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Pensaba que Vega no habló porque era nabo, nomás, pero resulta que es una acelga
Anónimo

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Hace un tiempito atras tuve el placer y el dolor de escuchar un reportaje a María Zavallkin, esposa y compañera de vida de Roslik y me conmovio la paz con que se refirio a tan desgarrador tema. No va por venganza, ella solo busca JUSTICIA Y NUNCA MAS. Querria poder aprender de ella pero en muchas situaciones me sigue ganando el odio por los que se atrevieron a valerse de tanto poder para torturar, matar y desaparecer a mis familiares
Anónimo

viernes, 1 de marzo de 2024

Cuando hablan los gorilas


por Máximo Gur Méndez

Ayer el general Manini Arroyos se despachó (una vez más) con uno de sus eructos intelectuales. Bien difundido por el semanario Brúsqueda dijo, sin atragantarse, que afortunadamente las FFAA están allí, celosamente vigilantes de los sindicatos como el PiCeNeTé, que para él son demostradamente antidemocráticos. Es que si los sindicatos se quisieran imponer con sus indignidades se encontrarían a esas FFAA prestas a su combate. Igual para los ambientalistas o los sin tierra brasileros, que si se les ocurre invadirnos (SIC!!!!) también les harán frente.
Sería francamente gracioso para cualquiera que desconozca absolutamente nuestra historia reciente: por no haberla vivido, por haberla vivido pero comiendo dentro de un Tupper, o por tener el interés supremo en que ésta sea la historia que nos debemos creer. 
"No debemos caer en este tipo de provocaciones" dijo Carolina Cossa; "no hay que darles el gusto de apartarnos de lo importante".
Así y todo me hirvió tanto la sangre que no pude menos que parar, pensar y dar solo unas pocas líneas de respuesta.
Capaz que Manini Arroyos se olvidó que los únicos golpes de estado dados en nuestro país (y que son la más clara evidencia de un acto antidemocrático) fueron dados precisamente por esas FFAA que él dice ser vigilantes de la democracia. Si alguien mantuvo a sangre y fuego (literal, lectores de La Galanga; literal: sangre de los defensores de la democracia, fuego con el que quemaban libros subversivos) ese golpe de estado fueron las FFAA que metiendo también en cana a los militares constitucionalistas arremetían contra todo lo que oliera a libertad, sin importar edad, estado, ni condición.
Si algo nos podía invadir desde Brasil eran sus FFAA (también golpistas y dictatoriales desde 1964) que prometieron a la derecha uruguaya que, si en 1971 ganaba el Fondo Angosto invadían Uruguay en pocas horas (SIC!!) y no los ambientalistas o los sin tierra.
El PiCeNeTé (tal cual ellos mismos han declarado) no precisan demostrarle a nadie (y menos a Guido) dónde estaba cada uno de nosotros en aquellos pésimos momentos uruguayos.
Así y todo, como tengo el mecanismo de la indignación aún a bajo umbral, no puedo dejar pasar este eructo fascista.
Cuando un gorila habla, solo deja de manifiesto que es un gorila.


Comentarios


Celente!!!
Odoacro

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MUY BUENO DON MAXIMO.
KE VERBA

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Excelente, no lo vi en Facebook para darle más difusión.
Anónimo

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Claro, debe ser que Brasil ve los dos Hércules nuestros y se garcan de dorapa, no? no es para menos...
Verdecito.

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Excelente ¡ Está muy bien tomar en serio el exabrupto,! En realidad creo ese es bueno que diga lo que piensa.
Silvia Barzi

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Guido o Güido ?
Anónimo

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Gracias Mínimo!
Anónimo

miércoles, 12 de julio de 2023

Ni olvido ni perdón


por el Flaco

Hizo un gesto de venia con la mano derecha, sin cuadrarse. En la izquierda llevaba un clavel que dejó caer con un movimiento lento y detenido; casi que tomando distancia. Los años transcurridos y las historias leídas y escuchadas estaban contenidas en ese gesto. Su búsqueda había concluido y esa ceremonia, íntima y recogida, era el capítulo que cerraba un largo camino. Un recorrido que no hubiera imaginado nunca tener que hacer. Ni siquiera por un designio providencial. No creía en el destino, pero sentía que había cosas que lo presagiaban.

