In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Gulliver


por Yamandú Cuevas

A lo lejos se ve venir un barco. O irse. Vaya uno a saber. Lo más probable es que esté quieto, como todos los demás. Anclado. Cada noche que veo esa hilera de barcos en el horizonte me pregunto qué esperarán. Como no sé nada de barcos, ni de puertos, muchas veces termino imaginando que son las cuentas de un collar que se ha puesto la noche. Es medio un delirio, obvio, pero no sé, me gusta esa imagen. Tel vez porque me recuerda al collar de perlas falsas que mi vieja se ponía para ir al cine o al teatro. Ella se lo ponía como acto final de la fajina de maquillaje frente al espejo de vaivén. Me fascinaba verla empolvarse la cara, contener la respiración para embadurnarse las pestañas, la mueca que hacía para emparejarse la pintura de labios y ver la lluvia que generaba el atomizador del perfume.

En cambio, no me gustaba tanto que se fuera porque eso quería decir siempre una misma cosa, que me tenía que quedar con mi abuela Berta a jugar interminables partidas de escoba del quince y aburrirme como un hongo. Sin embargo aquella vez, por alguna razón que desconocía fue distinto.

-Te va a venir a cuidar Estelita -me dijo- te va a encantar. 
-Qué Estelita?, pregunté en tono de protesta.
-Dale, no seas tímido -insistió- Estelita es un amor. Portate bien con ella y hacele caso en todo lo que te diga, ¿sí? Y ya despidiéndose me zampó un beso recontra perfumado en la frente.

Estelita no sabía jugar a la escoba del quince, ni al culo sucio, ni siquiera al roba-montón, por suerte, pero leía Los viajes de Gulliver con una entonación como nunca nadie lo había hecho antes. Mientras ella leía yo miraba como se movía su boca, cómo se le llenaban los labios de pequeñas gotitas y la danza que hacía la punta de su lengua cuando pronunciaba las eses. Y cómo todo ese movimiento se expandía haciendo vibrar su cuello largo y blanco, blanquísimo. Y como ese cuello se esfumaba blusa abajo. Botón desprendido abajo.

No recuerdo que los viajes de Gulliver me hubieran generado tanto calor en la cara otras veces. Que me hiciera ver tiburones bajo un agua transparente llena de ramitos de flores estampadas, pulpos con puntillas, medusas que bucean por entre esas dos montañas pálidas y turgentes que parecen subir y bajar, subir y bajar, subir y bajar, casi con el mismo ritmo con el que me siento respirar ahora.


Comentarios


Yama! La verdad: una belleza!
MGM

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Una pluma muy sensible, me gusta
Ana María Etchessarry

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Hermoso ! 
Gabriela ,Playa Verde

3 comentarios: