Estas reflexiones las vengo arrastrando desde hace tiempo.
Es que me resultaba extremadamente chocante ver a un grupo de muchachos y muchachas compartiendo una mesa de un bar ... y nada más. Porque no comparten nada más; todos están enfrascados en su teléfono celular mandando o recibiendo mensajecitos, sin darle bola ninguna al que tenían enfrente.
Los teléfonos se hicieron inteligentes o smart phones. Los Hombres (en genérico) nos hicimos idiotas; apareció el Homo Stultus, sub especie Informaticae. Porque Homo Stultus venimos siendo desde hace mucho más tiempo que hayamos demostrado nuestra estulticia con un teléfono.
Cuando era apenas un botija lo que más le pedíamos a los Reyes Magos era una pelota de fútbol de cuero (las de lengüeta y piripicho; los nacidos antes del 70 saben de qué estoy hablando, los nacidos después que pregunten, que preguntar no es malo sino todo lo contrario). Hoy cualquier botija anhela (y tiene) un smart phone más nuevo y más complicado. Después de estar dos personas reunidas durante cualquier lapso (pueden ser adultos compañeros de trabajo o chiquilines compañeros de clase), se separan, llegan a sus casas y siguen mandándose mensajes sin parar; y fotos en Guá-Sá, y pensamientos y más fotos y la ubicación territorial en el Jetalibro. Y así sin parar.
Me causaba horror cuando, visitando un museo de esos que te dejan la boca abierta como el Louvre o el Museo Nacional de Arte de Catalunya, los Homo Stultus se sacan fotos (obviamente la mayor parte selfies) delante de la obra, tapando buena parte de la escultura o del cuadro, ¡¡porque creen que lo importante es tener una foto de si mismos allí!!.
Aproveché que Papaniel, lector de verdad de La Galanga, me mandó esta enorme cantidad de chistes gráficos para escribir estas zoncerías. Disfruten los dibujos, que son galanga ajena.
Comentarios
excelente artículos y los dibujos increíbles!! gracias
Anónimo
excelente artículos y los dibujos increíbles!! gracias
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