 

Gregorio Conrado no comulgaba con el determinismo, aunque era parte de ese universo. Se había propuesto que si todo salía bien, cumpliría con ese desafío. En nombre de la familia. Del honor del apellido y la honra militar.

No en vano había heredado los dos nombres de su abuelo y de su padre. Y no sólo eso. También corría por la cinta dinástica de las familias que generación tras generación cumplían esa carrera de relevo profesional.

Como los Mautone, del piso de arriba, todos médicos: abuelo, ambos padres, los tres hermanos y ahora el sobrino mayor, a punto de ser anestesista. O los García Mañán, los vecinos de la playa; un mundo de abogados y escribanos. Cada clan familiar parecía imprimir esa impronta entre vocación y elección. No había mucho que pensar a la hora de terminar la secundaria, a menos que la música, el amor o los viajes irrumpieran de manera distinta en esa línea de herencia tan marcada.

Gregorio Conrado Fernández Raimúndez no fue la excepción y aceptó, de buena gana, que su futuro era seguir la carrera de su abuelo - Gregorio Fernández Armelino -, y la de su padre - Gregorio Fernández Flores -. Claro que sin las pretensiones de hacer una vida militar que le pudiera deparar llegar a convertirse en presidente, director de entes o agregado de una embajada. Si bien desde chico supo deslumbrarse con las armas, y andar a caballo fue una de las primeras cosas que aprendió en el campo de Lavalleja, su pasión, decía, era volar y los aviones. Quería ser comandante, subir al cielo, y desde ahí poder mirar el mundo. Y por qué no mejorarlo; ya no cambiarlo.

Las clases de Filosofía solían terminar en ese tipo de polémicas entre los compañeros, y hasta entre los alumnos y el profesor, quien de manera permanente predicaba que la doctrina de los nuevos tiempos era otra. Que los militares eran formados para prestar un servicio que le estaba negado a los demás, así como debieran también otros dedicarse a sus funciones propias. Que mejorar las condiciones de la gente era atributo de los políticos, los gobernantes; no de las fuerzas. Si bien por su forma de ser por demás reservada no siempre se tomaba el trabajo de intervenir y expresar su pensamiento, sabía que no era esa la impronta que escuchara en su casa paterna. Y menos aún en la de su abuelo, esa figura señera que admiraba por intachable y exitosa. Un ejemplo a imitar, según la tía Marita. La mayor de sus tíos no ahorraba conceptos cuando se trataba de resaltar los atributos y mejores méritos de su padre, a quien siempre presentaba como un auténtico salvador, un tocado por el mandato divino de llevar paz y progreso a una sociedad sin creencias, decía.

Terminar la secundaria e ir a inscribirse en la escuela de oficiales fue un trámite que ya sabía le estaba reservado desde el mismo día de su nacimiento. Y continuar la carrera de sus antecesores le podría ser incluso más fácil que para ellos. Ser el nieto de alguien con tanto peso en el ejército, le abría puertas que los esfuerzos de otros apellidos tardarían mucho más en conseguir. Su inteligencia y contracción a las tareas hicieron el resto, y fue graduado como alférez cuatro años más tarde con los máximos honores. La aeronáutica era su objetivo declarado, y por tanto sabía que necesitaba seguir estudiando algunos años más en esa rama.

