In Invernum qualqum soreteae fiumo expelent

DEFINICIÓN


galanga (diccionario de la real Academia Española)

3. f. Bacín plano con borde entrante y mango hueco, para usar en la cama.

martes, 25 de noviembre de 2025

Mentiras piadosas en M24


por Mínimo Gurméndez

El cierre, venta, despido, etc. de la radio que escuchaba (M24) me dejó un sabor muy amargo en mis papilas gustativas. Porque que estamos en una sociedad capitalista (¿quién lo duda o desmiente?) y que en ella las cosas se compran y se venden cuando hay dinero es muy obvio.
Las radios, los molinos o los frigoríficos se compran y se venden. Y en esas transacciones muchas veces quedan decenas, centenas o miles de personas sin trabajo. Algunas que lo precisan poco y otras que son el único sustento de toda su familia.

Eso, que es sumamente doloroso para quienes lo sufren o para quienes sin sufrirlo lo sienten como propio, pasa tanto y tan seguido que hasta nos hemos acostumbrado a verlo y decir: "Pah! ¡Qué cagada! ¡Pobre gente!"

Así que estos 40 y pico de trabajadores que han quedado en la calle son otros más de los que engrosan las relaciones tan desparejas entre los dueños de los medios de producción y los que les hacen ganar dinero a esos dueños.

Pero acá la cosa se complicó un poco más. Porque la radio en cuestión era propiedad del Movimiento de Participación Peculiar (EmPiPi) del Fondo Angosto (FA). Ese mismo que lleva varias elecciones siendo la mayoría dentro del FA y que supo y sabe hacerlo notar al resto. 
Y era dueño de la radio. Al principio la arrendaba y luego tuvo el 100% de la propiedad. Eso se sabía y se decía desde hace tiempo. Nunca vimos al EmPiPi aclarar que solo arrendaban o que tenían una pequeña cuota de la propiedad de la radio. Nunca hasta que precisamente la vendieron. Y en estos días, los que sí lo saben, salieron a aclarar que la radio era del EmPiPi. Porque nadie podía creer que si eran los dueños hubieran resuelto venderla así, en estas condiciones. Porque nadie está obligado a mantener un negocio que da pérdida (¿daba pérdidas?); pero mucho menos obligado está a venderla precisamente a su enemigo. Y menos a un enemigo cuya mayor participación es extranjera. Y mucho menos aún a dejar sin (casi casi) ningún espacio en ningún medio que tenga una clara visión alternativa a lo que son los grandes medios de desinformación masiva. Ni evaluaron lo que era despedir a toda esa gente que deberían ser tus iguales, ni evaluaron el golpe feroz a la información y opinión mediática alternativa.

Por suerte rápidamente salió nuestro viejo conocido cenador Sebastián Da Chifla a burlarse de los que quedaron en la calle. 
Entre otras cosas me sirvió para reafirmar mi idea de que la jugada de la venta de la radio fue una enorme cagada.



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