In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

jueves, 27 de julio de 2017

De Tano a Tano

Por Tano de la Mondiola


"El Zurdo", "Carusito" o "El Petiso", Alberto Mastra (su nombre verdadero era Alberto Mastrascusa, 1909-1976) fue uno de los grandes músicos, guitarristas y autores uruguayos.

Horacio Ferrer lo define asi:

"Músico. Guitarrista. Autor. Bohemio y poeta en cuya guitarra y en cuya voz encontraron prolongación fiel los cantores del Montevideo popular del pasado. Guitarrista zurdo que no cambió la disposición del encordado y logró así extraer de su instrumento sonoridades vedadas a los ejecutantes de academia; peregrino y pintor de miniaturas plasmó en su canto y en sus bordoneos una obra de compositor y de letrista que recogió con exquisita y sensitiva hondura las figuras y los paisajes del ayer. 

Así sus milongas Miriñaque, El Criollito Oriental, Maldonado, Con permiso, Así fui yo, Zanjones, en las que perduran algunas de las características de ritmo y de sabor propias de las milongas del bajo. 

Nació en Montevideo, el 9 de noviembre de 1909 en la vecindad de la esquina de Gaboto y Paysandú atrás del molino Mané que evoca él en su milonga, Así fui yo, y en su poema Harina Amarga.

Se inició en lo suyo, alternando con los payadores y los cantores Pepo, Juan y Pedro Medina, Aníbal Melgarejo, Narciso Mederos. Formó luego su trío que actuó en Montevideo y en Buenos Aires junto con su esposa Josefina Barroso. Grabó diez piezas de su repertorio en un disco de larga duración editado por el sello Sondor. Como figura de tango dentro de una personalidad muy original que recuerda sin embargo, en algunas de sus facetas la frescura trovadoresca de un Villoldo y la hondura de pensamiento de un Discépolo, se ofreció en páginas como Un tango para Estercita, Aguántate Casimiro y Mi viejo el remendón, llevadas al disco las tres por Aníbal Troilo su más asiduo y representativo intérprete."
Precisamente, les interpretamos Así fui yo.



Tiempos de mi juventud,
para ver a mi consorte
me tomaba el tren del norte,
en Gaboto y Paysandú.
De bastón y de galera,
de polaina y de yuguillo,
los taitas del conventillo,
me llamaban Barba Azul.

¡Así fui yo!
Para vivir.
¡Así fui yo!
Para el querer.
¡Así fui yo!
Siempre feliz,
cuando tuve y he dejado de tener.
¡Así fui yo!
Para vivir.
Como un hombre, cuando el hombre
sabe ser.

Nunca me gustó apretar
el resorte de un gatillo,
ni jamás usé cuchillo
para hacerme respetar.
Y las veces que he tenido
que enfrentarme con un taita
no fue por ninguna paica
sino por mi dignidad.



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