La escuela quedaba en Toledo, como a hora y media en auto desde Pocitos, aunque podía quedarse algunos días en el campo de Sauce y desde allí, estando más cerca, no tener que acometer la travesía desde temprano. La casa de los abuelos Raimúndez era una finca grande, con quintas y viñedos que bien conocía de las vacaciones con primos en verano. La piscina, las domas de potrillos, la pesca a la encandilada, tenían para él ese sabor a familia de clan, con amigos e invitados que solían pernoctar en las noches de verano. La lluvia en el campo era algo esperado por los grandes en la siembra, y disfrutado por los chicos que recorrían los potreros felices de volver a la hora de la merienda con caras y ropas cubiertas de barro. Las tortafritas de Ramona, amasadas una por una con una botella por palote y un agujero en el medio, se comían por docenas mojadas en el café con leche elaborado con la producción del tambo propio.

Ese domingo de junio terminaba de preparar el examen de Física cuando un ruido inusitado para la fecha y el lugar llamó la atención de los caseros y vecinos. Los perros ladraban frenéticos, desencajados tras los cercos verdes, acometiendo con sus patas contra las porteras de madera rematadas con herrajes gruesos de hierro. Llegó a la planta baja mientras Ramona y su marido corrían al galpón, asegurando portones y descolgando  las carabinas del comedor, puestas allí por quién sabe quién y en qué época. Unas Mauser 1985 que él nunca había visto usar por nadie, y que más bien le parecían para caza de jabalí, antes que de uso en combate. Corrió los cortinados, descubriendo la procedencia de las exclamaciones. Una caravana de autos y camiones pasaba por la ruta con hombres y mujeres con pancartas gritando consignas, pero nada de armas ni amenazas que pusieran en peligro el curso del resto de la tarde. Reparó en una camioneta. Una chica con boina y bufanda y un muchacho de barba enarbolaban un cartel blanco con letras rojas y negras que decía “ni olvido ni perdón , para los torturadores: paredón”.

La caravana siguió rumbo al este, y cuando el último vehículo se perdiera en la curva grande, le escribió un mensaje a Fernando, vecino de la zona y compañero de armas:

- ¿Cómo venís para mañana? Yo lo tengo casi todo liquidado. ¿Viste la caravana que pasó por la ruta? Siguieron como para el lado del batallón. Capaz todavía no han llegado a tu casa. Creí que eran de algún partido, pero no había fútbol hoy. El campeonato terminó la semana pasada.

Guardó el teléfono y subió al comedor grande, pensando en que ya había visto esa frase otras veces. En los partidos de Champagnat siempre había pancartas de ese tipo al costado de la carretera. Claro que sabía de qué hablaban, pero nunca interpretó que una frase política tuviera algo que ver con un partido de rugby. Además, cada vez que les tocaba jugar ahí, perdían y no hay nada peor para un equipo de cadetes sentirse humillado por un cuadro de colegio de curas. Y con el desánimo que eso lo generaba, prefería subir al bus, y sentarse bien al fondo, donde ni siquiera escuchara los lamentos de bronca de sus compañeros de equipo. Ni para tercer tiempo daba.

- Tranqui, ya los vi. Meta ruido iban. Son los bolches de siempre. Ne des bola. Dale con el examen que después que lo terminemos, a las tres, nos tocan ejercicios. Nos vemos mañana en el 14. Abrazo. 

Fernando era así de tajante. Se conocían desde la escuela. Era nieto de un capitán de fragata y sus dos hermanos mayores ya ejercían como oficiales de la armada. Detestaba que mucha gente siguiera hablando de cosas del pasado, y aseguraba que nada ni nadie podría manchar el honor de la familia militar. Que de religión y política en su casa nunca se hablaba, pero él se permitía decir que siempre que la patria lo reclamara, estaría dispuesto a servir para cerrarle el paso al comunismo. Como lo habían hecho sus pares en los setenta, y que muchos descalificaban cuando hablaban de terrorismo de estado. Nunca terminaba de entender eso de las marchas, las velas y los carteles con fotos. Todos los veinte de mayo de cada año el ejército era acuartelado, y los alumnos de su generación estaban a la orden como reserva. Descreía de las versiones de prensa y partidos políticos que hablaban de desaparecidos y gente perseguida o destituida por razones de ideas. Que eso eran inventos de unos pocos, que sostenían saber que había cuerpos enterrados en el 13, e incluso en la escuela de paracaidismo.

