La muerte de un torturador

Monumento a los torturados
Plaza de la bandera
Uruguay

por Máximo Gur Méndez

"Un torturador no se redime suicidándose; pero algo es algo" dijo Mario Benedetti cuando aún corrían los fríos en las espaldas de tantos.

Ayer se murió uno de los ejemplos más acabados de la maldad y de la miseria humana. Ayer murió un torturador, un violador, un apropiador de niños. Hasta un ladrón y estafador.

Ayer murió el Nino Gavazzo, el tipo que tuvo el tristísimo privilegio de ser el condenado por más homicidios en nuestro país en toda la historia. Y eso hablando solo de las muertes comprobadas y a las que nuestra lentísima justicia (con jota minúscula) pudo llegar pues continúan (y continuarán) la cadena de juicios a estos individuos.

El Nino Gavazzo estuvo en casi todas las violaciones a los Derechos Humanos en nuestro país: donde había tortura, donde habían desapariciones (acá o en Argentina, por ejemplo) allí estaba ese verdadero malla de oro de la represión. Y como tal sabía y conocía datos y detalles de todo ello, cosa que su cobardía hizo callar hasta el final de sus días.

No voy a mentirles justo ahora: no me alegra la muerte de la gente, ni siquiera de ésta, que se ha convertido en escoria de nuestra sociedad. No me alegra. Pero tampoco me mueve a la pena. Hoy estoy triste porque al morir Gavazzo me vienen a la mente los miles y miles de detenidos que pasaban por la tortura, la vejación, la muerte en muchos casos, la prisión como manera de continuar el terror. Y uno, cualquiera de ellos, era mucho pero mucho mejor persona que Gavazzo.

Hoy querría levantar mi voz otra vez en el recuerdo de los oprimidos. 

No me van a encontrar dando vuelta la página de la Historia sin haber condenado una y otra vez al Nino.

No se puede estar a favor del bien y permitir el mal.

Comentarios

Espectacular!
Y el inefable Peñarol espera al mes de su muerte para echarlo del padrón de socios. No les molestaba!!!

Tano de la Mondiola

Ejerció la tortura hasta su último aliento, negándose a brindar información que podía llevar paz y alivio a muchas familias. Nunca se arrepintió. La peor escoria humana que haya nacido en este paisito.

Língula

Un orgullo tener un sobrino como tú qué sabe decir lo que es muy difícil decir cuando nos inmunda la indignación, pero más difícil aún es expresar, cómo tú lo haces que no es la alegría por se muerte, que bien merecida la tenía, sino la evocación de tantos y tantas que sufrieron tortura, muerte, violaciones y vejaciones, cuya lista es interminable, y todo sin culpa, sin dolor, sin arrepentimiento. No es inhumano es ahumano. Gracias por poder decir lo que muchos sentimos

Papaniel