Razones de mera disponibilidad técnica cibernética unido a la acumulación de emprendimientos inconclusos en el desempeño corriente hicieron casi imposible la continuidad de la prédica y respuesta fáctica en el opúsculo que co-editamos.
Dicho en otro lenguaje: se me rompió el notebook y en el trabajo de la UdelaR estábamos a tope.
Así que recién hoy trataré de ponerme al día con todo lo que está pasando; intención tan poco factible como promesa electoral de Desastrori.
- La campaña electoral calienta a un muerto, no hay duda, pero ¿ustedes han visto alguna vez tanto codazo entre los jugadores del mismo equipo abajo de aro para retener la pelota de basquet como en el partido Pálido?
- El guapo Lalagaña no puede conformarse que un venido absolutamente de afuera como Desastrori, que hasta setiembre del año pasado ni siquiera era del partido Pálido, que nunca había votado en el paisito (casi no había vivido en él), que ni siquiera se sabe la letra del himno o las cifras de desempleo que critica, que un tipo así lo haya pasado quieto y con la fusta abajo del brazo. Y todo eso sin aumentar los votos globales de su partido sino robándolos a los otros candidatos. "¿Cómo puede ser?" pregunta al viento Lalagaña. Y bueno, ese es tu partido Pálido.
- En la competencia de jingles horribles de publicidad electoral el ganador es sin duda el de Votá a Maneco. Sin embargo hay una verdad que anda a los gritos por ahí: el tal Maneco, con tres pesos locos, hizo que su jingle esté en todos los celulares del Uruguay. ¿No es la mejor pieza publicitaria? Aprendan los de Mastercard en la galanga.
- Si bien el jingle de Pablo Pierna del partido Bermellón de Salto con Mano dura y Plomo es casi tan horrible como el de Maneco, el sentido fascista, violento, retrógrado, de su prédica nos hace clavar las vistas y la atención en eso otro. Alguien que le avise que Bobonabo está en Brasil y mal.
- El asesor de política social de Lavenida Junior, el tal Pablo Bartolo (el de la flauta con un agujero solo) solo recibió la clave de intranet del Ministerio de Desarrollo Social para hurgar en documentos de acceso restringido. "Bajen el pánico" dijo Bartolo textualmente, "no robé nada". Cierto. Es como si el mismo mal funcionario que le dio la clave le hubiera dado la llave del escritorio de la ministra y, mientras le hacía de campana, Bartolo le revisaba los cajones y la cartera. Eso si: sin robarle ni el lápiz de labios.
Lo malo de correr las noticias de atrás es que son tantas que muchas se te escapan.
Sepan perdonar.
De yapa dejo esta foto hablada que circula por las redes.
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