- ¿A vos te parece que alguien puede sepultar tipos muertos en predios nuestros para que estos los vengan a descubrir y digan que esos huesos son humanos? Todo muy irreal, te digo. Que me perdonen, pero que se dejen de buscar y la prensa no venga a molestar al batallón. Nosotros tenemos que aprender a saltar, y necesitamos espacio. A los del 13 les pasa lo mismo. Ni maniobras pueden hacer porque están los excavadores con máquinas y todo.

                                                                                                                                          

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La doctora Yaffé no había tenido una semana muy tranquila. Todo lo contrario. Desde que supo de las noticias, cada mañana se despertaba soñando que era efectivamente cierto. Pero no se daba mucho espacio para una exagerada esperanza. Bien podría ser él, como cualquiera de los otros. Los indicios eran prometedores, pero los testigos por momentos dudaban si era ese el lugar, u otro de los batallones. También se decía que muchos testimonios conocidos en la comisión, eran distractores. Que de los implicados ninguno aportaba datos, y de los pocos conocidos, ninguno se había comprobado que fuera cierto. El 300 Carlos era un sitio posible, pero tantas veces habían llegado a pistas falsas. El infierno grande fue la antesala para mucha gente. Los sobrevivientes que estuvieron allí con él aseguraban haberlo visto encapuchado, siempre desafiante, roncando que él no se entregaba, y que si querían datos que buscaran. Que para eso estaba la OCOA. Días más tarde se sabe que había sido trasladado, y que como a todos, le habría tocado estar en el batallón 13. La conocida como operación Morgan estaba dispuesta a exterminar a la dirigencia del partido, ese año 1975. Él había dicho varias veces que seguiría desde la clandestinidad, desechando salir al exilio. Hasta desde la embajada de Israel habían intercedido por él ante el Consejo de seguridad.

Varias veces las familias habían sido citadas con la mayor de las precauciones y cuidado posible, pero hasta hacía poco tiempo, no había nada firme. Esta vez parecía que la realidad se concretaba, y la espera se había hecho una angustia eterna. El jefe de servicio le había propuesto tomarse unos días para estar más despejada.

 

- Pensá en los pacientes, Gabriela, le había dicho. Por ahí no estás del todo como para seguir en este régimen. No sé, yo estoy a lo que digas. Sabés que contás con nosotros. Me avisás un día antes y yo consigo alguien que te supla.

Está bien. Por ahora me siento como siempre. Te agradezco. Viste que acá somos pocos, y si me quedo en casa no podría soportar estar todo el día en eso. Ya te voy a avisar si todo es como dicen. Si fuera así, me voy a Argentina igual.

Los antropólogos habían mandado el material al laboratorio en Buenos Aires, y era cosa de días tener datos confirmatorios. Una tensa espera sobrevolaba el local de familiares, donde las reuniones siempre terminaban con gestos mezcla de incógnita y optimismo; de dolor con sabor a alegría. Los hallazgos de otros cuerpos y otras identidades, permitían esperar con cierta fe. Varios encontrados e identificados ya estaban de vuelta. Porque al decir de alguno de ellos, la tierra seguía hablando. Y al silencio marcial de todos los enfermos de amnesia repentina, los valientes enfrentados a hombres atados, a mujeres violadas, a familias que durante años peregrinaron por cuarteles y juzgados militares, se levantaba la evidencia de huesos y marcas de tortura. Se elevaban sus voces por encima de los metros de tierra y las mantas de cal viva que al cabo de años los devolvían a la superficie. Testimonios vivos, aunque muertos. Una reparación de hecho, y consuelo de derechos.

