A veces es nauseabundo tener que hurgar en declaraciones de políticos.
Muchas veces lo tomamos con ironía porque la mismísima senadora Graciela Blanqui tiene la facultad de decir barbaridades tan grandes que solo la sátira nos permite conservar la cordura. Que la senadora que es la tercera en línea (si el presidente y la vice se toman licencia - por viaje o por enfermedad, es lo mismo - la susodicha queda de presidente!!) se descuelgue con afirmaciones de que la Justicia está infiltrada por bolcheviques o que la UdelaR es una usina de adoctrinamiento solo mueve a la risa. Sus declaraciones tienen tantas pruebas o fundamentos como las hechas a periodistas argentinos diciendo que la CIA le había dado datos sobre la muerte de Nissman y que ella había tenido 500.000 votos. Si ve que un grupo de jóvenes estudiantes fondoangostistas (Gurises de MPP) se ponen gratuitamente a dar clases de ayuda al resto de los estudiantes para preparar exámenes y cursos, no le voy a pedir que los aplauda; pero que los critique y busque si eso no es una afrenta a la laicidad hace que solo la ironía pueda tapar el hijoputismo.
Pero las declaraciones del diputado Eduardo Oscuridat, miembro aún de Colector Abierto, nos llevan a otro destino. El desmelenado parlamentario dijo (defendiendo a un amigo suyo que Colector Abierto quería sancionar por haber sido procesado por violencia de género) "Y a vos te quieren sacar por pegarle una piña a una mina y la mitad de Colector Abierto son torturadores!" (Sic)
Lamentablemente nos dice cosas que ya sabemos: nos recuerda que los torturadores existieron y existen, nos dice dónde están, nos confirma que habiendo solo una veintena en cana (y otros poquitos muertos) hay otra enorme cantidad que aún no han podido siquiera ser denunciados. Que están por allí, a la vuelta de la esquina, haciendo cola en el Super, quejándose del calor o de los paros en la enseñanza.
Mucho tiempo nos costó hacer ver a la mayoría de la gente que la tortura existió y era la norma cuando uno era detenido; que muchas veces la tortura llevaba a la muerte y a la desaparición del cuerpo ocultando entonces las pruebas del homicidio; que los torturadores se lo tomaron como que era su trabajo, que ellos eran funcionarios que eso tenían que hacer, que no son monstruos de dos cabezas sino el ahora viejito esperando para cruzar en el semáforo.
Están allí, sin arrepentirse, sin aportar datos fundamentales para terminar con el calvario de tantos, sin pedir perdón pero pidiendo que demos vuelta la hoja del presente para finalmente quedar fuera de toda discusión.
Y mientras tanto el Líder Mundial, nuestro presidente Lavenida Junior utiliza estas charamuscas para volver a aumentar los salarios por debajo de la inflación.
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