por Máximo Gur Méndez
Este año fue cargado. Hasta incluso después de las elecciones con los dichos frenéticos de hijoputez de la Chotolansky (¡¡¡y gracias que fue después!!!).
Pero hoy estamos para distender nuestro intelecto, para saborear un poco nuestras falsas tradiciones y poder reírnos de nosotros mismos.
Esto lo escribí hace unos años ya, cuando aún trabajaba y, como tantos otros (bomberos o mozos, choferes de ómnibus o enfermeras), las Fiestas eran algo un poco ajenas.
Aquí va:
No debe de haber ni una sola persona que al preguntarle "Che, ¿qué vas a hacer estas Fiestas?" no nos salga con una larga perorata donde abunden los "A mi las Fiestas no me importan"; "Todos los días son iguales"; "Mirá, no sé; todavía no arreglamos con el resto qué es lo que vamos a hacer (probablemente dicho un 23 de diciembre)".
Sin embargo, a pesar de todo, las Fiestas nos importan. Y se los digo con conocimiento de causa ya que desde 1986 vengo trabajando uno, dos, tres o los cuatro días de festejo. Y año tras año me miento un poco y me digo "Este año me tocaron estas dos; ¡'ta! ¡Mala suerte! ¡No pasa nada! Es un día como cualquier otro".
Con el sentido que quieran darle es un día donde nos juntamos casi todos.
Casi todos.
Porque en el ánimo de juntarse con las familias, todos tenemos al menos una y en una pareja hay al menos dos. Y no se puede cumplir con todas.
Ahí ya empiezan los líos.
Y los hinchapelotas que a ultranza nos quieren convencer que a ellos nada les importa y que prefieren quedarse solos y que hay que convencerlos de que vengan y que no voy nada ... ¡y después aparecen y son los que tiran más cuetes!
Y además la comida. Antes era más fácil. Se hacía un asadito, se ponían unas cervezas a enfriar en una bañera vieja con una barra de hielo picada y chau.
Hoy no. Ya no todos comen asado (porque son veganos o porque "tienen colesterol"). Los que manejan no pueden tomar cerveza porque hasta las que dicen sin alcohol tienen alcohol y los inspectores de tránsito te vacunan. Así que hay que poner unos refrescos. ¡Pero que hayan varios que sean Light!
Y la hora a la que van llegando. Es que en Uruguay vos decís una hora ¡¡y hay una tolerancia de más - menos 120 minutos!! Y es probable que ya estén sirviendo el helado cuando los más boludos están llegando ¡porque pasaron a saludar a otros parientes!
Ni hablar de los regalos. Hoy Navidad es igual a arbolito y arbolito es igual a regalos. Cuando era chico Navidad era comilona y nada más. Muy timidamente se ponía alguna minucia en el árbol; y no todos. Los regalos eran para los Reyes Magos el 6 de enero. Y solo para los chiquilines.
Hoy se regala a todo el mundo el 25 de diciembre.
A todos.
Eso hace que dos por tres te olvides de alguien. Y para peor ese alguien te da flor de regalo a vos. Y los regalos que le das a fulanito, para la casa ... y te enterás que acaba de separarse de su esposo/a.
¡Y los cuetes! La guita que se gasta en esas pompas de colores ígneas. Que despiertan al bebé y se la pasa llorando desde las doce menos diez a la una y cuarto. Y los perros de la casa se ponen frenéticos (casi todos tenemos uno o más perros en la casa) y ladran todo el rato a pesar de que les dimos pastillas tranquilizantes calculando el doble de su peso.
Por eso, estimado/a lector/a: ¡¡Qué lindas son las Fiestas!! ... sobre todo cuando estoy de guardia.
Esto lo escribí hace unos años ya, cuando aún trabajaba y, como tantos otros (bomberos o mozos, choferes de ómnibus o enfermeras), las Fiestas eran algo un poco ajenas.
Aquí va:
No debe de haber ni una sola persona que al preguntarle "Che, ¿qué vas a hacer estas Fiestas?" no nos salga con una larga perorata donde abunden los "A mi las Fiestas no me importan"; "Todos los días son iguales"; "Mirá, no sé; todavía no arreglamos con el resto qué es lo que vamos a hacer (probablemente dicho un 23 de diciembre)".
Sin embargo, a pesar de todo, las Fiestas nos importan. Y se los digo con conocimiento de causa ya que desde 1986 vengo trabajando uno, dos, tres o los cuatro días de festejo. Y año tras año me miento un poco y me digo "Este año me tocaron estas dos; ¡'ta! ¡Mala suerte! ¡No pasa nada! Es un día como cualquier otro".
Con el sentido que quieran darle es un día donde nos juntamos casi todos.
Casi todos.
Porque en el ánimo de juntarse con las familias, todos tenemos al menos una y en una pareja hay al menos dos. Y no se puede cumplir con todas.
Ahí ya empiezan los líos.
Y los hinchapelotas que a ultranza nos quieren convencer que a ellos nada les importa y que prefieren quedarse solos y que hay que convencerlos de que vengan y que no voy nada ... ¡y después aparecen y son los que tiran más cuetes!
Y además la comida. Antes era más fácil. Se hacía un asadito, se ponían unas cervezas a enfriar en una bañera vieja con una barra de hielo picada y chau.
Hoy no. Ya no todos comen asado (porque son veganos o porque "tienen colesterol"). Los que manejan no pueden tomar cerveza porque hasta las que dicen sin alcohol tienen alcohol y los inspectores de tránsito te vacunan. Así que hay que poner unos refrescos. ¡Pero que hayan varios que sean Light!
Y la hora a la que van llegando. Es que en Uruguay vos decís una hora ¡¡y hay una tolerancia de más - menos 120 minutos!! Y es probable que ya estén sirviendo el helado cuando los más boludos están llegando ¡porque pasaron a saludar a otros parientes!
Ni hablar de los regalos. Hoy Navidad es igual a arbolito y arbolito es igual a regalos. Cuando era chico Navidad era comilona y nada más. Muy timidamente se ponía alguna minucia en el árbol; y no todos. Los regalos eran para los Reyes Magos el 6 de enero. Y solo para los chiquilines.
Hoy se regala a todo el mundo el 25 de diciembre.
A todos.
Eso hace que dos por tres te olvides de alguien. Y para peor ese alguien te da flor de regalo a vos. Y los regalos que le das a fulanito, para la casa ... y te enterás que acaba de separarse de su esposo/a.
¡Y los cuetes! La guita que se gasta en esas pompas de colores ígneas. Que despiertan al bebé y se la pasa llorando desde las doce menos diez a la una y cuarto. Y los perros de la casa se ponen frenéticos (casi todos tenemos uno o más perros en la casa) y ladran todo el rato a pesar de que les dimos pastillas tranquilizantes calculando el doble de su peso.
Por eso, estimado/a lector/a: ¡¡Qué lindas son las Fiestas!! ... sobre todo cuando estoy de guardia.
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Enviado, hace un tiempo, por Javier desde Costa Rica |
Comentarios
Felices fiestas comunidad galanguera! Tiempos de esperanza…nuevos aires!
Salú!
Salú!

Latíacarol

Felices fiestas comunidad galanguera! Tiempos de esperanza…nuevos aires!
ResponderEliminarSalú!💪 Latíacarol💜