La guardia estaba como de costumbre. Pacientes graves, personal en tensión y recursos al límite. La unidad de cuidados intensivos gozaba de muy buen prestigio, pero la demanda de camas nunca dejaba de ponerla a prueba.

Desde hacía unos años los médicos hacían guardias de doce horas por expresa disposición de la dirección de sanidad militar. A diferencia de otros hospitales, esto permitía que los intensivistas se sintieran más descansados, mental y físicamente. Y por lo tanto, pudieran participar  más veces a la semana en el piso, sin dejar de estar al tanto de la evolución de los pacientes. En el cambio a las ocho, se supo que dos pacientes pasaban a piso, pero de esas dos camas, una debía quedar disponible porque venía en camino un alférez politraumatizado con un Glasgow 4 y ventilado.

Gabriela Yaffé era de las más experimentadas del equipo. Había hecho una carrera promisoria, pero siempre a la sombra de ser hija de quien era. Su pasión por la emergencia y el intensivismo la llevó a concursar para ese cargo en el Hospital Militar, a pesar de su apellido. En democracia algunas garantías se habían recuperado. Y ya no había cuestionamientos éticos, objeciones de conciencia ni conflictos de interés para quienes fueran a desempeñarse allí. Era una conquista de las nuevas políticas impulsadas por la ministra Urruty. La misma que había podido rescatar archivos hasta ese momento secretos que revelaban el aparato de terror que la dictadura había armado para exterminar a la disidencia política, gremial, sindical y estudiantil. La abogada Susana Urruty, quien fuera entusiasta impulsora de la búsqueda de restos, amparada en los agujeros negros de una negra ley de caducidad de delitos, en la que no se contemplaban los de lesa humanidad. Esos que nos prescriben, por horrendos, por inhumanos. Fue una de las últimas de sus gestiones antes de dejar el ministerio para pasar a ser directora del Servicio oficial de difusión.

Gabriela bajó a la emergencia, esperando en la puerta a la ambulancia que en un corto recorrido traía desde el helipuerto al paciente accidentado. La acompañaban dos enfermeros y la residente de piso. Mientras la enfermería hacía lo suyo y se ocupaba de las vías, sueros y monitor, el médico de traslado le recitaba los datos poniéndola al tanto.

- 28 años, sano, paracaidista. Del batallón de Toledo. Se tiró en vuelo bajo y le falló el paracaídas de emergencia. El trauma me dice que seguro tiene algo más. Fracturas expuestas de ambos miembros inferiores y traumatismo de cráneo. Me lo entregaron con tubo y sedación. Paró en el camino pero lo saqué. Te lo dejo. Mañana me toca la guardia larga en puerta y subo a ver cómo sigue.


Ya en el ascensor y haciéndose cargo de la situación, mira la historia queriendo absorber rápidamente todos los dilemas clínicos. Su mente entrenada ya se adelantaba un par de metros a los acontecimientos: traumatólogo, vascular, tomógrafo pronto y ojalá no tenga lesión visceral ……Algo instintivo la hizo llevar su vista al encabezado de la hoja de urgencia. Su sorpresa se disparó a miles de metros por segundo, así como su corazón se le precipitaba dentro del pecho. Leyó “Gregorio Fernández Raimúndez..”, y sintió un golpe de calor en la cabeza. Le faltaba el aire y las manos no le respondían. Se sintió inmovilizada por una garra que le oprimía el cuello y la aplastaba contra la pared; petrificada.

-Gabriela, dale que ya estamos .¿Te sentís bien?

La voz de la enfermera le llegaba de lejos, con un eco que resonaba en sus oídos. Parpadeó varias veces, como volviendo a la situación, y haciendo un gran esfuerzo por ponerse en ambiente. Todo lo demás fue como con cualquier paciente. Era el médico de guardia y la vida de ese ser humano estaba en sus manos; era una responsabilidad más. Y grande.

