El paciente entra a la consulta y siente la fresca brisa del aire acondicionado. Afuera hace calor y está húmedo, por lo que entrar al consultorio es como un bálsamo para el cuerpo.
Froi está concentrado en las figuras de la consulta anterior (bueno, más bien del capítulo anterior, porque verdaderamente no fue una consulta. Sin embargo miremos las cosas positivas de todo: el paciente de hoy tiene una sensación corporal placentera gracias al no paciente del capítulo anterior. Así es la vida: una de cal y una de arena. Hablando de arena, ¿en que está la investigación de los gastos del Antel Arena? ¿Un problema no? Tiraron un presupuesto de 70 lucas verdes y termino saliendo como 90 y pico, pero mas pico de garza que de gorrión diría mi finada abuela Diver. Gran tipa. Buena gente, de aquella de antes. Mejor cierro el paréntesis porque acordarme de mi abuela me va a llevar a otros lugares que prefiero hablar con Froi y no con ustedes. Cierro el paréntesis).
El Dr. Froi toma una de las láminas con delicadeza, la otea, la levanta, la pone contra la luz de la ventana, como si fuera un interno del Hospital de Clínicas mirando una radiografía: es decir, frunce las cejas como si supiera, pero no sin entender un carajo.
Froi duda: ¿pondré primero esta imagen o la otra? ¿O tal vez aquella otra? ¿Qué interpretará el paciente cuando las vea? ¿Podré bucear en su mente viendo lo que interpreta cuando las vea?
¿Como habrá salido Peñarol? Va bala. Vamos con las imágenes.
La eminencia indica al paciente, con un gesto leve, que se siente.
Le coloca una imagen en frente.
- Mire esto con atención y dígame qué ve.
El paciente mira con atención la imagen. La mira y la mira. Quiere ser objetivo para dar la mejor información posible a su terapeuta.
- Es una Paloma, dice con seguridad.
Froi se pasa la mano por la frente y mira con atención al paciente. Toma la libreta y saca algunos apuntes rápidos.
Le pasa otra imagen y se dispone a escuchar lo que la psique del paciente tiene para decir.
Luego de mirar durante varios minutos y dar vuelta la imagen muchas veces, el paciente tiene su veredicto.
- Veo Castillos, dice seguro y decidido, tendiendo la mano para recibir la próxima imagen.
La confianza del paciente iba creciendo poco a poco y se veía en su cara, sin embargo, ¿sus interpretaciones serían las correctas? ¿Servirían para conocerse mejor?
Froi busca entre las diferentes imágenes que tiene frente a sí y selecciona la tercera.
Un trazo negro y flexuoso se distingue en esta nueva imagen.
El paciente la recibe y casi sin demora responde seguro de sí mismo.
- Anaconda.
Froi se asombra, toma la imagen y la mira. Es verdad, piensa. Pero podría haber sido otra cosa. Claro. Podría. Pero no.
Toma la última imagen y se la coloca al paciente sobre el escritorio.
El paciente la recibe, la toma, la mira, analiza, piensa.
Esboza una sonrisa.
- La pedrera, dice con aire triunfal.
Froi también sonríe y le dice aliviado:
- Lo felicito, le fue bárbaro en el test de las manchas de Rocha.
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