Estimado Serior Diretor.
Ayer me fui a la playa con la Teresa y la Lola, y mientras yo me bañaba pasaban cosas tremendas acá. Perece que en un rato se esfumaron miles de vacas y nadie dijo ni mú, que no por viejo y usado el chiste es menos oportuno. Así se esfumaron, en un tris, en menos de lo que canta un gallo negro, en un abrir y cerrar de ojos rojos. Ha de haber sido un Ovni con acopláu, lo menos. Perdón: quise decir un Ocni. O el Vaquista de Hamelín, o Alí Babá y la 40 con drones. Presionante. Parece que los chorros andaban con guantes blancos para no dejar huellas en las ubres de las pobres rumiantes y que se llevaron la plata, como Tres Santos, nuestra medallista Olímpica y Ámsterdam tengo.
Que se le va a hacer. El mundo fue y será una porquería dijo Enrique Santos y todavía le asiste razón, porque mire que hay cosas, eh? No me va a decir que no, porque no. Si hasta el tan almirado Emiliano Comelo tuvo que dejar de hacerse el ditraído y cambiar su perspectiva. ¿Usté lo vió al pariente de Juan Ramón mirando pal piso en la conferencia de prensa? Yo no pongo mis ahorros en manos de esos bandidos ni loco que estuviera, primero porque no tengo ahorros y segundo porque si los tuviera, ya me los habría gastado como me los gasté. Que la vida hay que vivirla al final, ¿no le parece? Si no, qué…
Y perdone que me embalé y no le dije de mi mayor consideración y todas esas boludece que se me obliga a decir al principio de cada carta, pero por las duda se lo digo igual no vaya a ser que después no me pague los honorables honorarios honoris causa.
Y sin otro particular me despido atentamente, no sin antes desearle a usté, su seriora esposa, a su nuevo perrito y a la madre que lo parió, el más próspero carnaval, felices pascuas, y que se le cumplan todos mis deseos.
Verdecito.
Su amable y acalorada misiva me ha hecho reflexionar largamente y he llegado a la conclusión de que efectivamente hay sucesos que no tienen explicación racional.
Para empezar: desaparecen sin haber aparecido nunca unos 100.000 novillos gordos. Y eso que el abigeato había descendido tanto en estos cinco mejores años que lo mostraban como la medallita principal de la actividad policial. Claro que el abigeato descendido en cifras históricas era el que te carneaban una oveja y te dejaban el cuero en el alambrado. Este otro, el abigeato digital y cibernético, parece que no, que aún sigue tan campante.
Para empezar: desaparecen sin haber aparecido nunca unos 100.000 novillos gordos. Y eso que el abigeato había descendido tanto en estos cinco mejores años que lo mostraban como la medallita principal de la actividad policial. Claro que el abigeato descendido en cifras históricas era el que te carneaban una oveja y te dejaban el cuero en el alambrado. Este otro, el abigeato digital y cibernético, parece que no, que aún sigue tan campante.
Pero las desapariciones no son lo más llamativo: quizás debamos hablar (o escribir) sobre apariciones. Porque uno de los abogados mostró contratos de inversión firmados por el mismísimo Vasso y el mismísimo Churrasco ... tres semanas después de que se murió Vasso.
¿Será que quieren hacer otra serie en Néfli además de la de Haztelsano?
El autodenominado Director
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