 

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Gregorio Fernández tercero sobrevivió a su terrible accidente. Nunca supo los detalles, pero allí estaba. Con un tubo en la garganta, las piernas enyesadas e inmovilizado por los brazos, veía entrar y salir gente de blanco, jeringas y sueros a su costado. Y ese maldito monitor que a cada rato palpitaba con una alarma chillona y de colores. Desconocía cuanto tiempo llevaba en esas condiciones, hasta que creyó escuchar a los médicos hablar entre ellos y diciendo “dos meses” , “en un par de días estaría como para ir a piso”, “ Gabriela debe estar hecha pelota, pero por otro lado, imaginate”

Ya en la habitación, días más tarde, pudo tener idea de fechas y lugar, aunque no recordaba absolutamente ningún detalle del suceso. Porque supo que se había accidentado. Fernando estuvo a verlo esa mañana y, economizando  palabras, lo había puesto al tanto sin entrar en pormenores.


- Es la segunda visita que viene a verlo, así que le rogamos sea breve. Todavía está medicado, y cuando vino su mamá el domingo terminó muy excitado -, le había advertido la enfermera de piso.

- Te tiraste como siempre, con todo, pero algo no anduvo - le contó mientras repasaba con mirada nerviosa todo el equipamiento que rodeaba a su amigo. - Cuando hice la maniobra y miré a la derecha, me di cuenta que no te abría. El manual dice quince segundos antes de accionar el de emergencia, pero se te vino a abrir cuando estabas, no sé, a unos cuarenta metros del suelo, ponele. Te perdí de vista en el monte chico y supe que estábamos en problemas. Avisé a la base por interno y bajé cuan rápido pude. Cuando llegamos ya estaba la ambulancia contigo y te habían  inmovilizado. Después no supe más nada. Bueno, mejor me voy. No sabés lo que han sido estos meses. En el 14 todos te mandan abrazos. Seguro que en un rato vamos a estar arriba de nuevo. Dale Goyo, vos podés. Ah! Viste quién era la doctora que te atendía en el CTI, no? Una tal Yaffé. Seguro que es la hija de unos de esos que vos sabés. Macanuda la tipa sin embargo, viste? Hablé con ella por teléfono varias veces cuando estuviste bien jodido. Me hice pasar por tu hermano, claro, y la mujer ni idea; obvio. Me contaba cómo seguías, que la cosa venía mejorando, y demás. Parece que hay bolches con corazón y todo.

Y se perdió de vista haciendo la venia en el marco de la puerta. Gregorio movió una mano sin levantarla a modo de respuesta, y le guiño un ojo a su amigo. Creía identificar a la doctora que mencionara. Una mujer flaca, de gorro con flores, manos enérgicas y voz suave. La misma que había divisado como primera presencia humana al cabo de un sueño tan largo. Podía escucharla, pero  por más que lo intentara, nunca supo articular palabra alguna. Sus labios no le respondían, y el tubo en la boca estaqueaba el sonido que su mente escribía en letras de molde para poder expresarse. La escuchó decir – “hoy le bajamos la sedación, está sin inotrópicos, y si responde, mañana le saco el tubo “ -. Sintió la caricia de su mano en la suya mientras manipulaba el monitor por encima de la cabeza, y un consuelo cálido le recorrió la espalda terminándolo de convencer que estaba vivo.

- Fuerte el  tipo, eh? Mirá que tirarse de un Pilatus y vivir para contarla….. Supiste quién es, no? El nieto del Goyo. Ya bastante ha de tener este flaco con llevar ese apellido; cómo no va salir de todo esto

- Doctora Yaffé, - la interrumpe la enfermera asomando detrás de la mampara transparente. - Me avisan de la central que se dejó el beeper en la emergencia y alguien de su familia la está buscando, y es urgente.

