El Rober, un amigo, me contaba que pocas cosas le molestaba más que tener que ir al médico. Para empezar, decía, las secretarias o administrativas que te dan hora se creen Doctoras. ¿Porqué les tenés que contar el porqué de tu visita al médico a ellas, adelante de toda la gente?
Un día venía medio revirado y, luego de hacer un poquito de cola, le toca el turno a él en la ventanilla de despacho de consultas.
- Buenas tardes. ¿Por qué consulta?
- Porque tengo un problema en el pene - dijo él, fuerte y claro para que todos lo oyeran.
La que lo oyó perfectamente fue la secretaria que quedó roja de vergüenza y le dice en voz baja:
- Señor, no es necesario que Ud sea tan explícito. ¿Qué necesidad tiene de decir que Ud tiene un problema en su miembro adelante de todo el mundo?
- Señorita, Ud me lo preguntó.
- Pero Ud puede decirme cualquier cosa y listo. Dígame que tiene un problema en el oído y después, a solas con el Doctor, le cuenta lo que le pasa.
- Bien. Empecemos de nuevo. Buenas tardes señorita.
- Buenas tardes señor. ¿Por qué es su consulta?
- Tengo un problema en el oído.
- Ah si? ¿Y qué problema tiene?
- Me arde para mear
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