- ¡Mi celular ¡Lo dejé en el auto! No te digo, estos días estoy fatal ..! Seguro que es de casa. ¿Te animás a terminar con las dosis que ya vuelvo, Daniel?

 

Tomó el control remoto con la mano izquierda, en ese momento la única en funciones en su amortajada anatomía. Mucho tiempo sin saber nada del mundo fuera del hospital y su cama. Encendió la pantalla parpadeante, y el sonido desacostumbrado le lastimó los oídos, que al cabo de un rato le permitieron llegar a percibir en un volumen acorde al espacio donde se encontraba. En el extremo inferior de la pantalla, rezaba “lunes siete de octubre”, y en una cinta de color rojo que corría anunciaba  “en instantes, Subrayado en vivo desde Familiares. Se confirma la identidad de los restos encontrados el mes pasado en el batallón 13. Corresponden a Esteban Yaffé…”

Después del corte, el desarrollo de la noticia prometida. Gente amontonada, lágrimas en muchos ojos, un hombre de bigote cano y con una camiseta que lucía “todos somos familiares“ en su pecho, y a su lado, sí, allí, a su lado estaba ella: la doctora. La mismísima doctora que días antes lo había acompañado al piso y se despidiera de él con un abrazo. Le pareció ver como unas lágrimas flacas le corrían por la mejilla, cuando le dijo - "Goyo junior, la próxima vez tirate en una piscina, mejor. ¡Chau, varón del aire!"

Era ella misma, la hija del desparecido, ahora aparecido. De pronto y como un fogonazo de recuerdos, su memoria se encendió esclarecida y vio a su abuelo, ya viejo y preso en Duvimioso Terra. Sin uniforme ni galones. Luego su agonía, en ese mismo hospital donde ahora estaba. Y los carteles afuera: “ni olvido ni perdón.”. El velatorio y el sepelio aquel ventoso 28 de diciembre, justo poco antes de egresar como cadete. Era el año 2016, y afuera del cementerio volvió a ver las consignas pintadas en los muros: “paredón…” Y una multitud gritando, otra vez “ni olvido ni perdón….”. Y la tía Marita furiosa, amenazaba con que iba a quejarse al Centro Militar, que el parlamento debería cuidar más los honores de los mártires del marxismo, y un sinfín de lugares comunes que Gregorio nunca terminó de entender hasta que ahora, allí en su cama, se dio cuenta que sabía mucho más de lo que hubiera imaginado. Era una búsqueda involuntaria. La historia se desnudaba ante sus ojos, y en su cama de convaleciente. ¿Habría un destino también escrito para todo eso? Se dijo que tenía un desafío ante sí mismo. Que si todo salía bien, cumpliría con honor, y con vergüenza. Pero lo haría.

 

Ese martes 12 de noviembre el viento de primavera barría la rambla a la altura de Pagola. Gregorio celebraba estar en su casa, y por fin solo, después de tantos días de visitas al regreso desde el hospital. Las muletas no eran impedimento para poder afeitarse y ponerse ropa de civil: una camisa blanca, un jean celeste y zapatillas de salto. Se colgó un suéter para la vuelta. Subió al taxi agradeciendo al chofer que lo ayudara a ubicarse detrás, no sin dificultad mientras le pedía - “¿Se anima a llevarme hasta La Paz?  Al cementerio israelita quiero llegar. Y allí estaba, llevando ese clavel rojo en la mano. En la lápida de mármol gris opaco y escueta se leía en letras de bronce: “Esteban Yaffé, Montevideo, 12 Nov 1927 - …..Batallón 13“

Su pensamiento completó la línea. La cara de su doctora lo observaba con dulzura. Se dijo bien entre dientes “ni olvido .....". En esa ofrenda. Y con un movimiento lento y detenido.

martes, 27 de junio de 2023

Entre olvidos y memorias


por Máximo Gur Méndez

Como 50 años es una fecha clave y bonita para tener en cuenta (nos gustan esos números medio redondos: la centena, la media centena, los quince) hoy es bueno rememorar qué pasaba hace 50 años. Porque en el 27 de junio de 1973 se instauró en los papeles la noche más negra que hemos tenido recuerdo (incluso los más viejos que mis hermanos trillizos y yo).
Se instauró en los papeles; porque la noche negra de desprecio a las libertades y a la vida misma ya venía haciéndose, solapadamente, calladamente, con algunos reclamos que rápidamente eran acallados. 
La disolución del Parlamento pasó ese 27 de junio. Pero ese Parlamento venía siendo desoído desde hacía tiempo. Solo que para terminar de acallar a los más díscolos lo mejor era cerrarlo y poner en su lugar a un Consejo de Estado que no tuviera dificultades en cogobernar con las Fuerzas Conjuntas (militares y policiales). 

Las libertades todas y la vida misma desde hacía años es que habían sido atropelladas. Los diarios eran cerrados por decreto, alcanzaba que no tuvieras cédula encima o, a pesar de ella, que tuvieras cara de izquierdoso o un disco de música de Daniel Viglietti encima para que te comieras un buen garrón. También era suficiente que estuvieras en una seccional del Partido Comunista para que luego de rodearla y cagarte a tiros te sacaran de a uno y afuera los fusilaran a todos. 
Ya antes de 1973 muchos presos en averiguaciones habían sido asesinados en tortura. Ya entraban los jupos a mi liceo a los tiros mientras casualmente no pasaba ningún patrullero por la zona.
Todo esto antes del 27 de junio.
Ese 27 de junio se dijo ¡Piedra libre!; ya no hay que tener reparos.
Las hordas se coordinaban más fácil, incluso entre los países del cono sur que iban uno tras otros cayendo en esta desgracia. Los desaparecidos (que ya existían) empezaron a contarse por decenas; los centros de detención y tortura clandestinos crecían como hongos; los trabajadores podían ser despedidos sin ninguna consideración (decreto de la dictadura) y los sindicatos, gremios, partidos y asociaciones estudiantiles estaban todas prohibidas. Mientras tanto Martín Recaredo Etchegoyen (prohombre del Partido Pálido, el de nuestro princeso) era el presidente del Consejo de Estado y Juan María Bordaberry (otro prohombre del Partido Bermellón y padre del ex senador Bordaybarre) se mantenía como presidente del país.
Años y dolor y cárcel y exilio y sangre, mucha sangre, hubo que pagar para volver lentamente hasta donde hoy estamos.
Lentamente y con vigilancia militar hasta hace muy poco; los documentos que salieron a la luz pública general recientemente muestran que hasta 2004 engrosaban las fichas de cada uno de nosotros con datos personales con hechos tan ilegales como participar en las listas del cogobierno universitario o de los gremios.
Muchos que vivieron esos tiempos siguen mirando para el otro costado. Les sirvió y les servirá. Prefieren mentir y olvidar.
Otros no pueden siquiera imaginarse lo que esto fue. Y a veces creen que no les podrá pasar.
Por último también estamos los que no nos queremos olvidar.
Porque no queremos que nuestros hijos y nietos sufran en su carne esa inhumanidad.
Por eso ¡NUNCA MÁS!


Comentarios


Excelente trillizo Suscribo todo Hay que escuchar lo que dijo el sinvergüenza del presidente del honorable, iIturralde , cuando le daba entrada al siniestro Mr Burns en la cueva de Alí Babá: nosotros no tenemos ni tuvimos nada que ver con la dictadura…. Esa no la tapan ni con una pintada de Papasso..(!) 
Flaco

Triste y dura época Máximo, y creo que quedaste corto en comentarios. Los recientes hallazgos nos dicen ,que aunque en democracia estemos, ellos aún tienen poder y se siguen moviendo en las sombras, agazapados. Es nuestra obligación seguir transmitiendo memoria para que nunca se olvide
Carmiña